Personajes como La Nacaranda o Federica se han hecho clásicos en la historia que ha hecho Consuelo Duval en el género de la comedia, habilidad que fue apareciendo en su vida desde que era una pequeña de seis años, cuando contaba a su papá lo que platicaban las vecinas e imitaba sus gestos.
A la fecha lleva tres décadas haciendo reír al público gracias “al don” que, dice, “Dios me dio” y aunque reconoce que su inseguridad le hizo rebelarse, en su momento, y empeñarse “en demostrar su capacidad para el drama”, la vida le demostró que su camino no tenía otra dirección más que el humor.
Una vez que ha posado para la cámara, acción para la que con su natural franqueza, advierte al fotógrafo “no soy muy buena”, se sienta en la mesa de un bar de la colonia Roma y de inmediato comparte su emoción porque ahora le toca dar el espaldarazo a las nuevas generaciones, a través del programa Bar Central de Comedy Central, donde será la anfitriona, a partir del próximo miércoles 23.
¿Regresas a la tele en un bar?
Sí, ahora enBar Central con 60 invitados en los 20 programas de que consta este concepto. Y todos mis invitados me maravillaron, me dejaron una huellita en el alma. La mecánica es muy divertida, tenemos una conversación de todo, de sexo, de amor, de parejas, de niñez, de política y luego ellos hacen su stand up y el público se muere de risa.
¿Cómo fue la experiencia para ti, hubo alguna restricción o te dieron libertad?
Tengo una productora que me dijo: ‘Siéntete como en casa, tú eres la dueña de este lugar, y más que sentirme como en casa, hice que todos ellos (los invitados) se sintieran así. Yo tomé una actitud abierta, de amiga, de cómplice de comedia y fluyó muy bonito todo. No hubo ningún tipo de competencia o de ‘Yo remato el chiste o yo soy más chistoso’. Nada de eso.
Además, la comedia es como parte de tu piel, ¿no?
Pues ya son treinta años y sí, me divierte, me gusta ser como soy, me gusta verle el lado positivo a las cosas y me gusta transformar después de un tiempo de tragedia, en algo divertido.
Después de 30 años ¿sigues descubriendo cosas en el género?
Muchas, muchas, sí me sigue sorprendiendo; ahora el humor es medio aventado. Y de repente se está confundiendo con la vulgaridad y eso me da angustia, pero en Bar Central no hay nada de eso.
¿Por qué aceptaste este programa?
Porque era un reto, porque es algo totalmente diferente a lo que he hecho en mi vida y porque ser la hots de un canal tan importante me hizo sentir muy orgullosa. Dije que sí a la primera. Me emocionó mucho convivir con las nuevas generaciones de comedia.
¿Qué representa ser la presentadora de estas nuevas generaciones?
Ser quien las abre la puerta a este gran futuro que les espera me hizo sentir muy orgullosa. Y hay algo muy importante, me dio mucho gusto lograr que vieran a otra Consuelo de la que tenían en mente. Se sintieron muy a gusto, creo que estuvieron muy contentos y no se querían ir, varios se pusieron bien borrachos. Yo también me puse bien borracha (risas). No, no es cierto.
¿Otra Consuelo, cómo te ve la gente?
La gente piensa que soy bien mamona, de hecho hay comentarios de que soy inaccesible. Eso sí, no abro el corazón, la verdad. Pero ahí me quité los blindajes y máscaras que se necesitan para lidiar con este mundo de falsedad y me encontré con todos ellos desenmascarados y hablándome desde el corazón.
A veces la gente piensa que porque son comediantes todo el tiempo deben estar sonriendo y hay actores que son todo lo contrario, ¿es tu caso?
¡Ah, no! Yo soy bien desmadrosa. Soy mucho como me ven en la tele y no utilizo máscaras. Pero tienen esa idea preconcebida y ni siquiera me conocen. Eso sí no me presto a este rollo de máscaras y de marcas me da mucha hueva. Aunque formo parte de ese mundo de apariencias no me gusta, pero ya aprendí a vivir en él. Antes era como muy rebeldita. Decía: ‘esa vieja me preguntó por mi bolsa en lugar de preguntarme por mi alma’. Pero ahora ya sé que hay a quien le importa más eso.
¿Seguirás haciendo comedia, no hay propuesta para hacer drama?
Pues basta ver las noticias todos los días para que uno se ponga a llorar por el mundo, que está medio cruel ¿no? Pero, no, por ahora sigo en la comedia. Tuve esa inseguridad en la vida. Decía: ‘También quiero demostrarles que soy una gran actriz y que puedo hacerlos llorar y que puedo ser una villana’. Pero no, güey, si Dios te dio un don, pues lo aprovecho, por qué voy a hacerlos llorar. No, ya la vida está muy cruel, mejor les busco la sonrisa.