En la vida hay que aprender a formarse en la fila que te corresponde: Raquel Pankowsky

Entrevista

La actriz, que protagoniza la obra Solteras, maduras y desesperadas, habla de cómo el público le alimenta el alma, de su icónico personaje Martita Asegún y de su experiencia en el programa ¿Qué nos pasa?.

La actriz destaca que la comedia es terapéutica. Alfonso Manzano
Ciudad de México /

Raquel Pankowsky antes de entrar a su camerino en el teatro Xola, saluda a sus compañeras: Luz María Aguilar, Norma Lazareno y Maribel Fernández, y en seguida se aprecia la comunión y amistad que hay entre ellas, luego de que llevan casi un año con la obra Solteras, maduras y desesperadas, con la que además de tener gran éxito en la capital también van de gira a varias ciudades del país.

Antes de iniciar la entrevista checa que su vestuario esté preparado para entrar a tiempo al escenario cuando se dé la tercera llamada de la producción de  Salomón Ramírez y Rebeca Moreno, una comedia que dice “es cien por ciento familiar y muy divertida”, de ahí que esté tan contenta, pues reconoce que aunque  le gusta hacer drama como lo proyectó en las obras El chofer y la señora Daysi y Cómo envejecer con gracia; prefiere “arrancarle sonrisas a la gente” haciendo comedia, género en el que asume que su mejor personaje ha sido Martita Asegún, el cual marcó su carrera, pero a diferencia de lo que la gente piensa “no me dio tanto dinero”.

¿Qué ha sido lo mejor de la obra, se ve que se lleva muy bien con sus compañeras? 

Mucho, hemos hecho un gran equipo; y a eso súmale que es muy divertida, familiar, hablamos de la amistad entre las mujeres, pero también del amor y de que a pesar de la edad que tengas, siempre quieres estar enamorada y eso lo hace a uno sentirse bien y vibrar, vivir.  Al final de la vida lo más importante son los cariños que uno ha logrado despertar. Los amigos que uno va haciendo a lo largo de la vida es lo que te sostiene.

¿Tiene muchos amigos?

No soy de muchos amigos, pero sí de muy buenos amigos. Para mí es difícil hacer amigos porque es algo que hay que cuidar, nutrir y hay que regarlo, pero en los momentos más difíciles, tristes, el cariño de las personas, el apoyo es lo que a uno lo saca adelante; porque el dinero, el éxito no importa, cualquiera tiene éxito, cualquiera tiene dinero en una época y no tenemos en otra; pero tener amigos es la familia que uno va recolectando.

La obra es una comedia, el género que domina, ¿no?

Pues un poco. Hacer comedia es terapéutico, uno le da alegría a la gente y hace que se olvide de sus problemas, por un ratito; y eso está muy bien. Alivia el alma; entonces para mí es un placer hacerla porque cuando oigo la risa de la gente, le nutren a uno el alma; además en el teatro es una retroalimentación que nosotros tenemos. Cuando salimos de la función salimos con el alma muy bien y con mucho ánimo de haber oído las risas.

¿Cuál fue la primera ocasión en que usted provocó la risa de la gente?

No me acuerdo bien, pero por ejemplo, mi entrada a la televisión fue en el programa ¿Qué nos pasa? Con Héctor Suárez, hacía un personaje que se llamaba Soledad, era la esposa de El Pacha, y el Pacha era un macho mexicano tremendo; y yo siempre estaba embarazada con tres hijos y un perro, y el personaje tuvo mucho éxito. En realidad el programa tenía mucho éxito. La que lo hubiera hecho habría tenido mucho éxito. Pero me tocó a mí. Y creo que fue la primera vez que rocé un éxito, porque no era mío totalmente, pues era de Héctor. Al público le gustaba mucho, creo que esa vez valore que la gente se riera mucho de un trabajo, pero que además tuviera que ver tanto con la realidad. Todo mundo me decía: yo tengo una hermana así, o una prima, pero nunca me decían: yo soy así.

Después ha tenido otros personajes, el de Martita Asegún, ¿ha sido el más importante para usted?

Sí, claro, ese personaje fue el que hizo que el público me conociera, sí desde luego, todos los actores tenemos un trabajo que hace que la gente nos conozca. A mí por Martita, que fue idea mía, yo lo parí, yo lo escribí, yo lo hice, yo todo. Yo me lo regalé sin querer.

 

¿Cómo nace?

Pues del hambre. Me decían que me parecía mucho a Martha y estaba en un momento muy difícil económicamente y como me encanta la política, estaba muy empapada en esos temas. Entonces me metí a hacerlo mientras me llamaban a trabajar. Nunca pensé que iba a ser un éxito, pero se convirtió en el éxito de mi vida.

¿Ganó bien con Martita? 

Me fue mejor que antes, no me fue tan bien como la gente cree, porque uno no cobra como la gente piensa, pero no me hice rica como para ya no trabajar, tengo que seguir trabajando, ni modo.

¿Se han cumplido sus metas?

Creo que sí, porque todos mis deseos de cuando era joven ya no me importan ahora; por ejemplo, cuando fui joven quería ser protagonista de telenovelas, que alguien me viera bonita, que alguien pensara que podía ser bonita y además buena actriz, y no me pasó; me tardé mucho tiempo en darme cuenta que yo no soy lo que ellos buscaban para ese personaje; y que hay muchas filas donde uno se puede formar. Y que hay que aprender que uno debe formarse en la fila que le corresponde. Cada una en su lugar y cada carrera es muy gratificante cuando uno se para en la fila que le corresponde, porque si uno se para en una fila equivocada, corre el riesgo de frustrarse”, dice cuando se escucha la tercera llamada. 

  • Adriana Jiménez Rivera
  • jiramil@hotmail.com
  • Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectivo, egresada de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ENEP Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Con más de 32 años de experiencia en el periodismo escrito, en los diarios El Esto y La Afición, y las revistas Tele Guía y Oye mi canto; y desde 2000 en MILENIO DIARIO como reportera, y Coeditora desde 2009 a la fecha.

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