Cuando escucha “No huyas de mí” en otras voces, incluso a ritmo de salsa, o en la suya en grabaciones, la rockera Kenny Avilés piensa: “Misión cumplida. Cuando muera voy a ser inmortal musicalmente”.
La fundadora y lideresa de la banda de rock Kenny y Los Eléctricos, a sus 71 años, recuerda en entrevista que su lema es: “No me rindo” y cuenta cómo ser rockera en los ochenta y noventa era tan raro, que en los conciertos ni siquiera había mujeres entre el público, el rock era territorio de machos.
Kenny Avilés (Guadalajara, 1954) regresa con sus eléctricos a uno de los bastiones del rock en español y de la música urbana, Centro Cívico de Ecatepec, para tocar en el concierto Noventeando Rock Fest.
Este sábado 26 de octubre, a partir de las 17 horas, Kenny y Los Eléctricos se suman a Cuca, Radio Kaos y La Castañeda en su gira de despedida en un concierto que incluirá un tributo con algunos de sus miembros originales a Santa Sabina, cuya alma es otra rockera inmortal: Rita Guerrero (1964-2011).
Tarzán Congo y Los Revoltosos estarán a cargo de la apertura en el centro de espectáculos ubicado en Insurgentes esquina con Nicolás Bravo S/N, en La Palma, San Cristóbal Ecatepec, estado de México.
“Estoy muy contenta de regresar al Centro Cívico de Ecatepec, que ya tiene su historia. He tocado muchísimas veces durante tantos años ahí. Como siempre ha sido, pueden entrar niños de todas las edades, va a haber papás, chavitos, como antaño en las primeras veces que toqué ahí. El festival va a hacer historia porque somos varias bandas de rockeros de los 80 y 90”, comenta, feliz, Kenny Avilés.
Ecatepec fue bastión para el rock en español desde los 80. ¿Cómo ha sido su experiencia ahí?
—Tantas veces he tocado en el Centro Cívico de Ecatepec. Llegué a México en 1980, quizás la primera vez fue en 1985. Pues, de repente había pleitos entre los chavos. El sonido no era muy bueno, pero, hoy en día el equipo es excelente. Hay mucha más organización, hay muchas más mujeres, ni se diga. Se me hacía curioso que hubiera tantos chavitos. Te estoy hablando de chavitos de 3 o 4 años, vestidos de rockeritos, que se subían al escenario y cantaban conmigo. Era muy común, porque eran tardeadas.
Como pionera del rock en español ¿cómo vivió aquellas décadas de los 80 y 90?
— Mi lema es: No me rindo. Sí me costó trabajo porque el rock era un mundo de hombres realmente. Cuando yo empecé no había mujeres, ni en el escenario ni en el público, veías el público y muy pocas mujeres iban a los conciertos. Y pues es como decir: No te rindas y pa’ delante. No hay de otra.
Y las pocas que iban ni chupaban, y ahora hay que ver cómo se ponen.
—Sí, ja, ja, ja. No pues es que ahora están empoderadas las mujeres. Hasta una presidenta mujer tenemos hoy en día. Eso es increíble. Porque antes las mujeres eran la clásica ama de casa nada más. Ahora las mujeres están por todos lados.
Siempre han estado. Pero, hicimos como que no las veíamos o no las reconocíamos.
—Ay, sí. Ándale, esa es la realidad. Porque hay muchos machos todavía. En mi caso no, porque vengo de una familia fuera de lo común, no había nada establecido, mi papá era cero macho. Ahí las mujeres éramos las que la rifábamos, mi mamá, mis hermanas. Yo, pues, desde chiquita me sentía cobijada y con seguridad. Yo nunca le temí a mi padre, jamás; es más: nunca me regañó.
¿Qué tanto ese ambiente influyó para que se decantara por la música y, en particular, el rock?
—Desde chavita oía rock en casa. Somos 12 hermanos. Y mis hermanos mayores siempre oían rock. Yo oía, ya sabes: Jimmi Hendrix, The Rolling Stone, Led Leppelin... pues eran los 70. Yo estaba chavita, pero me encantaba el rock. Y yo desde los 7 años, si me preguntaban qué quieres ser de grande, yo contestaba: “Yo voy a ser cantante, voy a ser rockera y famosa”. Siempre decía eso. Y aquí sigo.
Hoy ¿qué escucha Kenny?
