Anoche, más de 8 mil personas se deleitaron con la voz, simpatía y sensualidad que Carlos Rivera entregó durante su Tour Guerra en el Auditorio Telmex. El recinto se convirtió en un campo de batalla “canción vs aplauso” donde, por esta ocasión, el público fue el vencedor.
Dieron las 21:00 horas cuando la voz del Auditorio anunció la tercera llamada. Entonces llegó Nacho Pérez, participante de “La Voz... México” para dar inicio con la velada romántica junto al tema “Coleccionando corazones”.
Media hora después, el auditorio fundió sus luces y los tambores retumbaron para declararle la guerra musical al público tapatío. Una vez que la banda en vivo tocó sus trompetas, ocho bailarines marcharon para unirse en filas y recibir a Carlos Rivera, quien emergió desde su fuerte para confesar que “Ama su locura”.
En medio de coreografías seductoras y un atuendo de pantalón negro y chaqueta roja, el cantante originario de Huamantla, Tlaxcala se robó los corazones jaliscienses con un sólo suspiro y con ello una gran ovación.
¡Muy buenas noches Guadalajara! Que impresión, que maravilla. Bienvenidos a esta noche de guerra aquí en Jalisco, hoy quiero que todos se dejen llevar por esta guerra y que se metan a este viaje conmigo, ustedes lo disfrutan, es su concierto, es su show y ésta es su guerra y por lo tanto yo también soy suyo, a disfrutarnos todos” dijo Carlos para saludar su público.
El espectáculo empezó a forjar un alma teatral y repentinamente cuatro maletas aparecieron en el centro del escenario. Para este punto, Carlos habría solicitado la presencia de una viajera. Alondra fue la fanática afortunada que subió al escenario, escogió una maleta y emprendió el vuelo junto al cantante que la llevó de un lado a otro y de arriba a abajo para desaparecer en una luna de miel.
Así la noche se hizo íntima y Carlos supo perfectamente cómo afrontarla para hacer de anoche un momento inolvidable; “Recuérdame”, la icónica canción de la película de Disney Pixar, Coco sonó en voz del cantante en medio de una lluvia de cempasúchil e imágenes de la película.
Llevando una secuencia casi perfecta, el intérprete estaba haciendo de su show una historia con principio, desarrollo y final. Fue entonces cuando una acróbata se posó sobre un aro en las alturas para personificar una “Luna del cielo”. El acto acompañó la voz del cantante la cual terminó de enamorar a los tapatíos.
La escenografía del Tour Guerra tenía lo necesario para hacerle honor a su nombre; una tarima con detalles de fuerte y tanque sirvió para dar albergue a su banda, sin embargo, la versatilidad de la decoración permitió que los muchos elementos físicos y visuales transformaran la personalidad de la atmósfera para cada tema.
Tras unos segundos de ausencia, el cantante reapareció con un paracaídas colgando de su espalda y demostró que “Sería más fácil” deshacerse de él con el aplauso del público. Luego volvió para dar su “Grito de Guerra” y en compañía de una caravana ondeó banderas blancas con una emotiva interpretación.
El clímax del concierto se manifestó cuando el cantante ascendió vestido en pantalón militar y playera negra que resaltaba sus brazos. Los sensuales movimientos del cantante acompañaron el pegajoso estribillo de “Lo digo” en medio de una avalancha de gritos, sudor y euforia.
A partir de este momento, Carlos se hizo valer de su cuerpo y habilidad en el baile para arrancar hasta el último suspiro de toda aquella y todo aquel que veía sus movimientos y escuchaba sus estrofas.
Las sorpresas, la emoción y los gritos no cesaron pues “Ya no vives en mí” fue la canción que eligió Carlos para compartir el escenario con su ex-compañera de La Academia, Leticia López. La tapatía expresó su admiración por su colega y demostró su talento con sus paisanos.
Así Carlos Rivera logró cautivar a los tapatíos con su energía, simpatía, creatividad y por supuesto con su voz que interpretó un completo repertorio de 25 temas que concluyeron con un apoteósico final a cargo de “Me muero”, “¿Cómo pagarte?” y “Regrésame mi corazón”, orden que no acató el público tapatío.
MC