El teatro es una de las bellas artes que impacta más al público con las emociones que se desbordan en el escenario y una obra como ‘Todas las Noches de un Día' es prueba de esto.
Es por esta razón que Samantha Coronel, quien protagoniza la puesta en escena, habla con MILENIO sobre su participación, sobre su papel y lo que significó para ella tocar los temas de los que se habla en este texto.
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Una oportunidad y un reto enorme
En el escenario Samantha Coronel tiene una presencia gigantesca, su desempeño es tal que te hace reír y llorar junto a Silvia, personaje de la obra ‘Todas las Noches de un Día’, el cual asegura que fue su gran oportunidad en el mundo del teatro.
“Para mí ha sido una oportunidad enorme y también un reto, es el personaje que más me ha costado armar, crear una estructura por todos los brincos emocionales que hay, pero también creo que es un regalo y la entiendo tanto, siento que eso es padre porque si yo me identifico, creo que muchos en el público lo lograrán”.
Así mismo asegura que desde el pasado se había identificado con el personaje y deseaba poder interpretarlo algún día.
“Yo cuando leí el texto yo quería hacer ese papel porque la entendía mucho, en relación a ser mujer, a las emociones que me embargan y he podido experimentar, siento que la relaciono con mi mamá y por consecuencia conmigo”.
Un personaje que retoma “esa melancolía heredada de las mujeres”
Para Samantha el poder hacer a Silvia significó navegar por lo que ella entendía como dolor, como soledad y saber que esta también es algo que viene desde muchas generaciones en las mujeres.
“Armé a Silvia pensando en un estar donde hay dolor, hay huella de trauma, pero en cómo mi cuerpo se relaciona con la tristeza, con el dolor y la frustración, deje fluir esa melancolía heredada de las mujeres".
La actriz aprovecha para habla de cómo en el pasado las mujeres no tenían tantas herramientas para afrontar problemas emocionales o de abusos que llegaban a vivir.
“Antes no había herramientas para tomar decisiones, o para tomar terapia o decir esto es lo que me pasó y así sobrellevar las cosas, la armé a partir de la quietud y el dolor que no tiene cause y solo navega en mi cuerpo de arriba abajo. Silvia en toda la obra imagina posibilidades, primero llega al invernadero con su tío y encuentra la respuesta, pero no es suficiente, luego es el prometido, luego la fiesta, el alcohol, pero ya no es suficiente y termina como su tío”.
La mente sabe que el teatro es ficción, el cuerpo no
La actriz algo que puntualiza es lo cansado que llega a ser, tanto emocional como físicamente, el hacer una obra como esta.
“Es muy cansado, para encontrar este tono y el ojo de Mauricio (el director) nos ayudó mucho, con los ensayos nos fue quitando las emociones desbordadas, nos preguntaba si creía que lo que hacíamos era orgánico. Mauricio Pimentel y yo decimos que parece que fuimos la noche anterior al gimnasio, porque la mente sabe que es ficción, pero el cuerpo no, yo me levanto con dolor en la espalda, en las piernas, el ojo papujo”
Así mismo revela que el estrés que se vive tras bambalinas es muy fuerte: “Más allá de lo cansado físicamente, los cambios son súper estresantes, obvio me ayudan, pero es a contrarreloj y es un esfuerzo por mantener el personaje mientras te peleas con el cierre, más que gasto físico es mental porque el esfuerzo por mantener el personaje se vuelve al triple”.
Por ultimo Samantha manda un mensaje asegurando que el teatro es algo importante en todos sus nivele.
“Yo siento que el teatro si es necesario, en todos los niveles, desde ir a ver Vaselina para echar cotorreo hasta ir a ver una obra que hable sobre lo que me duele, porque es el único lugar donde me puedo sentir acompañado y libre. Yo creo que funciona en todos los niveles y la magia es que pasa en ese momento y es un acontecimiento efímero, yo como espectadora me he sentido súper cómplice”.