"En México nos gusta reírnos de los demás, pero que no se rían de nosotros": Raúl G. Meneses

Sus primeros pasos sobre los escenarios fueron a través de la danza y el teatro, pero en el stand up encontró una voz y una responsabilidad que han quedado retratadas en un especial de Netflix y en las mentes de miles de espectadores.

Raúl G. Meneses. (MILENIO)
Ciudad de México /

Aunque Raúl G. Meneses conoció los escenarios desde hace muchos años, cuando en la preparatoria tomó los talleres de danza y teatro, su presencia sobre las tarimas la amplificó hace relativamente poco a través de provocar risas, actividad que también le resulta una responsabilidad y un estandarte contra los prejuicios.

"Cuando estoy en un escenario y, sobre todo, cuando es mi show completo, ver que hay 30, 50, 200 personas que pagaron boleto para verme es mucha responsabilidad por un lado, porque pagaron e invirtieron su tiempo, y lo mínimo que puedo hacer es entretenerlos lo mejor que pueda. Pero también está increíble que pueda hacer lo mío y vivir de lo que más me gusta hacer", afirma el standupero.

Origen de un comediante

El primer referente cómico de Meneses fue Eugenio Derbez; de niño, le gustaba imitar y vestirse como Armando Hoyos, aspecto que nunca le causó pena, pues reconoce que "siempre he sido bastante extrovertido, desde que tengo uso de razón. Era el típico niño que le ponían sellos de plática mucho en clase. Nunca he sido tímido".

Esta actitud extrovertida llevó a Raúl a incursionar en actividades artísticas que implicaban recibir aplausos: primero, la danza, y luego, el teatro.

"Hubo una época que pensé que me iba a dedicar a bailar, me gustaba mucho bailar. Me metí a un grupo de danza cuando iba en la prepa porque me gustaba mucho, pero luego me cambié de escuela y en esa tenían grupo de teatro; me metí y una cosa llevó a la otra. Y resulta que en mi prueba de a qué me debería dedicar, salió que debería estudiar actuación. Estuve 3 meses estudiando y luego dije 'Esto no es para mí' y decidí estudiar Ciencias de la Comunicación, que creo que fue una sabia decisión", señala.

Ya como comunicólogo, Raúl consiguió un trabajo relacionado con el cine, pero paulatinamente descubrió que había gente que de vez en cuando se subía a escenarios en pos de carcajadas, los standuperos. Y probó eso de provocar ricas a partir de observaciones personales, le gustó, comenzó a hacerlo con mayor frecuencia hasta el punto que decidió profesionalizarse y dejó la oficina.

"En cuanto a empecé a ganar el mismo dinero que cuando trabajaba en una oficina, renuncié, y coincidió con que iba a grabar un especial para Netflix. Fue de: 'Abraza el tema comediante, explótalo y aprovecha el especial para darte a conocer'. Fue en ese momento que me asumí comediante, como hace 4 años, de los 5 o 6 que llevo en el stand up".

 La risa contra los demás, pero jamás contra nosotros

"Siento que en México somo mucho ese de que se lleva y no se aguanta; desde tiempos ancestrales estábamos imitando a los españoles, nos encanta imitar a otras personas, otros acentos. Entonces, en México nos gusta reírnos de los demás, pero que no se rían de nosotros; si alguien más quiere hacer chistes de nosotros, es de 'Ay no, nos está ofendiendo'. México es el niño que se lleva y no se aguanta del salón", afirma Raúl ante la pregunta: ¿De qué nos reímos los mexicanos?

Aunque esto de reírnos de los demás, para él no está exento de responsabilidad: "Cada vez las palabras que decimos, los post que hacemos, al final del día están comunicando y la gente que te sigue sabe cuál es tu postura acerca de diferentes cosas, entonces creo que esa responsabilidad es un poco a fuerza porque tienes que sobrellevarla y tratar de vivir con eso".

"No soy una persona tan vocal en mis convicciones; nunca estoy diciendo 'Esto sí o esto no', sobre todo con temas de lo políticamente correcto, las cancelaciones o hasta la política, por ejemplo: soy una persona que me documento mucho acerca de la política, pero nunca ejerzo una postura de ningún tema porque digo '¿Para qué?'. Y en otras cuestionas digo: 'Mis personas cercanas las conocen, no tengo por que estar comunicando eso a toda la gente'", agrega.

Pero lo que sí gusta de comunicar es su lucha contra los "prejuicios, sobre todo porque muchas veces como persona LGBT no tienes las mismas oportunidades que otras personas o no se te juzga con los mismos parámetros que otras personas. Además soy una persona muy chaparrita, entonces como que muchas veces he sentido que creen que no estoy a la altura o que no voy a manejarlo bien; he sentido 'Él no pide nada, ni se va a enojar', y siempre he exigido perfectamente las cosas que creo que merezco, entonces son el tipo de conflictos que he sufrido".



Perspectivas

Disciplina

Me encanta. Soy una persona muy disciplinada; me gusta terminar mis pendientes temprano, hacerlos el día que me los dejan, soy muy organizado, entonces la disciplina y yo somos viejos amigos. 

Micrófono 

Es un arma de apoyo. Es algo con lo que no crecí en el teatro, no me daba cuenta que tenía que agarrar un micrófono, pero en el stand up es una cosa de necesidad para comunicarte; esta fuerza de tener algo en lo que te apoyas, de manera metafórica y literal. 

Amistad 

No soy tan de amigos; soy una persona a la que le gusta mucho disfrutar su soledad, entonces apelo muchísimo a eso.

Cancelación 

No estoy de acuerdo con el tema de cancelación en los aspectos que ahorita se está desarrollando. Creo que se trata de señalar, pero lo más importante debería ser ver qué estamos haciendo nosotros mal o qué estamos haciendo para cambiar esos temas, porque las personas, no porque las canceles, dejan de existir.

yhc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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