Son las 11:15 y Miguel Bosé saluda tras la presentación con quien esto escribe. Sonríe, se le ve contento. Todo está previsto para continuar la ronda de entrevistas que tendrá para hablar de El Hijo del Capitán Trueno, el libro en el que comparte sus memorias de la infancia, adolescencia y ese momento antes de detonar a gran escala su éxito musical.
En la entrevista con MILENIO, dice que “es un documento inédito que no se encuentra ni en la Hemeroteca”, por lo que para sus fans será la oportunidad de conocerle más y entender el por qué de muchas cosas”, y para el resto de la gente será “una novela cinematográfica excepcional”.
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Una decena de personas lo rodean, checan que no tenga brillo en la cara, que su ropa esté impecable y que el equipo con que se grabará la entrevista no tenga margen de error; mientras colocan el micrófono a la reportera; Apenas unos minutos después toma su asiento, el del lado izquierdo, en el back que se ha colocado en el salón Guadalajara del Hotel Four Seasons.
Es hora de empezar y no hay tiempo que perder, porque el reloj no se detiene y hay mucho que preguntar sobre esas 480 páginas en las que concentró alegrías, sufrimientos, tensiones, padecimientos y esos momentos que lo ligaron a Picasso, Salvador Dalí, Sophia Loren, Marcello Mastroianni y tantos personajes más, la vida misma.
¿Por qué compartes tus memorias en este momento y qué tan difícil fue elegir los pasajes que compartes en esos 20 capítulos?
"El libro surge porque me llama; al principio, cuando me senté con la clara intención de empezarlo, no fluía nada, tuve que esperar tiempo más tarde. Y a partir de ese momento, fue en 2018, 2019, las cosas empezaron a salir… Hasta tener 800 y pico páginas, pero se ha quedado en 400, casi 500. Las cosas te buscan, las canciones que he hecho me han buscado, no las he buscado yo. Han venido al encuentro cuando ellas pensaron que estaban listas. Con el libro pasó lo mismo".
En el libro nos llevas por tu infancia, tu adolescencia y en el capítulo de Pablo Picasso comparte que él te decía que en un cuaderno escribieras lo que te pasaba, todos los días, y cada verano lo llevabas a su casa para compartirlo. ¿Conservas esos cuadernos, te has apoyado en ellos para escribir estas memorias?
"Sí, los tengo, y sí me han servido mucho, mucho. También conservo el cuaderno y diario de África, aunque ahí no contaba nada de lo que estaba sucediendo ese día, era un diario en el que escribía los viajes, la crónica, pero no de la situación fea que se estaba dando (hace referencia al paludismo que padeció cuando su padre lo llevo de Safari). Tengo todos esos libros, como también los de poesía que escribía con 6 y 8 años".
¿Sigues escribiendo esos libros?
"Pues ahí está (señala su libro y sonríe). Escribo todos los días; hay dos cosas que desde que tengo más o menos siete años soy constante y leal, que es a respirar y escribir. Respiro y escribo todos los días".
En tu libro hay personajes que se aprecia que son muy entrañables para ti: Remi, tu nana, y Picasso.
"A Pablo Picasso le dedicó un capítulo solo para él y ahí se cuenta casi toda la historia. A Remi también y luego ella está vertebrando todo el relato, porque era la única que tenía cabeza en la familia, porque mis padres eran dos Dioses caprichosos, excéntricos y enloquecidos. Pero la Tata Remi estuvo siempre vertebrando las vías de todo, fue la que nos ha dado los valores, los principios, la educación; esa campesina de Castilla, recta, honesta, coherente y que no se casaba con nadie. Siempre defendió lo que llamaba sus tres hijones, o sea Miguel, Lucía y Paola, los tres hijos del matrimonio Luis miguel Dominguín y Lucía Bosé".
"Y también está Tamames, el Doctor, que es importantísimo en la vida, y en aquellos años, crucial. Hay personajes que no son, no fueron mediáticos o tan famosos: el campo, la casa, el servicio de casa que también son recordados de forma súper entrañable".
Uno de los pasajes que compartes es la experiencia en el Safari: comentas que te fuiste de treinta y muchos y regresas de 15 kilos.
