Más de 11 mil ovacionan a Jesucristo Superestrella en el Telmex

Enrique Guzmán fue uno de los artistas del elenco principal que causó especial revuelo

Jesucristo Superestrella fue aplaudido y ovacionado. (Cortesía Auditorio Telmex)
Enrique Vázquez
Guadalajara /

Jesucristo fue crucificado, los noticieros lo destacaron en sus titulares y las redes sociales replicaron la noticia. Así fue el final de Jesucristo Superestrella que ayer fue aplaudido y ovacionado por más de 11 mil 750 asistentes a las dos funciones que albergó el Auditorio Telmex.

En la segunda función, la puesta se desarrolló sin sobresaltos y captó la atención del público desde el primer momento en que los primeros acordes de la introducción comenzaron a sonar y del escenario surgió una ciudad al filo de la destrucción. El papel que desarrolló cada uno de los integrantes del elenco principal fue destacado y la sincronía entre la música en vivo, la iluminación y las proyecciones fue muy precisa.


Por cerca de dos horas los asistentes aplaudieron a Beto Cuevas quien protagoniza a Jesús, Erik Rubín a Judas, María José que interpreta a María Magdalena, Leonardo de Lozanne a Poncio Pilatos, Kalimba que actúa como Simón, Yahir como Pedro y Enrique Guzmán que hace el papel de Herodes.

De manera especial, en algunas escenas los actores se desplazaron entre el público, y las luces fungieron como una extensión de los colores que se veían proyectados en la pantalla de fondo y de los movimientos que hacían los actores.

Enrique Guzmán causó revuelo de manera especial; apareció sentado en un sillón rojo, rodeado por una marquesina dorada del tamaño del escenario, acompañado por bailarines ataviados de dorado y verde, su acto estuvo ambientado en los años cuarenta; desde el primer momento de su aparición despertó ovaciones. En general casi al principio o al final de cada intervención solista de cada uno de los actores del elenco se repetía este gesto del público, sin embargo con Guzmán fue más notorio.

Además del despliegue de poderosos de audiovisuales, el escenario se enriqueció con efectos de lluvia, con alusión de variedad climática según requirió cada escena.

Es una obra que conmueve gracias a la conjunción de todos sus elementos, para ejemplo está el suicidio de Judas en el que en el cuadro prevalece el color rojo del que brota un círculo negro cada vez más grande que engullía totalmente el escenario, oscureciéndolo.

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