La invitación era claramente para familiares y allegados de José José, pero la casa funeraria Caballero Werchester de Dignity Memorial en Miami, Florida, no solo estaba preparada para recibir a todos los fans y medios de comunicación que claramente nos daríamos cita (aunque fuera en el estacionamiento del lugar) el viernes en la mañana, sino que hasta había impuesto de manera informal un código de vestimenta.
“Azul marino, no negro …”, era lo que el mensaje que fue brincando de teléfono en teléfono decía. “… ya que ese era el color favorito de José.
Así desde las siete de la mañana, incluso antes de que José Joel tomara su avión de la Ciudad de México para poder regresar a despedir a su padre en esta ciudad, ya había diversos letreros que decían dónde debía acomodarse cada medio.
“Estamos aquí porque queríamos a José”, dijo una chica que se identificó como parte de la disquera. “No por obligación, sino por el cariño que le teníamos”.
Con el lento transcurrir de la mañana pudimos ver llegar a algunos amigos de la infancia del intérprete, a otros miembros de la familia hacer fugaces apariciones e incluso excéntricos admiradores del cantante que consiguieron estar en la lista de los invitados al evento privado.
Los hijos del intérprete entraron con un operativo policiaco tan bien organizado que solo pudimos captar su imagen un segundo a través de los cristales de su auto.
Mientras todo esto ocurría alguien hacía pruebas de sonido con un micrófono a la distancia durante prolongados minutos, y al mismo tiempo mariachis entraban por la puerta trasera, tan custodiados como los hermanos Sosa.
Finalmente a las 17:15 horas comenzaron a escucharse de nuevo los sonidos de las bocinas y se anunció que los hijos de José José hablarían a los presentes, entre ellos un puñado de fans que habían pasado toda la mañana cantando a petición de diversos medios de comunicación.
Primero aparecieron Marysol y José Joel: “Muchas gracias. Desde el amanecer creo que todos estamos por acá”, dijo Marysol al tiempo que su hermana, Sarita, se unía a ellos y José Joel tomaba el micrófono.
“Gracias, fue un velorio muy bonito. La verdad muy, muy emotivo. Gente que no veíamos hace muchos años, nos abrazamos y salimos a agradecerles también a ustedes que han sido participes también de esta historia, gracias por ser parte de la familia, por tanto y tanto amor, como diría la melodía.
“Tanto yo como Marysol y como Sarita estamos en reunión familiar rindiéndole los respetos a nuestro padre”.
Y entonces, ante una serie de preguntas que llegaron a modo de ráfaga, pasó el micrófono a su hermana menor, quien entre sollozos intentó hablar.
“Muchas gracias de verdad a todos, muchas gracias por venir, en verdad. Estamos eternamente agradecidos con todos ustedes, con todas las muestras …”, y precisamente en ese momento el micrófono dejó de funcionar. Silencio total, a pesar de que la polémica joven seguía hablando.
Y así, momentos después, cabizbaja, a pesar de que ya habían arreglado el desperfecto, la chica de veinticinco años regresó a la funeraria donde ya todos habían confirmado haber visto y despedido a su padre, pero dejando aún demasiadas incógnitas respecto a cómo y dónde el público que lo amó podrá unirse a ese adiós ya de por sí tan prolongado.
A la funeraria se vio llegar Albita, Gilberto Santa Rosa y Lili Stefan para dar el pésame a la familia y despedir al cantante, de quien dijeron “siempre lo admiramos por su calidad interpretativa y por su carisma”. _