Silvia Pinal se despide como la última gran diva de la Época de Oro del Cine Mexicano que trabajó de la mano de grandes íconos como Pedro Infante, Joaquín Pardavé, Antonio Aguilar y Germán Valdés Tin Tan.
Sus obras más destacadas en la Época de Oro del Cine Mexicano fueron las cintas Viridiana, ganadora de la Palma de Oro en Cannes, y El ángel exterminador, del director español Luis Buñuel.
En MILENIO te contamos quién fue la actriz, en dónde nació, cómo fueron sus primeros años de vida y su larga trayectoria en el cine y la televisión en México.
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¿Quién fue Silvia Pinal?
Silvia Pinal Hidalgo, mejor conocida como Silvia Pinal, fue una actriz y política mexicana que nació en Guaymas, Sonora, el 12 de septiembre de 1931. La artista nació y creció en una familia encabezada por una mujer: su abuela Jovita.
Cuando Pinal tenía cinco años, su madre María Luisa Hidalgo Aguilar se casó con Luis Pinal Blanco, un periodista, militar y político, quien reconoció a Silvia como su hija y le dio su apellido.
Las oportunidades laborales que le ofrecieron a Luis Pinal ocasionaron que Silvia viviera en diferentes partes del país como Puebla, Monterrey, Acapulco, Chilpancingo y Cuernavaca.
Antes de convertirse en actriz, Silvia Pinal estudió en el Colegio Pestalozzi, de Cuernavaca; y en el Instituto Washington, en la Ciudad de México. En varias entrevistas, la actriz reconoció que no fue una buena estudiante, ya que desde muy pequeña soñaba con ser artista.
Desde muy joven recitaba versos, bailaba y cantaba en los escenarios escolares. Sin embargo, su padre, Luis Pinal, la condicionó a estudiar un oficio, así que aprendió mecanografía, una carrera técnica que le ayudó a conseguir trabajo como secretaria en Kodak, cuando tenía 14 años.
Silvia Pinal conoció a su verdadero padre biológico, Moisés Pasquel, cuando tenía entre nueve y diez años. Moisés era un hombre importante en la estación XEW, siendo la persona que la introdujo al medio artístico.
Sin embargo, la relación de Silvia Pinal con su padre biológico no duró mucho, debido a que le prohibieron que dijera que era su hija en la estación de radio. Por lo anterior, terminó cualquier contacto con él. Varias décadas después, la actriz relató en su libro que Moisés tuvo otra hija que “quizá también negó”.
Durante su juventud, Silvia Pinal participó en un certamen de belleza, obteniendo el segundo lugar y el título de “Princesa Estudiantil de México”, ahí conoció a Rubén Rojo y Manolo Fábregas, siendo dos personas decisivas en su carrera como actriz.
Una tía de Silvia Pinal le consiguió trabajo en los laboratorios Carlos Stein, y combinó su ocupación con la escuela de ópera en la Academia del maestro Reyes Retana. Su preparación la ayudó a entrar al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA).
Ahí conoció a importantes maestros como Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo. Participó en la obra Sueño de una noche de verano como extra, siendo de los pocos estudiantes de primer grado que obtuvieron un papel en la obra.
Posteriormente, Silvia Pinal audicionó para la compañía de teatro de Rafael Banquells, con quien se casaría por primera vez y le dio su primer papel en teatro. Luego obtuvo su primer protagónico en la obra Nuestra Natacha, gracias a su amistad con Rubén Rojo y Manolo Fábregas.
Su debut en el cine
Su primera oportunidad en el cine mexicano fue en 1948 en la cinta Bamba, dirigida por Miguel Contrera Torres. La actriz fue invitada a trabajar en la producción después de que el director la viera actuar en teatro.
En 1949, obtuvo un papel en la cinta El pecado de Laura, donde trabajó junto a su esposo Rafael Banquells; luego obtuvo un papel en la película Escuela para casadas y finalmente, participó en la cinta La mujer que yo perdí.
El primer reconocimiento de la actriz fue un premio Ariel por su actuación en la cinta Un rincón cerca del cielo, dirigida por Rogelio A. González, trabajando junto a Pedro Infante. Fue musa de varios artistas como Diego Rivera y del reconocido cineasta Luis Buñuel, este último dirigió la gran obra de la diva mexicana: Viridiana.
Desde su proyección en Cannes, la historia de esta novicia interpretada por Silvia se convirtió en objeto de censura por parte del gobierno español, incluso se prohibió en Italia, tras la publicación de un artículo en el Vaticano que la consideró blasfema por aludir a la última cena en la que Jesús se reúne con los apóstoles. La cinta no se pudo exhibir en España hasta varios años después; “cuando Franco murió, Viridiana vivió”, dijo en su momento Pinal.
A Viridiana le siguieron dos películas más con Buñuel: El ángel exterminador, donde compartió créditos con Enrique Rambal y Jacqueline Andere; y Simón del desierto, la primera parte de una película de tres historias que serían dirigidas por distintos cineastas, Buñuel filmó el inicio, pero el proyecto se frenó cuando otros directores como Federico Fellini y Jules Dassin querían cambiar a Pinal como protagonista para incluir a sus respectivas esposas.
Simón del desierto fue la película de Buñuel que más satisfacción personal le dejó a Pinal, no solo representó su primer desnudo en cine, justificado debido al argumento, sino también por el rango actoral que le implicó interpretar a satanás. Tiempo después, Silvia protagonizó otras películas como María Isabel, basada en la historia escrita por Yolanda Vargas Dulché; debido al éxito que cobró esta historia en 68, se filmó una secuela tan solo dos años después.
Silvia filmó otras películas en México, y también desarrolló su carrera en España e Italia, donde fungió como productora de algunas historias como Uomini e Nobiluomini, misma que protagoniza junto a Vittorio de Sica y Elke Sommer. Entre otras cintas destacadas figuró Cita de amor, la última película que filmó Emilio El indio Fernández, con fotografía de Gabriel Figueroa. La cinta tuvo un alcance internacional y se proyectó en el festival de cine de Berlín.
Después de este auge en el séptimo arte, Silvia Pinal se puso bajo las órdenes de otros cineastas como René Cardona Jr, con quien filmó varias historias en la década de los 70, entre ellas El despertar del lobo, El cuerpazo del delito, La mujer de oro, Caín, Abel y el otro y ¡Cómo hay gente sinvergüenza!; luego llegaron otras películas como Secreto de Confesión, dirigida por Julián Soler. La última etapa de su carrera la dedicó más a la televisión.
En total grabó más de 80 películas.
Fue una pionera en la televisión
Además de ser una reconocida actriz de cine, Silvia Pinal dejó un gran legado en la televisión mexicana al protagonizar la primera telecomedia, un formato antecesor de las telenovelas mexicanas, bajo la producción de su amigo Manolo Fábregas y la dirección de su ex esposo Rafael Banquells.
Los diversos proyectos que protagonizó, le abrieron paso a producir durante 23 años ininterrumpidos: Mujer, casos de la vida real, un programa que presentaba dramatizaciones de casos de mujeres que sufrían violencia o contaban historias de superación.
En el ámbito personal, Silvia Pinal construyó un legado para su familia, siendo la matriarca de mujeres que se dedican a diferentes sectores del entretenimiento como la actuación, la música y la creación de contenido digital en redes sociales.