Nicole Reza llegó a la música de manera fortuita. Hace casi 10 años, mientras estudiaba cine, una amiga, Priscila Trevilla, la llevó a una fiesta de raperos. Entró en confianza y, jugando, empezó a tirar rimas. Muy buenas rimas. Por eso al día siguiente su camarada le propuso "hacer un proyecto".
Priscila agarró un beat y Nicole escribió algunas frases. Les gustó el resultado y así surgió Magdalena 3 vidas, proyecto que en su trayectoria consagró canciones como Perico con tapioca y M, contó con el respaldo del sello Lucky Bastard Records, colaboró con la banda de punk Los Viejos (en el tema Quema el coche) y tocó en el Festival Marvin.
Con la pandemia de covid-19, el dúo entró en un receso, aunque esto no significó un distanciamiento de Nicole con la música, al contrario: bajo el mote de Viva la Reza siguió su exploración musical por el rap, trap, electrónica y reguetón. Prueba de esta perseverancia y curiosidad es su canción más reciente: Yakuza.
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La música de Viva la Reza muestra a "una chica que se enfiesta, pero también llora", dice la cantante en entrevista con MILENIO. Letras de empoderamiento que no dejan de lado "lo sensual y la nostalgia".
"En la Ciudad de México la mujer se está empoderando tanto que llega a haber unas letras fuertes, pero a mí me gusta no dejar de lado la delicadeza, la manera en que se ama o en que te rompen el corazón".
Ejemplo de lo anterior es Yakuza, tema lanzado el pasado 17 de octubre que, bajo la producción de Eddivan, se vale de un beat electrónico lóbrego para aludir en su letra a lo osado y el desenfado. "Estoy lista para el juego", canta Nicole.
Resalta que esta canción, disponible en plataformas como Spotify, Apple Music, Deezer y YouTube (con un video animado por Nat Comel), es ejemplo de lo que la cantante busca desarrollar en esta etapa de su carrera: la colaboración. "Eso nos está haciendo más fuertes, la fusión hace que la música llegue a otro nivel. Como las escenas del reguetón y el trap, que están subiendo demasiado por las colaboraciones".
Para Nicole, la música, además de ser el medio en el que se desenvuelve, es un bálsamo: "Salvó mi vida. Tuve problemas de depresión y mi EP pasado, Bssshhh (2023), me salvó, entonces de ahí me di cuenta que ya no me puedo reprimir, tengo que sacar lo que tengo".
"Ahora pienso en mí antes que en los demás, que podría sonar egoísta pero es la realidad. Esa es la manera en que he podido cuidarme a mí misma", agrega.
Otro aspecto que beneficia su salud mental es no preocuparse por los números. En estos tiempos de algoritmos y consumo musical voraz, donde a diario se suben 120 mil archivos de audio a Spotify (según un informe del 2023 realizado por la empresa de data y estadística Luminate), la rapera es consciente de que hay colegas que, "así como pagan seguidores, pagan reproducciones".
"Esa competencia termina siendo falsa. Se demuestra en el escenario, ahí te tienes que fijar. Los números ya se van a otro lugar", acentúa.
Nicole destaca que, con su música, quiere que sus fans - tiene más de 24 mil en TikTok y más de 11 mil en Instagram - "se salgan del cuadrado".
"Todo lo que he escrito es para poder inspirar a otra gente para hablar de lo que está sintiendo, para que no tenga pena de lo que puede llegar a hacer a pesar de la sociedad. Quiero transmitir que, sin importar las circunstancias en las que estés, tú puedes llegar a donde quieras o hablar".
— Para cerrar, ¿qué opinas de que cada vez más influencers incursionan en la música con géneros urbanos?
— Hay generaciones: la que quería ser cineasta, la que quería ser DJ y la que quería ser reguetonero. Ahora parece que para ser influencer un requisito es que hagas música. A lo mejor se cuelgan, pero no descarto que pueden salir cosas buenas, como Yeri Mua. Está padre que la gente experimente porque todos podemos hacer música, luego ya te das cuenta hasta dónde llegas.
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