Marina de Tavira: El inspector llama a la puerta nos muestra a todos como víctimas y victimarios

La obra El inspector llama a la puerta tiene funciones de viernes a domingo hasta el 17 de diciembre

Marina de Tavira fue madrina de El inspector llama a la puerta | Especial
Ciudad de México /

Marina de Tavira, actriz de teatro, televisión y cine, nominada al Óscar por Roma en 2019, amadrinó las 50 representaciones de la puesta en escena de Otto Minera de El inspector llama a la puerta (An Inspector Calls, 1946), del inglés J. B. Priestley, un drama social que a su juicio “resuena todavía hoy” cuando muchos hombres y mujeres “no son vistos como personas” en nuestra sociedad contemporánea.

“No conocía la obra, pero me puse a investigar sobre Priestley, que sin duda tenía convicciones socialistas. Pero, a mí lo que me sorprendió fue sentir que no estaba viendo una obra del pasado, todo lo que ahí se dice resuena hoy”, comenta en entrevista De Tavira sobre esta pieza con tintes de thriller y humor negro, protagonizada magistralmente por Carlos Aragón como el inspector Revenant, un nombre que Minera impuso sobre el original de Goole, para cuadrar quizás con la ambigüedad del personaje.

“Y una de las cosas que más me impacta de esta obra es ver cómo las personas somos sujetos dramáticos de un sistema; no importa en qué parte de la escala social uno se encuentre, somos víctimas y victimarios del sistema. Lo que nos tenemos qué preguntar es ¿qué hacemos con el sistema? ¿hacia dónde vamos? Porque esta obra está escrita hace casi 80 años, y claramente ahí están las mismas preguntas, y no estamos yendo a un mejor lugar”, agrega tras atestiguar a la función del 9 de diciembre.

El drama se inicia cuando la acaudalada familia Birling celebra con una cena el compromiso de su hija Sheila (Leilani Ramírez) con el heredero de la competencia, Gerald Croft (David Villegas). El festejo se interrumpe por la llegada del inspector de policía Revenant, que investiga el brutal suicidio de una joven, Eva Smith, alias Daisy Fenton, a quien el patriarca Arthur Birling (Pedro Mira) despidió de su fábrica dos años atrás por hacer huelga para pedir un aumento salarial mínimo para las trabajadoras.

Revenant interroga sobre Smith-Fenton a los miembros de la familia Birling: al magnate con sueños políticos Arthur, a la bellísima y fría matriarca Sybil (Lourdes Gazza), a los hijos Sheila y al alcohólico e irresponsable Eric (José Ramón Berganza), además de al prometido de la joven y futuro yerno, Croft. Mientras, sentada en una silla a un costado del escenario ante el público, en un juego de metateatralidad y humor negro, la sirvienta Edna (Helena Aparicio) lee en silencio la obra de Priestley (que se representa en el comedor), agotada, bostezando, después de recibir maltratos por parte de sus patrones.

Aragón, quien ha encarnado al malo en películas como Abel , Yo Fausto o Colosio: el asesinato y series como Sr. Ávila, interpreta a Revenant que se erige como la conciencia social, casi metafísica en este drama y sátira del prolífico escritor inglés, muy cargada del pensamiento socialista que lo caracterizó en su vida y su obra. Una adaptación de este drama social la montó en El Milagro, en 2014, La Máquina del Teatro, de Juliana Faesler y Clarissa Malheiros, con los feminicidios como el leit motiv.

La primera temporada del montaje de Minera de esta obra, ambientada por Priestley en 1912 antes de la Primera Guerra Mundial y la revolución socialista en Rusia, se realizó a mediados de 2022 en el teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque y, debido a su éxito, el Helénico acogió una segunda ronda, que tiene funciones de viernes a domingo hasta el 17 de diciembre, pero volverá a principios de enero.

Entrevistado por este reportero en su primera temporada, Aragón recordó que Priestley fue un luchador social toda su vida, activista por los derechos laborales e incluso fue señalado como socialista.

“Priestley retrata perfectamente a esta alta sociedad que controla todos los medios de producción y la riqueza en sí, y es dueña de vidas y haciendas, y justifica su accionar con el pretexto del progreso, que si bien el progreso en general da riqueza, también lo ha hecho de manera pedestremente ventajosa, determinando que sus acciones son las correctas, pasando por quien tenga que pasar. Y esto se retrata finalmente en El inspector llama a la puerta, con todos los testimonios de los personajes”, subrayó.

En esta nueva temporada, De Tavira elogia la visión de Minera de reponer esta obra sobre la tragedia de la joven trabajadora Eva Smith, que tiene su espejo social y de continuidad en la sirvienta Edna.

“La obra me hizo pensar en la falta de empatía que a veces tenemos por querernos salvar de este sistema bestial que nos hace ser poco empáticos para sobrevivir”, expone la también productora teatral.

Para ella, el inspector y su nexo con los otros personajes antagonistas están abiertos a la interpretación.

“Cada quien le puede poner la cara que sea. Me voy a ver metafórica, pero yo diría que Revenant es la conciencia, la voz de la conciencia”, dice la ganadora del Ariel por Coactuación Femenina por Roma.

—La irrupción del Inspector Revenant también desata un choque generacional entre los Birling. ¿qué significa esto para usted como artista escénica y ahora como público?

—Me parece un guiño de esperanza de parte del autor, aunque habría que contarle cómo estamos ahorita para ver qué dice. Es la esperanza de que las generaciones jóvenes van a tener esa conciencia –volvemos a esa palabra–; estamos depositando en ellos y ellas el futuro del planeta, si quiero traer a nuestra época esto. Son las y los jóvenes quienes nos podrían rescatar del desastre que hemos dejado. Siento que es lo que Priestley nos está queriendo decir; en los jóvenes (Sheila y Eric) sí hay una toma de conciencia y una posibilidad de cambio, claramente en sus padres no hay esa conciencia. Como les reprocha Sheila: “Mientras no me descubran resulta que seguiremos siendo buenas personas”. Y ella dice: “No, no puede ser, no podemos ser esas personas”. Creo que el autor es claramente optimista.

—Pero en la obra esa nueva generación ya carga con una culpa, una culpa social.

—Todos y todas tendríamos que revisar eso. No quisiera hablar de culpa, sino de responsabilidad. ¿Cuál es nuestra responsabilidad social? No podemos dejar de ver esa responsabilidad solo por no ser ejecutores de algo. Pasa mucho ahora con el patriarcado. Los jóvenes –y ahora sí me refiero a niños o adolescentes hombres– sienten que están siendo juzgados por algo que no hicieron, se les impone la culpa del patriarcado cuando apenas están empezando a vivir. Sí tenemos que revisar esto de dónde venimos para poderlo cambiar, no porque no nos haya tocado no somos responsables.

De hecho, una frase central de la obra es cuando Arthur dice a su familia: “En este mundo todos tenemos que compartir, y si no nos queda más qué compartir, tendremos que compartir las culpas”.

—¿Qué opina del personaje de la sirvienta Edna, que apenas aparece y al final la vemos fuera de escena? ¿Cómo la vincula con la suicida Eva Smith, un personaje principal que ya no existe?

—Claramente es un personaje clave. La forma en la que es tratada Edna por el resto de los personajes es muy significativa de lo que aborda El inspector llama a la puerta. Y en ese momento de verla en la esquina del escenario —no sé si eso esté en el texto o eso es de dirección—, dormida, agotada, después de haber sido maltratada, es decir, no vista como persona. Y yo creo que es lo que pasa en esta obra: está hablando de que hay muchas personas en nuestra sociedad que no son vistas como personas.


AMG

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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