El Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Cenart) se prepara para recibir a La fundamentalista de Juha Jokela, que estrena el 11 de septiembre; durante un receso de los ensayos, el director español Ignacio García habla de la puesta en escena y aborda la relación religión-política, tan vigente hoy en día.
“Es una obra que plantea una temática mundial, que es el fundamentalismo religioso y la irrupción de movimientos fanáticos religiosos que intentan condicionar la vida civil y determinar normas más allá de la sociedad laica; evidentemente en México no podemos obviar los movimientos evangélicos, la presión gubernamental que hay y los escándalos que están saliendo de la convivencia que hay entre el poder religioso y el civil, en un país en el que aparentemente uno de los grandes logros es el estado laico”, dice a M2.
Marcos (Luis de Tavira) es un famoso pastor, autor de una serie de libros que intentan renovar la fe y fortalecer la iglesia; de pronto, regresa a su vida Heidi (Aurora Cano), una amiga que dejó de ver hace 20 años y que ahora pertenece a la Iglesia de la Palabra Viva. A lo largo de la obra, él intentará redimirla de lo que considera un fanatismo peligroso y manipulador, ella querrá alejarlo de lo que ve como un ejercicio de soberbia ciega e incongruente; mientras intentan salvarse el uno al otro, quedarán atrapados en un amor pasional que les cambiará la vida.
“En el fondo la reflexión es que la religión debería ser una oportunidad de una vida espiritual superior, las religiones hablan del amor, la fraternidad, la compasión y la calidez; pero, en cuanto una religión se extrema, empieza a importarle más la imposición de reglas, el sometimiento y el dominio espiritual, cuando debería ser algo luminoso se convierte en algo fiscalizador”, señaló.
Y añadió: “México necesita en este momento una reflexión sobre qué significa la vida espiritual y qué diferencia hay entre la individual y las imposiciones colectivas; cómo la religión debería ser consuelo, cercanía y esperanza. En México nos encontramos con noticias inquietantes de los vínculos de la iglesia con el poder, cómo el estado está reclinado algunas responsabilidades a la iglesia”.
Jokela escribió una obra contemporánea contada a través de una historia de amor llena de drama y pasión, que sin ser densa ni filosófica pondrá al público a reflexionar sobre religión, política e, incluso, igualdad de género. “El libreto es muy del movimiento feminista y de la situación de presión contra las mujeres que vivimos hoy en día”, subrayó García.
Ignacio García no olvidó destacar la talla del elenco que dirige: “Sé lo que significan Luis y Aurora, son figuras importantísimas para el teatro mexicano, en diferentes facetas. Tener a Luis y Aurora es tener un espacio de reflexión y gente a la que le importa el teatro como un hecho comunitario y colectivo”.
Teatro mexicano
“El teatro mexicano está en un momento muy poderoso, yo tengo la suerte de dirigir el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro y este año ha estado México como país invitado, han ido 20 producciones mexicanas y el público europeo ha quedado maravillado y fascinado del potencial artístico; pero todo ese potencial artístico solo puede desarrollarse si hay una vocación publica, responsabilidades de los gobiernos, que garanticen el buen desarrollo”, indicó.
Desea que en México se proteja y dé mejores condiciones al gremio teatral, que en este momento ha visto en riesgo, vulnerable y con incertidumbre; pues, como decía Federico García Lorca, el teatro es el termómetro de una sociedad y una sociedad que no cuida su teatro si no está muerta sí moribunda.
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