A partir de este sábado 21 de septiembre Itatí Cantoral regresa al Kit Kat Club y lo hace de la mano de Sally Bowles, una vieja conocida y protagonista, que continúa funciones en el Teatro de los Insurgentes.
“No es un regreso, es otra cosa. Aunque sea la misma música y la trama, es otro mundo, el de Mauricio García Lozano”, dijo Itatí en entrevista con MILENIO al hablar de su incorporación a la obra musical.
Hace 20 años, Ciudad de México 2004, Itatí Cantoral se convertía en el rostro de la primera puesta de Cabaret en nuestro país —en donde también estaban Luis Roberto Guzmán, Carlos de la Mota, Raquel Olmedo y Patricio Castillo, entre otros—, un papel que marcó un parteaguas en la carrera de Itatí y la convirtió en un referente del teatro musical en México.
La actriz y cantante también participó en musicales como Dulce Caridad,(2009), Mame (2014) e Into the Woods (2016), así como en muchos proyectos de teatro; para ella, Cabaret tiene una magia especial. Una fuerza que nace del texto, de su profundidad y de lo que significó en su vida.
“A partir de Cabaret me volví muy apasionada y marcó una época de mi vida muy importante —dijo agradecida Itatí—. Primero me llegó Aventurera, otro tipo de teatro, de revista, pero de todas formas tienes contacto con el público y una historia que contar. Yo era muy joven, no me había casado ni nada y tuve un éxito arrollador”.
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“Cabaret es una obra súper probada; una obra mundial. En 2004 hice casting y me dieron la oportunidad de hacerla, nunca imaginé lo que me estaban dando realmente y el poder que tenía la obra y el teatro”.
El argumento narrativo sucede en 1929, Berlín, Alemania, en un mundo en el que el nazismo comenzaba a tener fuerza, y la decadencia social, ideológica y política son protagonistas de cualquier interacción humana.
“Para este momento que estamos pasando después de la pandemia es perfecta; vivimos guerras en el mundo, Cabaret habla de eso, de la decadencia. Estamos en el momento para sensibilizarnos, los que estamos aquí arriba, y los que vienen a ver la obra”, señaló.
Sentada en el escenario del Teatro de los Insurgentes, ya caracterizada como Sally Bowles, Itatí Cantoral no sabe si conecta mejor o no con este personaje a estas alturas de su vida y su carrera. Aseguró que eso lo decidirá el público con cada función. Hizo énfasis en la necesidad de preparación en su carrera, la exigencia y el rigor artístico que incluso ahora, 20 años después de haber sido parte de Cabaret por primera vez, siguen siendo fundamentales para ella.
“Hay mucha competencia. Te dicen que si tienes la edad, que si no; que si eres amiga de fulano y no de sutano; que si le caes bien o no; que si eres de teatro, que si eres de tele; eso siempre va a existir. Hay mucha competencia, cada vez más. Lo que queda es estar preparada. Si yo no lo estuviera, no sé si lo hubiera aceptado. Imagínate si llevara muchos años sin bailar ni cantar”.
Y agregó: “Yo soy sobreviviente porque pasé una pandemia, como todos lo que están leyendo esto; sobrevivimos al covid. Estar en el gusto del público también es sobrevivir porque a veces no hay trabajo”.
Testigo de su carrera
Itatí Cantoral enfatizó en la relevancia del Teatro de los Insurgentes en su vida y en la historia del teatro en nuestro país. Se mostró agradecida y conmovida de ser figura identitaria para muchos amantes del teatro e intérpretes y explicó que, a pesar de ser una artista multifacética, el teatro representa algo indefinible en su vida. El todo y su historia.
“El teatro es mi vida, es mi mamá, es mi familia —explicó Cantoral en entrevista—. Mi abuelo, que era argentino —aunque en realidad era italiano, y estuvo exiliado en Argentina —, tuvo un circo muy importante, fue director de la sociedad de actores y lo único que hacían era teatro”.
La actriz recuerda entender el valor de los intérpretes a través del teatro; desarrolló un profundo respeto por aquellos que se dedicaban a musicales, un área que le permitiría disfrutar de todas sus pasiones: la danza, el canto y la actuación.
“Me acuerdo que mi hermano me llevaba al Teatro Tepeyac a ver las obras de Miguel Sabido, se me quedaron grabadas para toda mi vida. Ahí entendí que quería ser actriz, y de teatro”.
Y destaca la importancia del Teatro de los Insurgentes para México, pues representa mucho más que sólo la historias que se presentan en un escenario; es el exponente cultural de un país.
“Tienes que venir para tomarte fotografías con el mural de Diego Rivera, porque es un mural fantástico —declaró Itatí—. Yo me siento muy mexicana. Amo mi cultura y me gusta, tenemos que ir al teatro con nuestros hijos, adolescentes y niños, para que cuando ya no estemos en este mundo, ellos traigan a sus hijos, sobrinos, primos. El teatro no se puede perder jamá, México tiene uno de los mejores del mundo”.
YVI