Tomar alcohol en exceso puede traer complicaciones, lo peor puede ser una enfermedad o un accidente que pueda costar la vida de personas, sin embargo llevándolo a niveles más bajos, también puede causar momentos vergonzosos para el o la imprudente que se exceda de copas e incluso para quienes los acompañan.
Un ejemplo de ello es una mujer que en 2019 protagonizó una de las borracheras que seguro será de las más recordadas en Canadá, pues los daños por este descuido salieron en 10 millones de dólares.
La joven se llama Daniella Leis y asistió al concierto que ofreció Marilyn Manson en el Budweiser Gardens de Londres, Ontario; el detalle fue que se excedió de tragos y al acabar el show decidió conducir a su casa en estado de ebriedad; como era de esperarse, esto no resultó bien.
Según los reportes judiciales, Daniella manejó en dirección contraria por Queen’s Avenue y terminó por chocar contra una casa provocando daños en la instalación de gas y generando una explosión que no solamente quemó esa vivienda, sino otras cuatro más. Por fortuna de todos no hubo muertes que lamentar aunque sí dejó siete heridos.
Actualmente la joven se encuentra en prisión por cuatro cargos en su contra, aunque no por mucho ya que en 2021 fue sentenciada a tres años en la cárcel. Las sorpresas no terminan ahí, pues Daniella Leis ahora es la demandante y va contra Ovations Ontario Food Services, la empresa que vendió el alcohol el día del concierto.
De acuerdo con la demanda, Leis responsabiliza a Ovations por haber vendido el alcohol de manera irresponsable y no darle seguimiento a sus clientes para salvaguardar su integridad, acusando a la compañía de “poner las ganancias por encima de la seguridad”, luego de seguir proporcionándole la bebida aún cuando ella ya estaba pasada de tragos.
La mujer y su padre piden a la empresa que tome parte de los gastos generados por la explosión y los daños, pues el incidente, argumentan, fue “causado o contribuido a ello por negligencia, incumplimiento del deber e incumplimiento del contrato”.
Esto deja como moraleja a las personas y a los vendedores de alcohol tener un control sobre las bebidas para evitar más historias de este tipo que puedan terminar en algo más grave.
ARP