Abuelos pepenadores de Lerdo luchan para sobrevivir

Diez adultos mayores, en su mayoría enfermos de diabetes, hipertensión así como alergias, trabajan en el Relleno Sanitario, ganando solo hasta 100 pesos al día.

Aunque la mayoría llegó cuando aún eran jóvenes, las circunstancias de la vida, los obligó a permanecer, hoy en edad avanzada. (Especial)
Isis Rábago
Lerdo, Durango /

De los 31 pepenadores organizados del Relleno Sanitario de Lerdo, 10 son adultos mayores, en su mayoría enfermos de diabetes, hipertensión así como alergias, que son comunes por la actividad que realizan. 

Aunque la mayoría llegó cuando aún eran jóvenes, las circunstancias de la vida, los obligó a permanecer, hoy en edad avanzada, la necesidad de un ingreso y con casi nulas oportunidades de otro trabajo, no ven otra alternativa que continuar. 

Son personas humildes, quienes han sentido el desprecio de la sociedad por el hecho de vivir de la recolección de la basura, pero la mayoría no se imagina la importancia que tienen, pues además de disminuir la cantidad de desechos, y con ello, prolongar la vida útil del confinamiento, también benefician al medio ambiente. 

La situación en estos tres años se complicó para los pepenadores debido a que detectaron que empleados municipales del área de limpieza y recolección también clasifican la basura para venderla antes de llevar a los camiones al tiradero, y cuando estos llegan, ya no traen nada que les sirva como el plástico, cartón, periódico, madera o vidrio. 

Ante esto, en lugar de obtener doscientos pesos diarios que anteriormente obtenían, ahora solamente, se llevan a su casa la mitad, dinero que se va todo en la alimentación.

CUMPLE 40 AÑOS TRABAJANDO

María del Rosario Puentes Chávez tiene 65 años, pero cumple en este año 40 de sostenerse de la clasificación, recolección y venta de la basura que se genera en el relleno sanitario, su casa se ubica en San Isidro, ahí vive con su esposo, su hija, tres nietos, y otro hijo que adoptó y que ahora tiene 19 años. 

Tanto su esposo de 63 años, así como un hijo de 42 años de edad, quien padece de una discapacidad visual, y el joven a quien crió como otro de sus hijos, se dedican a la pepena. 

“Todos ahí, hechos bola, y pues tenemos que sobrevivir a lo que venga”, dijo. 

Al día, entre ellos cuatro, en promedio obtienen cuatrocientos pesos, pero cuando se tienen muchas bocas que alimentar, y muchos compromisos por cumplir con los hijos de los hijos, ese dinero, no dura.

“Eso nos sirve para almuerzo comida y cena, y se acabaron, y al menos uno debe guardar diez o veinte pesos para el pago de la luz, para cuando llegue el agua, ahorita yo debo como mil 500 de agua, y se me juntaron dos recibos de luz, que eso ya los pagué”, expresó. 

La deuda que tiene actualmente con el SAPAL, es por creer en las promesas de campaña del alcalde electo Homero Martínez Cabrera, relacionadas con el programa “Borrón y Cuenta Nueva” pero hoy está en la incertidumbre sobre el cumplimiento de las mismas, pues no sería la primera vez que un alcalde desilusiona a su gente, como lo hizo la alcaldesa María Luisa González Achem, quien en sus campañas, les prometió un pie de casa, y ya está en la conclusión de su gobierno y no les dieron nada. 

Sin embargo, este es el caso específico de María del Rosario, pero existen otras personas mayores que viven solas, o son el único sostén de su familia, y quienes diariamente se enfrentan a una situación más complicada. 

Las 31 personas del relleno sanitario, conformaron un sindicato y tienen una organización interna de trabajo establecida desde hace mucho tiempo. 

Se dividen en grupos de tres, y se alternan los días que a unos les toca estar seleccionando los desechos de los camiones recolectores que llegan en ese día, mientras que los demás, se centran en otro sector del tiradero municipal. 

María del Rosario, es una de las líderes en uno de los grupos, conoce a la mayoría desde hace años, por eso habla en representación de las personas mayores, que viven en la miseria y con problemas de salud.

Nos habló sobre Alejandra Hernández, quien tiene su misma edad, y quien vive una situación “terrible”, al igual que ella, padece hipertensión, pero así trabaja en el relleno, “así que cualquier día me ve caída allí, Dios no lo quiera”. dijo. 

Otro de los casos es Octavio Gálvez, también de más de 65 años, quien se ve en la necesidad de acudir al relleno sanitario para mantenerse.

Entre los casos más complicados, está el de Jesús Cano, también de más de 60 años, con discapacidad adquirida, le falta una mano, y tiene una placa puesta, sin embargo, la necesidad lo obliga a levantarse todas las mañanas para ir al relleno sanitario. 

“¿Pos qué hace?, tiene que sacar el sustento, tenemos que trabajar, sino no, pos qué comemos”, señaló. 

A lo largo de estos años, ha visto cómo poco a poco, los integrantes de su grupo, se han ido, “nuestro grupo ha terminado en puros fallecidos”, y recuerda al papá de Octavio Gálvez, así como a los Solises, tío y sobrino, quienes son parte de esas diez personas fallecidas en los últimos años.

Aunque ella cuenta con seguro por otro hijo, los demás compañeros, solamente tienen el Seguro Popular, enfrentando también todas las peripecias que esto conlleva, desde levantarse a las 4:00 de la mañana para alcanzar una de las cinco fichas que dan para las consultas, así como la falta de medicamentos. 

“Yo a veces les doy a los que tienen diabetes, o a los que tienen hipertensión, también nos ayuda una señora que se llama Lucy (Lucía Barbalena, de la asociación, Dios es Clemente y Misericordioso), nos daba arroz, nos lleva ayuda, pero ya nos olvidó, dígale que nos ayude”.

EMPLEADOS MUNICIPALES ROMPEN ACUERDO

Hace cuarenta años, cuando decidió dedicarse a la pepena en el relleno sanitario, la situación era diferente, había más ganancias, les dejaba dinero para mejorar su situación, y por eso decidió, permanecer en este lugar. 

Sin embargo, ahora, con las acciones de los empleados municipales, el panorama es diferente. 

“Ahorita la única entrada de dinero que tienen las personas mayores es de la pepena, entonces digo yo que no se vale de que el municipio esté pepenando, porque el municipio pepena todo, los recolectores de basura, se llevan de desperdicio, palos de escoba que a nosotros nos sirve mucho para venderlos, se llevan el material, se llevan ropa, bolsas de ropa, de qué les sirve a ellos todo ese dinero, nada más para andar tomando, porque toman hasta en los camiones, a veces andan en el camión nada más tomando, aclarando que a mí no me interesa si toman o no, pero no están dejando nada”. 

Aunque habían establecido un acuerdo con los empleados municipales, para que al menos dos días a la semana les dejaran intacta la basura recolectada en el municipio, como el jueves y el sábado, no lo respetaron.

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