—Oigo de todo, muy variado. Rock viejo y rock nuevo. No oigo mucho rock en español, fíjate, esa es una realidad. Pero, me gusta Zoé, que es rock en español, son como las bandas de hoy en día, más rock pop. El punk me encanta, pero sólo el inglés o el gringo.
¿Recuerda su primer concierto en Ecatepec?
—Ha de haber sido en el 85; yo llegué de Estados Unidos en 1980, pero tocaba más en lo discotecas y cantaba en inglés. La gente creía que éramos gringos, porque éramos tres mujeres: la bajista, que era canadiense, y la tecladista, que era estadounidense. Ricardo Ochoa, que fue mi pareja por muchos años, y el bataco (baterista, Vladimir Vuković). Cuando nos veían creían obviamente que eramos gringos.
Su canción más icónica es “No huyas de mí”. ¿Qué siente ahora al escucharla en covers a casi 40 años o que toquen con frecuencia el tema que ustedes grabaron en todas partes?
—Sí, totalmente. Le ganó a “Me quieres cotorrear”. Y aquella la hicimos en el 87. Primero, salió en inglés, fíjate, pero a la gente no le encantó. Se llamaba “Don’t look, don’t touch”. Y ya después la hicimos en español; y la guitarra es clásica, ese riff que le surgió a Ricardo Ochoa, mi pareja, y el productor. Me encanta que haya hoy en día tantas cantantes que hagan esa versión. Han salido muchísimos covers, en la famosa La Academia dos de las chavas que estuvieron ahí, Miriam, cantó “No huyas de mí”. Hay una chava (Belén Gal) que la acaba de sacar en salsa. Quedó increíble. Y creo que en dos o tres películas ya salió esa canción. Para mí es un honor, se siente bonito.
Y cuando la escucha casi a 40 años ¿qué piensa?
—Misión cumplida.
¿Alguna vez esas canciones tan fuertes fueron una carga para el resto de su carrera?
—N, pero nunca pensé que (“No huyas de mí, tengo roto el corazón”) iba a ser un éxito. Siempre me encantó, ya que hicimos versión en español. Me fascina, y todavía me fascina cantarla. Pero, no era el objetivo de nuestra parte querer que fuera un éxito. Gracias a dios, pues ya, misión cumplida. Yo cuando me muera voy a ser inmortal musicalmente hablando.
¿Qué trae bajo la manga para este concierto?
—Ayer terminamos de mezclar la nueva canción, inédita. Se llama “Perdóname”. Y quedó increíble. El músico (Alejandro) Preisser, tiene su banda, pero hace unos arreglos increíbles, hizo ocho cuerdas y cuatro metales. Quedó increíble la canción, súper fina. Te va a gustar. Es una canción de dolor, está llegadora, está muy padre. De hecho, nos desvelamos, porque luego fuimos a festejar que ya la terminamos. La vamos a masterizar en los estudios Abbey Road, que fueron de The Beatles. Estamos bien contentos.
¿Forma parte de algún disco nuevo en puerta?
—Hoy, en día, vas lanzando canciones, pero una por una, ya no es como antes que terminabas todo un disco. Ahora, con las plataformas digitales, es lo de hoy, lo hacemos así, porque para los chavos su teléfono es como los estéreos de los 80 y 90 totalmente.
El celular ya es su vida.
—Sí, si no tienes celular estás muerto en este mundo, no existes.
¿Qué les diría a las jóvenes que tienen dudas de hacer carrera en el arte, en la música, en el rock? En nuestros tiempos decir a los padres que se quería ser artista era una bofetada para ellos y para nosotros. “Dedicate a algo productivo”, decían.
—O el clásico: “Eso no te va a dejar dinero”. Yo, a los jóvenes que quieran hoy en día hacer algo en el arte o la música, pues les diría que no hagan caso de la gente alrededor, que se crean lo que son y que no se rindan. Las disqueras ya no existen como antes, cuando si no estabas en una no eras nadie. Hoy en día lo padre para los músicos es que tú puedes tener tu propio negocio. Y tu negocio puedes lanzarlo en las plataformas digitales, y es tu negocio porque tus regalías llegan directo a ti, no a una disquera. Creo que está mucho más sencillo para los jóvenes hoy en día. La onda es que se pongan las pilas.
¿Alguna vez se ha arrepentido de la profesión por la que optó?
—Jamás en la vida. Es mi vida cantar. Nunca me he arrepentido. Ni me arrepentiré ¿Ya a mi edad? Ya cumplí 71 años. Soy un ser humano feliz. No me rindo.
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