Carlos Rivera se mostró emocionado por seguir cumpliendo sus sueños: haber salido del “estado más chiquito de México, que es Tlaxcala”, comentó, para llevar su quinta propuesta sonora hasta Londres, Inglaterra, donde grabó las versiones acústicas de sus composiciones en uno de los estudios más icónicos, Abbey Road.
“No te lo prestan porque sí, es un sitio histórico, nos permitieron enviar parte de mi historia; a ellos les conmovía mucho darle el espacio y abrirle la puerta a un cantante que llegó de Huamantla a Londres, les llamaba la atención poder mostrar eso al mundo… Es como un santuario en el que reencontré el origen de la música”, explicó Rivera.
Guerra es el título de su más reciente disco, que fue el fruto de la inspiración que le brindaron sus vivencias en la compleja industria musical, la valentía de “apostar por canciones que yo escribí”, aseguró, y una mujer que juega un papel fundamental en su vida personal y profesional, María de Lourdes Guerra Martínez, su mamá.
“Venimos de una familia sencilla, ella era una maestra de kínder. Cuando empecé a cantar más formal a los 15 años, ella tenía mucho miedo de que sufriera y, sin querer, me hizo este guerrero, me enseñó a luchar con ejemplo, se divorció, se quedó con cuatro hijos y nos sacó adelante vendiendo medias o cosméticos… eso marcó mi vida”, mencionó Carlos.
La otra motivación de Rivera son sus fans, como los 7 mil que acudieron al llamado que hizo para estampar su firma en la portada de Guerra en tres plazas distintas, para el tlaxcalteca eso se traduce en un “amor inmenso; hay una conexión con las canciones, mucha gente me sigue hoy, porque nos acompañamos en los sueños… este material discográfico lo hago para que alguien lo escuche y pueda inspirar”, dijo.
ES