Susana Zabaleta acepta que dentro de su esencia como persona y como artista está ser confrontativa con sus ideales y su forma de ver la vida y su carrera; la dedicación que le ha puesto a su oficio a lo largo de los años le ha dado la autoridad de mirar atrás y reflexionar sobre la manera en que hoy en día se acerca a diferentes proyectos en teatro, música y cine.
“Estoy cosechando lo que sembré toda mi vida. Yo pensé que este momento no llegaría nunca. En el momento en el que estoy tengo la posibilidad de decir ‘esto sí, esto no, esto no me gusta’”, destacó Susana, quien actualmente se encuentra en distintos proyectos de teatro (The Prom) y cine (La Usurpadora, el musical, Fantasmas y la última pesadilla y Sexo, pudor y lágrimas).
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Es por eso que ante el clima social actual, en el que se busca generar y exponer ideologías frente a nuestros símiles, se muestra inquebrantable ante la necesidad de seguir produciendo obras que enaltezcan esa forma de ver el mundo, bandera que ha llevado a lo largo de su carrera.
“Si a mí me pasara algo o le pasara algo a algún hijo mío, a mí me gustaría que alguien hablara por mí, que alguien que sí puede lo diga. Esto es algo de mi esencia como ser humano. A veces pedimos auxilio y nadie nos pela y las cosas que están pasando en México son muy fuertes. Queremos ver las cosas bonitas y está muy bien ver las cosas bonitas, pero también está bien darse una vuelta por fuera y ver lo que está pasando”, destacó.
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A partir del exitoso inicio de temporada que ha tenido el musical The Prom, cuyo origen es la obra de Broadway creada por Bob Martin y Chad Beguelin y que llegó a México de la mano de Chema Verduzco y Marte Calderón, dos productores que creyeron en el proyecto y que, a lo largo de su desarrollo, se aliaron con importantes figuras actorales para llevar a cabo su visión, la actriz se complace de formar parte de la compañía.
“A mí siempre me gusta ayudar a la gente nueva, yo creo que si a mí me hubieran ayudado, como yo he ayudado a la gente nueva, hubiera estado más tranquila y más en paz con muchas cosas”, destacó la actriz en entrevista con MILENIO.
“Pongo mucha atención a los directores y productores nuevos para entender hacia dónde vamos. Por eso para mí era muy importante entender quién era Chema y por qué de la noche a la mañana quería hacer cosas tan locas”.
La actriz forma parte del elenco del musical que se presenta en el Centro Cultural Teatro 2, en la piel de Gigi Flores, personaje que comparte con Anahí Allué, y del que asegura preparó en un corto periodo y bajo condiciones adversas; no obstante, le ha merecido felicitaciones y alabanzas, una de las cuales puede leerse en el perfil de Diego del Río, director asociado de la producción.
En la ceremonia de los Premios Metropolitanos de Teatro, los Metro 2021, presentó y premió la categoría de “Mejor Actriz de Reparto” y convivió con la comunidad teatral, que pese a las dificultades que ha experimentado durante los últimos dos años por el efecto de la pandemia, sigue más activa.
“Somos una gran familia, nos formamos ahí (en el teatro), estamos bien consolidados y nos ayudamos los unos a los otros y eso es muy importante, eso es algo que no pasa en otros ámbitos del arte. El teatro musical está arraigado completamente y eso está muy padre”, enfatizó.
Tradición familiar
Durante la entrevista en su casa se percibe que la Navidad se instaló desde principios de diciembre: la decoración con inmensas Nochebuenas en su jardín y el Árbol de Navidad gigantesco proyectan su afinidad con la temporada que, comparte, “siempre es muy familiar”.
La coahuilense se mantiene fiel a sus tradiciones de la temporada, aunque comparte que con el paso del tiempo han variado un poco.
“La Navidad es reunirnos todos y planeamos qué es lo que va a hacer cada familia. Somos cuatro hermanos y mis papás. La mayoría de las veces lo hacíamos en la casa de mi mamá, pero ahora intentamos que ella ya no trabaje, entonces celebramos en la casa de cada uno de los hermanos. Es padrísimo, es la única vez que mis hijos ven a a todos sus primos y se cuentan las cosas que han pasado durante el año, sus amores, sus pedos, sus desamores... casi siempre se quedan hasta la madrugada. Es realmente increíble, son de esas cenas que se quedan en tu alma como una fotografía”, destaca.
Mientras que al compartir su tradición de Año Nuevo, Susana dice: “Lo paso siempre en Acapulco. Desde hace muchos años es una tradición estar con mis hijos, ver el mar, agradecer, ser parte de esa fila inmensa de personas que nos juntamos a ver el último atardecer del año para agradecerle a la naturaleza, al mar. Y si puedes mojarte los pies en el mar, como una limpia, es maravilloso”
amt