Anastasia se despide este 12 de mayo tras 10 meses y más de 280 funciones, pero antes preparó una presentación que llevará su historia y su música a gente con discapacidad auditiva con el programa Proyecto Vibra.
“Anastasia es nuestra primera obra de teatro musical con este programa”, comenta Karla Pérez-Gil del Valle, gerente de Fundación Ocesa, en entrevista previa a la función del 9 de mayo en el teatro Telcel.
Proyecto Vibra empezó sus operaciones en agosto de 2023 y curiosamente surgió casi de forma simultánea al estreno el 3 de agosto pasado en México, producido por Morris Gilbert, del exitoso musical de Broadway creado por Lynn Ahrens y Stephen Flaherty, con libreto de Terrence McNally.
Hasta hoy ya ha tenido 800 beneficiados, quienes han podido asistir a 16 espectáculos de Ocesa y otros en lugares como el Teatro Metropolitan o el Blackberry, el Palacio de los Deportes, el Pepsi-Center, festivales como el Corona Capital o el Auditorio Nacional, donde apenas el martes 7 de mayo 40 sordos pudieron disfrutar del concierto por motivo del bicentenario de la Sinfonía 9 de Ludwig van Beethoven.
La función de Anastasia el jueves, a partir de las 20 horas, incluye la participación de cinco traductores de lengua de señas mexicanas de la escuela Alas de las Artes, que tiene la especialidad de interpretación musical, además de chalecos de alta tecnología que transmiten vibraciones a los 40 invitados sordos a la función, a quienes se les destinó un sector de las lunetas del centro de espectáculos en Plaza Carso.
Los cinco intérpretes no sólo hacen la traducción de las canciones, sino también interpretan las emociones que los artistas les imprimen. En el caso de Anastasia, sólo se enfocan a los tres personajes principales, que son la joven princesa rusa, Dmitry (Javier Manante) y Vlad Popov (Manuel Corta).
“La idea es que sea una experiencia inmersiva, en donde los sordos sensorialmente vivan la música a través de los chalecos, pero también está la parte de la interpretación y el estímulo visual del escenario, que se convierte en una experiencia inmersiva donde se encuentran la música y los sordos.
“Mandamos a Alas de las Artes el set list de las canciones para los eventos con una o dos semanas de anticipación a la función, para que ellos hagan la traducción en lenguas de señas y ensayen. En el caso de Anastasia, fueron súper generosos con nosotros porque nos prestaron el libreto y video de la obra para que los intérpretes pudieran ensayarla”, dice Pérez Gil del Valle, también vocera de la fundación.
Los chalecos son importados de París, de tecnología de punta que trabaja con radiofrecuencias; tienen un transmisor que se conecta a la consola principal de audio del evento, que transmite por vía radiofrecuencia a una antena receptora en cada chaleco, en el caso del musical Anastasia, para 40 invitados, quienes reciben, además, los boletos de cortesía, sin cargos para ninguno de los beneficios.
“Los sordos sienten cada instrumento y cada voz que surge de la consola, de la mezcla general. Es encontrar el entretenimiento musical en vivo con los sordos”, agrega la gerente de Fundación Ocesa.
“¿Cuándo antes podríamos pensar en encontrar al entretenimiento en vivo con los sordos? Parecía algo tan contradictorio, pero hoy es una realidad. Ha sido increíble tanto para la comunidad sorda como para nosotros. Todos en los conciertos y festivales nos sensibilizamos mucho al acercamos a ellos. Es una manera de encontrarnos oyentes y sordos de una manera súper conmovedora”, dice Gil-Díaz del Valle.
Anastasia; HISTORIA MÍTICA
En su última semana, Anastasia acumuló 280 funciones y más de 210 mil espectadores pudieron disfrutar del musical en el teatro Telcel de Plaza Carso, en la zona de Polanco, según cifras de Ocesa.
En una de las producciones más fastuosas en México, con vestuarios y escenarios de época, el público ha podido disfrutar de los temas de la película que le dio origen al musical, entre ellos “Un rumor en San Petersburgo”, "París te abrirá el corazón”, “Viaje al pasado” y “Una vez en diciembre”, entre otros.
El musical comienza en 1906, con Anastasia niña (Sara Smith) despidiéndose de su nana (abuela), Marie Fiódorovna (Irasema Terrazas), que se muda a París y en recuerdo le obsequia una cajita de música; la elipsis lleva a un baile de salón en 1917 en la corte de su padre en San Petersburgo, el zar Nicolás II de Rusia, en el que irrumpe los revolucionarios bolcheviques, que asesinan a la familia real.
La única sobreviviente es Anastasia (Mariana Dávila), que pierde la memoria y vive en las calles rusas como Anya. La historia real es que la gran duquesa Anastasia Nicolaieva Romanova fue asesinada con sus padres y hermanas por los bolcheviques el 17 de julio de 1918, a poco más de un mes de cumplir 17 años. La versión de que sobrevivió se volvió mito y muchas mujeres se quisieron hacer pasar por ella.
Quizás en el significado del nombre de Anastasia (Resurrección) ya estaba implícito que habría de renacer en 1997 cuando se estrenó la película de la 20th Century Fox y dos décadas después el musical.
A los personajes históricos de Anastasia (Mariana Dávila) y su abuela Maria (Irasema Terrazas) en el musical se les van sumando otros a medida que avanza la trama ambientada en 1927 ya en Leningrado (el nombre que le dieron los bolcheviques a San Petersburgo en honor a Vladimir Ilich Lenin) y París.
Gleb Vaganov (Carlos Quezada), comisario del nuevo régimen e hijo del hombre que disparó contra los Romanov, pero no pudo matar a Anastasia, busca a la sobreviviente en una Rusia llena de miseria y hambre. Mientras, Dmitry (Javier Manante) y su amigo Vlad Popov (Manuel Corta) quieren conseguir a una joven que se haga pasar por Anastasia para cobrar la recompensa que ofrece su abuela María. Después de audicionar a prostitutas en un teatro, encuentran a Anya, una joven barrendera, que los convence, aunque en realidad justamente es la gran duquesa que ahora tiene 26 años y padece amnesia.
Ante la persecución de Gleb, Anya y Vlad convencen a Dmitry de huir a París donde Popov buscará a su ex amante de la corte del zar Lily (Gloria Toba, magnífica siempre), dama de compañía de Maríe. El escape en tren por las estepas rusas rumbo a Polonia y luego Francia, es casi épico en Anastasia.
Y uno de los momentos más exquisitos del musical es justamente cuando la heroína y su abuela se miran por primera vez en más de 20 años, durante una función de El lago de los cisnes, el ballet clásico de Piotr Ilich Tchaikovski, en un teatro en París, al que suelen llegar los inmigrantes y exiliados rusos.
Al tema que interpretan todos los protagonistas principales (Cuarteto de ballet) se le da un toque de metateatro muy elegante, al incorporar casi de manera cinematográfica a un grupo de bailarinas en escena para ellos. Uno de los momentos más lúcidos y espectaculares de esta producción majestuosa.
El nivel de preparación de todo el elenco no deja duda en los temas musicales, como los que interpreta Anastasia, "Al soñar" y "Viaje al pasado", o el dueto entre Anastasia y Dmitri “La noble y el vulgar mortal”, o incluso la sarcástica “La rueda de prensa” y el dueto de Vlad (Corta) y Lily (Toba).
Al elenco se suman Roberto Alamán, Paula Calva, Melissa Ortega, Esteban Juárez, Samantha Salgado, Irma Flores, José Antonio Domínguez, Éric Santiago, Carlos Salazar, Abel Fernando y Majo Rangel.
AMG