Sylvia Pasquel: “Nunca hay que dejar de ser novios en el matrimonio”

Este sábado, 8 de julio, la actriz cerrará gira con función en el teatro In Xóchitl in Cuicatl en Ixtapaluca.

Sylvia Pasquel protagoniza 'No seré feliz, pero tengo marido' | Especial
Ciudad de México /

Desde hace ocho años, Sylvia Pasquel (DF, 1949) ha recorrido toda la república con la comedia No seré feliz, pero tengo marido, basada en el best seller autobiográfico de la periodista argentina Viviana Gómez Thorpe, sobre una mujer cuyo esposo la deja por alguien más joven tras 27 años de matrimonio.

La primera actriz descarta que sea feminista su monólogo, que suma ya miles de representaciones en escenarios incluso de zonas marginales del país, como Ixtapaluca, el suburbio mexiquense a unos 8 kilómetros de la capital y con apenas poco más de medio millón de habitantes, donde cierra esta gira con dos funciones el sábado 8 de julio, en el teatro In Xóchitl in Cuicatl, a las a las 17:30 y 20:30 horas.

“El título de No seré feliz, pero tengo marido podría sonar feminista, pero realmente no es feminista. La obra está diseñada y pensada para parejas, por eso lleva tantos años en cartelera”, dice en entrevista.

Aclara que tampoco plantea el fin del matrimonio o el divorcio como salida. Y menos que la mujer sea un mueble en el hogar que también le pertenece y en el que paradójicamente se le llama “ama de casa”.

“Viviana está en una familia compuesta por un marido y dos hijos. Tú sabes que la relación entre hombres es muy fuerte, muy de muégano. Entonces, vivir en una familia compuesta por un marido y dos hijos hombres, ellos son el Club de Tobby y ella está afuera de ese club. En la obra, con los aditamentos, la escenografía que usamos, queremos representar que la mujer está relegada en ese contexto de hombres, pero no porque no la quieran, sino porque es una cofradía de hombres muy fuerte, que pocas veces permite la entrada de una mujer”, expone Pasquel, que enfrentó tres divorcios.

Para la actriz, no importa cómo esté constituido un matrimonio, si sea heterosexual u homoparental.

El matrimonio es algo que vamos construyendo desde novios, sin idealizar a la persona y sin buscar cambiarla una vez que se case contigo. Y cuando te casas, además de que no quieras cambiar a tu pareja y la respetes, sobre todo, sigan siendo novios, porque luego se les olvida cómo fueron novios; a las mujeres se les olvida ser coquetas, arreglarse; y el marido ya no tiene detalles. Nunca hay que dejar de ser novios en el matrimonio, hay que mantener ese sentimiento de conquista y de amor, de sorpresa”.

Dirigida por Claudia Ríos, la pieza de una hora y 20 minutos de duración se presenta como un monólogo en el que el personaje de Viviana va narrando diversas anécdotas y experiencias que ha tenido a lo largo de los 27 años de casada con Jorge, El Gordo (un monigote de tamaño natural al que ella manipula como muñeco de ventrílocuo y le habla a lo largo de su representación, con la que Pasquel ganó el premio a Mejor Actriz 2014 de la Asociación de Periodistas Teatrales, ATP).

Casi segura de ser quizás la actriz con más años en cartelera y teatros llenos con un monólogo, a la par tal vez con el de La mujer de todos, que hizo hace dos décadas Margarita Isabel a partir de la obra de Dario Fo La mujer sola, Pasquel admite que ha ido afinando la adaptación del texto de Gómez Thorpe.

Destaca que en la adaptación puso cosas de su experiencia personal y de amigas con matrimonios y divorcios, pero que el público se identifica mucho porque la historia es común y cotidiana en el mundo.

“Fíjate que no se ha deteriorado nada. La obra ha tenido modificaciones porque al final, en ocho años, obviamente he ido resumiendo algunas cosas, quitándole paja. El texto de Viviana es maravilloso, muy divertido, tierno y conmovedor, así que rescate muchas cosas del libro, pero lo fui afinando. Ahorita, la obra está justo en el momento perfecto, porque se ha condensado dejando las partes importantes que componen la obra para llevarla al clímax”, afirma la nominada al Ariel por El diablo entre las piernas.

“La obra se acortó, para mí es muy agotador estar hablando sola a un muñeco una hora 20, pero se ha vuelto muy divertida, te lleva por todas las emociones, desde las carcajadas del principio, hasta la ternura cuando Viviana recibe la noticia de que su marido se quiere divorciar. Es muy conmovedor ese momento. Pero también le da un twist al mensaje al ver que la vida no se acaba cuando se acaba el matrimonio; te está ofreciendo una oportunidad de que retomes todo lo que se quedó en el tintero porque te dedicaste a cuidar a una familia y a un esposo; de salir adelante y triunfar y ser feliz, no importa la edad que tengas. Esa es la cereza del pastel, y por eso la obra tiene éxito”, señala Pasquel, quien cumple 73 años en octubre y quien hace casi dos décadas hizo ¿Quien teme a Virginia Woolf?.

Subraya que No seré feliz, pero tengo marido está concebida para parejas, no sólo para mujeres.

“Con el monólogo la gente se ríe, se espejea, se identifica, pero también identifica a otras parejas. Por eso hay que ir a verla en pareja, porque a los hombres les caen muchos veintes. No es una obra en la que estemos buscando culpar a alguien, en el matrimonio son dos los que tiene que poner de su parte para que las cosas funciones, a las parejas le caen muchos veintes y se llevan un mensaje bonito”, dice.
La actriz invita al público a acompañarla este fin de semana | Especial

Sobre los escenarios donde ha llevado su monólogo, buscó que todo mundo tuviera acceso a su obra.

“A toda la república la he peinado toda con la obra. Hay ciudades a las que he ido hasta 9 veces. A partir de que hicimos el teatro Silvia Pinal, donde tuvo éxito, entendimos que teníamos que hacer una gira por todos los teatros cercanos a Ciudad de México. Fuimos a Azcapotzalco, Iztapalapa, Nezahualcóyotl, Tlalpan… Y ahora vamos a Ixtapaluca, hacemos una girita, porque entendemos que mucha gente no puede ver teatro porque no puede desplazarse tan lejos a Ciudad de México”, refiere.

En todos esos escenarios, refrendó que era una historia común a todos y que el teatro podía sublimar.

“Después de una representación, en el teatro 11 de Julio, una muchacha pidió entrar a mi camerino a saludarme. ‘Por supuesto’, dije. Entró, empezó a llorar desconsoladamente, me abrazó. Dejé que se desahogara. Y le dije: ‘Tranquila, a ver ¿qué pasa?’. Me contó que le acababa de pasar lo que a Viviana en No seré feliz, pero tengo marido. ‘Mi marido me dejó por otra. Estaba desesperada, no sabía qué hacer, sufría depresión muy fuerte y me quería suicidar. Me trajeron a fuerzas a ver la obra. Y me han caído muchos veintes. Ya no solo no me voy a suicidar, sino le voy a tomar la palabra: voy a salir adelante, voy a retomar todos mi sueños que quedaron pendientes y me voy a lanzar a hacerlos y a ser feliz’, me dijo. Ahí te das cuenta que el teatro llega a los corazones, a las emociones y a los sentimientos más profundos del ser”, cuenta Pasquel, sobre el impacto que ha tenido su monólogo


  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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