En la zona carbonífera de Coahuila, donde hoy cumplen una semana 10 trabajadores atrapados en la mina El Pinabete, son comunes los accidentes. Tanto, que los mismos familiares que tienen a alguien cercano en esta mina conocen o tienen algún vínculo con otros accidentes.
Los mineros conocen los riesgos, pero los bajos sueldos en otros trabajos los obligan a bajar a los pocitos de carbón.
La inundación en Sabinas hizo recordar lo que vivió María del Refugio Olivares en 2006, cuando su esposo Manuel González Hernández quedó atrapado en la mina de Pasta de Conchos, y aún sigue esperando la recuperación de sus restos.
Envía su solidaridad a las familias que esperan a unos kilómetros de su casa, en Sabinas.
“En el accidente donde se quedó mi esposo, cómo dicen ahorita; pues es lo que están viviendo estas gentes. Se vuelve a repetir la historia: que sale la gente ahí desesperada y pues le recuerda a uno lo que vivimos en ese momento que me avisaron, de qué había explotado la mina, de qué había habido un accidente".
“Nunca supe la magnitud del accidente hasta que llegué allá y pues uno siempre con la fe puesta en Dios y esperando un milagro, pues esperamos, no sé si ustedes saben todo lo que vivimos ahí, todo lo que estuvimos esperando afuera, igual que como están estas gentes esperando, se remueven las heridas y las escucho en los medios verdad y digo yo: qué triste porque ya lo vivimos nosotros, ya sabemos el dolor que causa esperando ahí nada más”.
Hay esperanza de encontrarlos
Doña Refugio destaca que hay diferencias entre el accidente que cobró la vida de su esposo y la inundación en el pocito, y que esto les deja una esperanza de encontrarlos, pero aún reclama que se pudo hacer más en esa época.
“Como siempre hemos dicho si pudieron haberlos sacado, pero no quisieron, ¿porqué?, no sabemos”.
¿Ve alguna diferencia ahora, con las autoridades en aquella ocasión?
Pues sí porque por decir: si el presidente en aquel entonces se hubiera prestado como lo está haciendo ahorita Manuel López Obrador otra cosa hubiera sido hubiera, en aquel entonces el presidente que estuvo lo buscamos y nunca nos abrieron las puertas ni nada-
En esta zona carbonífera mucha gente se dedica a la minería, es una profesión de mucho riesgo, ¿cómo lo viven?.
Es lo que yo les digo, porque yo tengo un hijo que él también anda metido y siempre le digo que para que anda ahí, que vea lo que pasó con su papá, aparte yo pienso que todavía son más peligrosos los pocitos como ahorita está eso del agua. Es un bote en el que bajan y no pueden salir todos de un jalón.
“Es muy peligroso pero la gente lo busca porque pagan más acá que en una maquiladora”.
¿Cuánto les pagan?
Pues parece que sacan 2 mil a la semana, pero si se quedan tiempo extra hasta unos 3 mil.
¿Confía en que se logre rescatar los restos de su esposo y los demás mineros en Pasta de Conchos?
Pues sí, tenemos mucha confianza y se logre, lo que si, es que se necesita más rapidez, porque si sale el presidente y queda pendiente… se necesita ahorita, antes de que salga (Andrés Manuel López Orbador).
¿Hace falta supervisión en las minas?
Precisamente por eso, por la falta de supervisión, porque por ejemplo, como le digo tengo un hermano que también trabajó ahí, también pasó lo mismo en ese entonces, también dice que se vino el agua. Dice: yo corrí para salvarme en el bote, pero si son cosas que aquí te duelen, porque son personas que conoces como el que se salvó , Héctor (Díaz), que lo aventó el agua, él está casado con una prima mía.
“Es como dicen verdad, ellos saben que entran más no saben si salen, es el riesgo que ellos corren por ganar más dinero para su familia, para que no les falte nada, ponen en riesgo su vida”.
CALE