'Barrio' es, según la RAE, una palabra que define a la aldea dependiente de otra población. Pero para muchas personas, como Lucho SSJ, el concepto va más allá de lo geográfico: implica una forma de ver y ejercer la vida, de aprender códigos, de asumir errores, tentaciones, de relacionarse con amigos, familia o vicios y, en el mejor de los casos, un punto de partida para salir adelante.
Él, cantante de 22 vueltas al sol que es considerado un referente del rap y el trap en Argentina, ahora toca ante miles de personas en Europa, pero su raíz no deja de ser la del chico que tiraba rimas en la plaza de Escobar, provincia de Buenos Aires. Su hogar.
Lucho SSJ, de renombre mundial, siempre tendrá esencia barrial, lo revela a MILENIO.
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Sentado en el sillón de un estudio de grabación ubicado en la colonia Roma, en la Ciudad de México, Luciano Nahuel Vega - su nombre de pila - habla de su nuevo disco, MTFC (Multifacético), conformado por 20 canciones donde cuenta "muchas vivencias, mensajes para mi papá, para mi familia, para mis amigos. Hay para todos".
Revela que lo que más le gusta del este álbum, producido por Awesome Pierre y disponible en plataformas como Spotify y Apple Music, es la exploración de facetas más allá del trap y el rap: "Hay desde electrónica hasta dancehall, me encantó mostrar la versatilidad que tengo".
Resalta sus colaboraciones con otros talentos como Sixto Yegros (Granizo), Khea (Siempre hay más) y Lil Troca (3 en 3). Y que la esencia del disco, en general, es "el barrio".
"Siempre vuelvo al barrio, hago asados con mis amigos, comparto con ellos, los llevo al estudio. Y veo que el barrio te limita a muchas cosas, muchos creen que no van a lograr muchas cosas. Igual en la calle te cruzas con la droga u otras cosas que te puedan desviar del camino, pero el rap me puso derecho, tenía el sueño de ser rapero".
Al mencionar la palabra 'barrio', viaja en el tiempo, específicamente al suceso que lo cambió todo: la batalla entre Dtoke, su compatriota e ídolo, contra el español Arkano, en los cuartos de final de la Red Bull Internacional 2015.
Días después de ver esa competencia - donde Arkano se coronó campeón al superar al chileno Tom Crowley - Lucho se encontró a varios jóvenes rapeando cerca de su casa: "Me metí, con lo que sea, así fue. Yo era muy chico y como que los raperos del barrio me querían dar consejos".
Su primera competencia formal no es un buen recuerdo: "Me fui frustrado porque no me anotaron; estuve toda la tarde y no sé si porque estaba muy chico o de broma, pero me fui llorando a mi casa. Aunque luego fui a otro y ya me anotaron... Es no bajar los brazos; no es a la primera o segunda, pero las cosas se terminan dando".
En este camino musical, además del apoyo de sus amigos, también cuenta con el de su familia. Para ejemplificar esto, rememora que a veces iba a competir a barrios o ciudades que le implicaban varias horas de viaje, y en una ocasión se quedó sin transporte y de madrugada en la parada del autobús: "Vino la policía a recogerme y mi mamá se tomó horas para ir a buscarme".
"El otro día fui a Cancún, ella veía mis videos en el agua y me mandaba audios de 'Hijo, no puedo creer dónde estás'. A mi tal vez ya no me impresiona demasiado, pero mi mamá me hace poner las pies en la tierra, de 'Mira lo que estás haciendo'. Mi mamá se sigue sorprendiendo, me llena un montón darle felicidad. Y me encantaría pasar más tiempo con ellos, pero todo lo que trabajo es para ellos; gracias a esto le doy de comer a mi familia".
De esa pandilla con la que empezó a rapear, uno está preso, otro "se perdió" y "algunos tuvieron miedo". Pero la mayoría encontró su pasión en la música; pasión que los hizo ver que "no hay limitaciones, podemos lograr todo".
"No todos piensan como nosotros, no nos ven con el ojo que nosotros nos vemos. Si no conoces a alguien, es fácil criticarlo, pero si sabes de dónde vengo, lo que me ha costado, te costaría más; si sabes que una persona se rompió el lomo, merece respeto", afirma.
Sus primeras batallas en su natal Escobar bastaron para dar cuenta de su talento. Pronto comenzó a viajar a la capital, Buenos Aires, para medirse con los freestylers locales. A los 14 años "estaba compitiendo con raperos internacionales que venían a Argentina". En 2020 grabó una sesión con Bizarrap. Y hace poco más de un mes, el 8 de junio, se presentó ante un pletórico estadio Santiago Bernabéu, la casa del Real Madrid, por invitación de Duki.
"Esto es un proceso de ir aprendiendo, pero se hizo bastante fácil, bastante rápido. Cuando la gente te canta una canción, es una sensación única que te hace querer seguir haciéndolo. Es de los más lindo".
Al explicar el buen recibimiento que ha tenido entre los escuchas - tiene 1.3 millones de seguidores en Instagram y 1.4 millones de oyentes mensuales en Spotify -, Lucho señala que "en vez de fijarme en otros artistas, me fijo en dar lo mejor de mí. Hay una frase que digo 'Me estoy dando cuenta de mi propio egoísmo porque solo compito contra mí mismo', tengo que aprender a ser mejor persona siempre".
También apunta a lo genuinas que resultan sus composiciones: "Te gusta cuando escuchas a un artista que te representa. Capaz que en Argentina hay muchos que, si no fuera por la música y el talento, lo estaríamos pasando mal. Entonces, es sentirse representado por la música de barrio".
— Ante todo lo que has logrado siendo tan joven, ¿cómo defines o dónde encuentras el éxito?
— Va más allá de la música. Ser feliz es lo más exitoso, y es que puedes ser el número uno en lo musical y te sientes vacío. Hay que tener un balance porque a veces a uno se lo come el ser artista. Dentro de poco voy a tener más años siendo artista que ser humano, entonces trato de tener los pies en la tierra, primero ser persona y luego ser artista. El éxito es balancear las dos cosas.
— Ahora viene tu conquista de México.
— Quiero explotar la escena mexicana porque siento que hay mucho potencial y que les puede gustar lo que hago. Es educada la gente en México, cada trabajador es muy educado.
El admirador de Mc Buzzz y de todos "los artistas que están ayudando a su familia gracias a la música", cierra la charla con MILENIO declarando que extraña a su familia, pero estar trabajando lejos de ella es un sacrificio que está dispuesto a hacer porque "quiero ser el mejor, mi sueño es éste y tengo claro el enfoque".
"Hay que mandarle para adelante, no tirar a lo que dice la gente, lo del otro. Cada quien tiene su camino y marca la historia con su lápiz".
Aunque, más que lápiz, la de Lucho SSJ parece ser una pluma Aurora Diamante.
hc