Pocas agrupaciones en la historia reciente de la música mexicana han logrado escalar desde los márgenes hasta los escenarios de los estadios más grandes de América, como Grupo Firme.
Esta hazaña se vuelve digna de mayor reconocimiento cuando la esencia original del grupo permanece firme en la proa del barco de la fama. Hoy, más de una década después de su formación y a las vísperas de su siguiente gira internacional, Grupo Firme da un paso consciente hacia una evolución que no busca romper con el pasado, sino dignificarlo.
“Evolución no es experimento”, dice Eduin Caz, vocalista principal de la banda. Y tiene razón. Lo que han hecho no es una ruptura, sino una transición. Grabaciones en estudio bajo métrica rigurosa, arreglos más refinados y una búsqueda más clara de letras que conecten desde la emoción, sin caer —al menos no siempre, aclara Caz— en lo vulgar.
Evolución, el segundo disco de estudio de Grupo Firme, incorpora una dosis de introspección que antes solo asomaba entre líneas. De cierta manera, sus integrantes, a través de las letras, se han despojado de capas que antes funcionaban como armadura. El “amor y el desamor”, aseguran, es el eje de esta nueva gira. Tan universales como la luz del sol o el canto de los pájaros, son sentimientos que evocan lo más íntimo en todos.
Grupo Firme canta para quienes aman, sufren, celebran —con o sin ese alguien—.
“Todo el mundo se enamora, todo el mundo tiene problemas”, resume Eduin. La vida, en su complejidad, entra por igual en el repertorio.
Su papel en el auge global del regional mexicano es innegable. Fueron pioneros en llevar el género a estadios estadunidenses como el SoFi en Inglewood, el Allegiant en Las Vegas o el AT&T en Arlington, donde superaron las 60 mil personas por noche. En 2022, estuvieron entre las giras más exitosas del mundo. Pero si algo les interesa subrayar, es que ese logro no fue producto de una estrategia calculada, sino de una fidelidad casi obstinada a su propuesta: música que invita a la fiesta, al desahogo y al acompañamiento emocional.
Esta mirada al pasado también reconoce los altibajos. El estrés de la fama, de la exigencia y de las giras supuso un giro radical para alguien como Eduin Caz, que comenzó cantando en camiones de transporte público. En momentos de duda e incertidumbre, el goce —una constante en el ADN del grupo— quedó relegado. Pero cuando se les pregunta si hay algo en esta evolución que quisieran dejar atrás, la respuesta es tajante: “No cambiaríamos nada”, confiesan. Cada tropiezo, cada exceso, fue parte de una curva de aprendizaje necesaria.
“Si nos hubiéramos ahorrado algún golpe, no seríamos quienes somos hoy”, afirma Jhonny Caz, también vocalista del grupo.
En el regional mexicano, Grupo Firme resalta por su fidelidad a la vida que han vivido. Las joyas, las telas caras, los lujos, no son una escenografía vacía, sino memorabilia que exhibe el camino recorrido. Una lucha constante por destacar en una industria conocida por su dureza. Y es que ese es el mensaje que transmiten.
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A los jóvenes que los ven desde casa, les dejan una frase tan directa como humilde: “Nadie va a luchar por ti”. El camino —dicen— está lleno de frustraciones, pero también de pequeñas revelaciones que terminan por sostener el sueño. En su caso, ese camino incluyó enfrentarse al prejuicio. Un trayecto adoquinado que prueba que su voz tiene algo que decir.
El girar del mundo, muchas veces poco afable, deja una certeza: todo es incierto. Eduin y Jhonny Caz lo saben tanto como cualquiera. “Sigan sus corazonadas”, dicen casi al unísono, en un mensaje para quienes los ven y los escuchan con aire en el pecho y vida por contar.
Grupo Firme, aquel grupo que empezó en una cochera de Tijuana, se ha convertido en el emblema de una generación que quiere fiesta, pero también profundidad; que canta al amor y al desamor con igual entrega. Y que, como ellos, sigue creyendo que el escenario más importante es el que se construye con convicción y con gozo.
MGR