Sergio Vallín se escucha emocionado al presentar Microsinfonías, la producción que visualizó hace 12 años y que ahora es realidad. La pandemia paró una gira mundial como guitarrista en Maná, pero no pudo evitar el lanzamiento del trabajo que concentra la libertad que se dio para compartir sus gustos, incluso para volver a sus raíces, y así ofrecer un trabajo “ecléctico, sí”, y al mismo tiempo, unificado por el amor y la pasión de los protagonistas por la música.
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¿Cómo surge el proyecto de Microsinfonías?
El primer pensamiento nació en 2008, y es hasta 2016 cuando lo empecé a grabar; es un proyecto inspirado por el gusto de compartir la música que hago, con la música de compositores que admiro y quiero. El resultado fue Microsinfonías.
El concepto está inspirado en la obra de artistas que son amigos y la otra mitad es música original. El disco se grabó con la Orquesta Sinfónica de Praga, los arreglos son de Edy Lan, quien también me ayudó en la coproducción; fue algo tardadito por las agendas de los invitados, creo que se llevó el tiempo que requería, y al final quedo algo increíble.
¿Es un gusto que te das como creativo, como músico?
Sí, es un gusto por el placer de admirar la música clásica y también la popular que me ha acompañado toda mi vida, y al compartir con Edy Lan, que ha sido el brazo derecho para que las sinfonías sean lo que son; fue algo muy bonito darnos el placer de experimentar. Es un proyecto independiente, a propósito, para no tener a alguien que te diga cómo hacer las cosas, ni en qué momento. Es por el puro placer de compartir la música.
¿A quién va dirigido, con quién lo quieres compartir?
Ojalá pudiéramos llevar esto en vivo, es complejo porque está de por medio una orquesta sinfónica y los invitados, pero creo que se puede hacer algo interactivo, ya está en las plataformas digitales, esperamos hacer una edición en vinil o en cd, merece la pena hacer algo físico.
¿Cómo elegiste a tus invitados?
Toda mi vida he admirado a los artistas que están en esta historia, busqué compartir y sentir esa cercanía con ellos a través de lo más básico que es un instrumento, porque al final todos empezamos tocando algo. Siempre empiezas tocando una guitarra, la batería o el piano; fue muy bonito contar con esa parte de ellos.
Marco Antonio Solís me decía: “Gracias por permitirme tocar mis percusiones que tanto amo”. Escuchar “Dónde estaba mi primavera” con la orquesta, que de repente guarda silencio y solo queda Marco tocando sus percusiones es algo muy emotivo. Igual pasó con Alejando Sanz y su guitarra flamenca, o con Juan Luis Guerra con su guitarra de jazz o a Fher con la armónica; además de los guitarristas y de los músicos que ya tienen su carrera como instrumentistas, como Carlos Santana, Steve Vai, Janek Qwizdala, Ara Malikian, Arturo Sandoval y Bertha Rojas.
En la producción también participa tu familia...
Sí, nos dimos la libertad de que estuvieran hasta mis hijos, que también son músicos. En “Vivir sin aire”; antes del tema hay como una intro, es como un mantra, hay percusiones y es la única parte vocal del disco, un canto, son mi hija Karla y mi hermana Rocío; también hay una guitarra, la de mi hijo. Mi hermano, que es el bajista del disco, participa en seis de los siete temas. Mi familia es lo más importante para mí y tenía que estar.
Explorar y navegar con esta libertad de que todos somos músicos y todos estamos en el mismo barco, en diferentes situaciones y lugares, pero al final todos en la música, eso es maravilloso. Haberme encontrado en este camino a Edy ha sido sensacional, ha sido el parteaguas, porque antes de las Microsinfonías tenía una forma de concebir la música, hablando de arreglos sinfónicos, y ahora ya no lo veo de la misma forma; el universo de Edy me enseñó muchas cosas y espero que sea el principio de más. Él hace cosas para cine y a mí me encanta la música de cine; este disco tiene muchos matices, es muy visual.
Es un material muy revelador, en cuanto a lo que te gusta y admiras…
Sí, desde muy chavito he tenido la oportunidad de explorar muchos panoramas musicales. Llegué a tocar en restaurantes, después hice música mexicana antigua, estuve amenizando bailes, hice muchas cosas antes de entrar a la banda (Maná), en la que ya tengo 26 años, y he aprendido un montón de cosas; no soy el único, Edy, además de que estudió música clásica, también escucha a Michael Jackson, jazz o blues.
¿Cómo has llevado el aislamiento?
Estábamos en medio de una gira mundial y se paró por completo, ha sido un momento de introspección, de tocar fondo en cuanto a qué es lo más importante de la vida. Esta pausa forzosa me da más ganas de salir a tocar, me encantaría compartir este proyecto de Microsinfonías. Lo que me preocupa y me he ocupado, en lo que he podido, es de mis compañeros músicos, que de un día para otro se les acabó la chamba, muchos viven al día, y han tenido que hacer otras cosas para comer. Ojalá el tiempo nos dé tregua para que mis compañeros y el entorno que rodea la música vuelvan a trabajar.
LAS CLAVES
EDY LAN, EL COPRODUCTOR
“Para él (Sergio) era una necesidad hacer este disco, porque tiene una amplitud musical que había que expresar, y esta fue la medida correcta para hacerlo.
“Fue un reto encontrar el camino porque queríamos un concepto un poco cinematográfico en los arreglos, son muchos estilos y sensibilidades diferentes unidas en algo diferente que parece que se unió”, destacó el productor.