"¿Viste algunas vez las fotografías de los niños Etíopes, los que tienen el hueso (señala la piel y el hueso de su brazo)? Era muy impresionante, mi padre estaba ahí y no se daba cuenta. A partir de ese viaje creo que tiro la toalla y dije: ‘Hasta aquí’".
¿Siempre lo estabas tratando de complacer?
"Sí, qué hijo o hija no quiere complacer a su papá y su mamá, pero yo no nací con los requisitos para dignificar el clan de los Dominguín, y mucho menos su cabeza, su patriarca, que era mi padre, quien no era el heredero esperado. Era demasiado sensible, fantasioso, no era rudo, le gustaba más la lectura que el futbol, jugaba al frontón y nadaba, pero no era en rudo suficiente, no tenía la testosterona deseada (risas)".
¿Pero a veces era cruel contigo?
"Bueno, era Luis Miguel Dominguín, era un Dios, buscaba un heredero y quería que ese heredero, cazase, fuese rudo, brusco, mujeriego ya desde la niñez, y no se dio; entonces hay que entender también lo que era la España de entonces, y lo que era un personaje como mi padre en esa época. Sin embargo, pasados los años. .. A ver, en la vida uno encuentra el sentido de las cosas que pasan cuando ya han pasado, después de mucho tiempo. Qué pena que no se sepa enseguida. Lo mejor es aliarse al tiempo, el tiempo todo lo cura, todo encaja, todo lo descarta. Entonces, con el tiempo mi padre se dio cuenta que se había equivocado y ahí empezó la gran amistad; fuimos tremendamente amigos, cómplices, y de todas las historias que cuento, nos reímos los dos, el torturador y el torturado (risas)".
¿El número 5 sigue siendo el de tu suerte? (En su libro cuenta como ese número le hizo ganar una fortuna en un casino).
"Pues no he vuelto a provocarlo. Sabes que jamás he vuelto a un casino, pero creo que eso fue suerte de principiante, pero fue fragante; y además la persona que me dio esa ficha Adnan Khashoggi, tal y como nos lo dijo Ljuba: ‘Ese nombre lo oirás mucho con el tiempo mucho, porque es uno de los más grandes traficantes de armas que ha habido en la historia’, y él me dio esa parte de la fortuna. Todo lo que sucede parece de surrealista o de realismos mágico. Esos personajes que llegan a tu vida son desproporcionados, no encajan en la historia, porque de alguna manera no tienen su lugar, pero hay entre ellos algo que les liga, la magia. Esas cosas suceden en la vida porque hay magia".
¿Qué esperas de tus fans al compartir estas vivencias?
"Para los fans y las fans va a ser un documento definitivo, porque aquellas cosas que no se podían explicar ahora tienen una raíz y un momento claro. Sabrán por qué es como es Miguel Bosé y no solamente Miguel, sino cualquier persona, porque eres la suma de los acontecimientos desde el día que naces, hasta que mueres. Todo lo que hay aquí (en el libro) es inédito, ni en la hemeroteca lo encuentras".
"Entonces, es conocer mucho más al Miguel Bose que ellos siguen en la música, se van a dar cuenta de muchas letras, se van explicar muchas cosas que quedaban pendientes. Para los demás es una novela cinematográfica de una vida excepcional contada por un niño, un adolescente, con personajes que hicieron y deshicieron en la cultura, el arte, en todos los ámbitos del siglo XX; y que fue vivida por Miguelito, Miguelon, Miguelino, Miguel".
"Y si nadie conoce al personaje, la historia que se cuenta es fascinante con personajes (Picasso, Dalí Luchino Visconti, Sofia Loren, Amanda Lear, Marcelo Mastroianni) y lugares comunes que la mayoría de la gente conoce".
Al final dices en una frase que la vida es lo que uno recuerda y no lo que realmente fue.
"Sí, las vidas al final no son las que hemos vivido, sino las que recordamos, tampoco hay rastros de más (risas)".
¿Cuál es el sentimiento, ahora que has compartido tus memorias?
"La sensación que tengo al final, cuando terminé el libro y lo entregué, es apaciguador, pacificador, estoy en paz, tranquilo con estas cosas que he contado, porque las recuerdo de forma limpia, pura; incluso las más feas, las más terribles, las más desagradables. No hay rencor".
yhc