Hay historias familiares trágicas con las que hemos convivido por décadas, en muchas ocasiones, sin la suficiente información como para tomar una postura adecuada, pero cuya narrativa va cambiando, dependiendo de las sensibilidades de los tiempos. Es por eso por lo que las acusaciones de Dylan Farrow, la hija de Mia Farrow y Woody Allen, han estado presentes desde que las hizo por primera vez en 1992, y han tenido distintos momentos en los titulares y en las agendas de la cultura popular a escala mundial.
Todo comenzó cuando Mia Farrow descubrió unas fotografías en las que se veía a su hija adoptiva Soon-Yi Previn desnuda tomadas por su entonces pareja, Woody Allen. Al poco tiempo, la actriz denunció al director por abuso sexual contra Dylan, la hija de ambos, que entonces tenía siete años.
Si bien es cierto que los hechos, sean como hayan sido, no cambiaron el resultado del juicio en el que se encontró inocente a Allen, debido a las inconsistencias narrativas, lo que sí ha cambiado es la disposición de muchos para comprender cómo el sistema patriarcal, siempre había defendido al hombre. Y cuando ese hombre es un genio, creador de cintas de culto y sin duda alguien que ha conmovido o hecho reír a millones, esa deseo de que sea inocente es aún mayor.
De ninguna manera eso significa que hay un punto final en su historia, y el siguiente capítulo del mismo horror emocional, se podrá ver a través de HBO este domingo 21 de febrero, en un documental seriado de cuatro capítulos llamado Allen vs. Farrow.
Los años pasan
El juicio en el que se encontró inocente a Woody Allen se llevó a cabo en 1993. Hasta ahí había quedado el tema, hasta que en 2017, Ronan Farrow —hijo de ambos—fue el periodista que expuso antes que nadie las historias de las mujeres en contra de Harvey Weinstein, y es considerado uno de los grandes propulsores del movimiento #MeToo y #TimesUp, lo que regresó la atención del mundo a la historia de Dylan, supuestamente resuelta por las cortes hacía más de 30 años.
En marzo de 2020, el director decidió publicar sus memorias, que si bien no solo hablan de la acusación de abuso sexual a su hija, sí hace una crónica puntual de toda la situación, desde que conoció a Mia desde su punto de vista.
Allen vs. Farrow viene ahora a mostrar la versión de la actriz y de Dylan, quien ya se había manifestado por escrito y a quien su madre Mia y su hermano Ronan han representado y defendido en diversas plataformas, en distintos momentos de la vida, nunca soltando la certeza de su acusación.
El hecho es que Dylan ahora habla directo a las cámaras de los documentalistas Kirby Dick y Amy Ziering, haciendo mucho más difícil ignorar o reprimir lo que su testimonio nos pueda provocar.
Ahora, lo que sí hay que decir es que este es un documental en el que solo habla una de las dos partes. Retomar extractos del audiolibro A propósito de nada de Allen como una especie de respuesta a lo que se dice es, por lo menos, truculento, a sabiendas de que en la edición de las frases está el mensaje que se quiere dar.
Sin embargo, ni Allen, ni su esposa Soon-Yi Previn (casados hace más de 20 años) ni Moses, el otro hermano que siempre ha defendido a Allen y no a Mia, han dado entrevistas más allá que las que se dieron por la autobiografía del cineasta el año pasado. Difícilmente íbamos a ver sus respuestas en este proyecto, que como cualquier documental depende no solo de los testimonios, sino del corte final de los directores. Eso Woody Allen lo sabe mejor que nadie.
Sea como sea y cambie la opinión de quien la cambie, este es solo un round más de una batalla que lleva desde principios de los 90 peleándose, y cuya verdad solo la saben dos personas en todo el mundo.
bgpa