Una sonora ovación en El Cantoral acabó con el murmullo en la sala y fue presagio del éxito que envolvería el memorable concierto que protagonizó Manuel Alejandro la noche de este lunes.
Con paso lento y acompañado de su hija, el compositor llegó hasta el piano ubicado al centro del escenario. Entonces, todas las miradas se concentraron en la imagen del hombre de 91 años que ha acompañado a sus invitados a través de su inspiración.
Franco y tan sensible como se ha mostrado en su obra, el legendario músico confesó el nerviosismo que vive en cada presentación.
“No soy un profesional de los escenarios”, dijo, y fue más allá cuando compartió: “Y ahora, estos dedos, con la artrosis, son como trapos, pero sí vamos a pasar un rato agradable”.
Y cumplió su promesa con creces. La sala oscureció y solo unas cuantas velas dejaban ver su gran piano y su pelo cano, iluminando a ese músico que ha hecho del sentimiento una forma de vida. El amor, detonante de su creación, lo acompañó toda la noche, así como su particular sentido del humor, aderezando con ingeniosas frases su ejecución al piano.
Por ejemplo, comentó: “les contaré una historia que cualquiera de ustedes podría protagonizar”, y empezó a revelar cómo el amor dio origen a “En carne viva”, pero también cómo fue su cómplice al crear otros temas como “Cierro mis ojos”, que hiciera famosas su compatriota Raphael.
Luego, reveló: “Con la timidez que siempre sentí por él y como para escribir hay que tener motivos para hacerlo, yo escribí canciones gracias a los cantantes. Siempre observándolos, viendo cuánto era que cobraban” (risas).
Con el paso de la noche los suspiros aumentaron con la interpretación de temas inolvidables como “Voy a perder la cabeza por tu amor”, “El amor acaba” y “El día que puedas”.
Claves
Firmó libros
Al término del concierto, convivió con los asistentes y dedicó ejemplares de su libro autobiográfico.
Hasta pronto
El músico aseguró que esta no es una despedida de su público y que le gustaría volver pronto a México.
Los aplausos se producían al término de cada tema. Hubo algunos que pretendían interrumpir las frases que recitaba el maestro, pero era evidente que todos preferían seguir escuchando de viva voz al artista que, con su sentimiento, ha llenado de clásicos las carreras de intérpretes como Emmanuel, José Luis Rodríguez El Puma y Rocío Jurado.
Con “Procuro olvidarte” dio fin a la historia de amor que ha hecho canción, así que se levantó y una sonora ovación se multiplicó por cada rincón de la sala.
Sin embargo, de inmediato comentó: “Me falta una para México” y regresó a su piano, donde los acordes de “Amar y querer” volvieron a unirse a sus frases, mientras el público —de manera discreta— seguía la letra y, de pie, agradeció el arte del compositor. _