La escritora Marisa Grinstein, quien escribió hace 24 años el primer libro en el que está basada la serie, hizo una curaduría muy cuidadosa de cada caso que habla de historias reales de mujeres que están en prisión.
“Es muy complejo contar cada historia, y hay que ver también temas legales. Cuando hacemos la adaptación tenemos cambios para que no sea tan evidente quiénes son los personajes, porque se puede reconocer algún familiar o amigo; tratamos que la esencia y el camino dramático que vivió esa mujer se respete”, explicó.
Al escribir las historias que conoció de primera mano, originalmente de mujeres asesinas en su natal Argentina, Grinstein asegura que no piensa en la susceptibilidad del público cuando está escribiendo, “porque siempre escribo desde el respeto a la historia y a la gente”.
Sobre la temática de la serie, y al preguntarle si ve en el futuro un mejor panorama para que haya menos violencia en el mundo, responde: “No veo con optimismo lo que pasa, me gustaría que fuera al contrario, que las cosas mejoraran. Cada uno desde su terreno vamos haciendo lo que podemos, lo mejor posible y ver si logramos ayudar. Decían que después de la pandemia todo iba a ser mejor y no lo veo”.
Sin embargo, está consciente de que estas historias tienen un mensaje que le deja algo más al público que solo violencia, “porque algo te puede resonar del otro, darte cuenta de cómo terminó el personaje después de algo que hizo; surgen varias preguntas sobre el actuar de la policía o la familia, por ejemplo”.
Detrás de cada caso hay una investigación periodística, Marisa es de origen periodista, y ha visitado los penales para hablar directamente con cada mujer.
El primer capítulo
Rosario cuenta la historia de una mujer que vive en el pueblo de San Pedro, cuya tranquilidad se ve opacada por una noticia desgarradora en el pueblo vecino que involucra el tráfico de órganos en niños. La protagonista, interpretada por Elyfer Torres, es madre soltera de dos niños y se siente vulnerable por lo que insta a los vecinos a protegerse; en un acto de amor lleva a todos a un acto inimaginable.
“Me emocionó mucho saber que me querían en Mujeres asesinas, mi mamá era muy fan y recuerdo la canción que me encanta, me introdujo nuevas ideas que de pronto por nuestra idiosincrasia es distinto. La historia de Rosario es para dignificar a la mujer y decir que no sólo es asesina porque sí, sino que el público vea que esa era la última salida”, explica la actriz que protagonizó la versión de Betty la fea, Betty en Nueva York.
Y explica cómo el primer episodio explora la rabia social, pues “se explora en comunidad la impotencia, donde todos están cansados de la misma situación que pasa una y otra vez. Me toca explorar también entender el amor de mamá”, asegura.
“Este trabajo me deja como actriz que nada de lo humano me es ajeno y que no somos especiales. Las emociones son las mismas para todos, atravesamos muchos infiernos, hay veces que nos ahogamos en un vaso de agua cuando ya hemos atravesado el océano. Soy un instrumento para contar historias y dignificarlas”, concluyó.
Las otras mujeres asesinas son Tessa Ia, África Zavala, Carolina Miranda, Litzy, Arianna Saavedra, Sofía Espinoza y Carolina Ramírez. Y completan el reparto actrices y actores de la talla de Ana Patricia Rojo, René Strickler, Amairani Calderón, Carlos Ferro y Emiliano García, entre otros.
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