El Polyforum Siqueiros, el Teatro Arlequín y el Orfeón son íconos artísticos de Ciudad de México, que en su época fueron significado de grandeza y que hoy, al menos en el caso de los dos primeros, se encuentran en etapa de restauración para volver a abrir sus puertas al público.
El inmueble que alberga 12 murales del mexicano David Alfaro Siqueiros, cerró en septiembre de 2017, cuando se aprobó su ampliación y modificación, con la creación de una torre de 48 pisos para uso comercial, habitacional y de oficinas.
Inaugurado en 1971 en Insurgentes Sur #701, enfrentó el primer intento de esta renovación en 2013; aunque no se concretó, los shows teatrales pasaron a segundo plano, para enfocarse en exposiciones y conferencias.
En marzo de ese año, la cartelera cerró con El tiempo vuela, dirigida por Rafael Perrín y protagonizada por Ernesto Laguardia; Soltera pero no sola de Claudia Cervantes, y Soy lo prohibido, de Consuelo Duval.
Al solicitar información a los encargados del nuevo proyecto, solo se obtuvieron los documentos ya públicos, en los que consta que la obra durará tres años y que no tocará el edificio que alberga los murales y el teatro circular, uno de los pocos al estilo griego, que brillaría si volviera a albergar espectáculos escénicos.
Durante un recorrido, un guardia de seguridad comentó a ¡hey! que luego del retiro de árboles en marzo pasado no se han realizado más trabajos: “Todavía no empiezan las obras, el lugar ya está cerrado al público, pero todavía están abiertas algunas oficinas; aún no vienen trabajadores ni maquinaria, y no hay fecha para comenzar las obras”.
EL TEATRO ARLEQUÍN TENDRÁ DOBLE FORO
En la calle Manuel Villalongín #22, el predio que un día albergó al Teatro Arlequín luce vacío; en entrevista telefónica desde Madrid, el productor Antonio Calvo señaló que buscan presupuesto para concretar un proyecto ambicioso.
“Serán dos teatros: uno de casi 800 butacas y otro de 300, uno arriba del otro; ya hicimos dos proyectos arquitectónicos, con dos arquitectos, y la preconstrucción, o sea todos los presupuestos al último detalle. Ya hay un grupo de inversionistas, pero se hizo un estudio y lo que te deja el teatro no da para construirlo”, indicó.
Por ello, esperan que concluyan las elecciones y entre el nuevo gobierno, para concursar por dinero público; en su mira está el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados (Paice), al que ya se acercaron y donde los recibieron “con buenos ojos”.
“No queremos pensar en algo chico, porque creemos que la capital se merece y necesita un espacio así”, agregó, para luego contar que el recinto más pequeño guardaría el nombre del Teatro Arlequín, ya que cuando se inauguró hace 65 años fue conocido como el “teatro de bolsillo”.
La Dama de Negro es una de las obra representativas de este espacio, con la cual bajó definitivamente su telón en 2016 y con la que se pretende volver a abrir. El propio Calvo fue el encargado de montarla por primera vez; gracias a eso compró el inmueble, y ahora busca hacer realidad el “sueño” de verlo en su esplendor.
UN GRANDE OLVIDADO
Al caminar por la calle Luis Moya #40 se observa el abandonado Teatro Orfeón, inaugurado en 1996 por la CIE (compañía controladora de OCESA), aunque su origen se remonta a 1938 cuando inició actividades como cine.
En 1997 se estrenó el único musical que pisaría su escenario: La Bella y la Bestia, con Lolita Cortés, Roberto Blandón, Norma Herrera, Lenny Zundel y Pía Aún; pero un año después cerró al entrar en un litigio que a la fecha continúa.
El juicio involucra al propietario original y la CIE, quedándose cada uno con una parte del recinto, lo que ha parado sus actividades; desde entonces, los vecinos solo llegan a ver las luces del velador que cuida las instalaciones.