Adultos seguros y en calma, clave para el éxito de preescolar en línea

El que está por iniciar será un ciclo escolar enrarecido, extraordinario y que marcará la vida de las nuevas generaciones.

Lo más importante para un niño que asiste a preescolar es que tiene un vínculo con su maestra o maestro. (Mauricio Román)
Gabriela Vázquez
Torreón, Coahuila /

El que está por iniciar será un ciclo escolar enrarecido, extraordinario y que marcará la vida de las nuevas generaciones. Lograrán aprendizajes muy diferentes a los que se alcanzan en un período regular de clases, para rescatar lo mejor a nivel preescolar será clave que los adultos se encuentren seguros y en calma, sostiene María Castro, especialista en educación en la primera infancia. 

De acuerdo con su experiencia, cuando los niños están en una situación de dificultad siempre voltean a sus adultos de confianza, dependiendo de cómo los encuentren, determinan su postura. 

“Los niños más pequeños leen el mundo a través de sus adultos de confianza”. 

Lo más importante para un niño que asiste a preescolar es que tiene un vínculo con su maestra o maestro, es saber que se le quiere, que su maestro lo mira. Generar esos vínculos a través de una pantalla, es a decir de los especialistas un objetivo complicado. 

Hasta marzo pasado el proceso fue más llevadero porque la relación alumno-docente se había iniciado meses atrás. 

María Castro egresó de la Universidad de Monterrey en la licenciatura en Educación, cursó maestría en Harvard en la especialidad Learning and Teaching. Además se ha formado en Stanford University, en Riverside School, en la India; en Reggio Emilia Approach, en Italia. Integra la red MUxED y es directora del centro educativo MagicOakPreschool. 

Su área de interés se ha centrado en la primera infancia. No duda en que los educadores de nueva cuenta sorprendan y se darán a la tarea de vincularse a través de una pantalla, con una vocación certera y segura. 

Será todo un reto, recalca, porque el niño aprende con sus manos, aprende haciendo, interactuando, con lo sensorial, y a través de una pantalla, será complejo.

“Es irreal pensar que van a estar toda la mañana aprendiendo junto a un pantalla. Un niño de preescolar de tres, cuatro o cinco años no puede estar en un zoom por más de una hora, ni siquiera por más de media hora; lo he experimentado con mis alumnos, logramos que se saludaran y cantaran una canción, pero más de eso, no, se distraían y se paraban de la computadora”.

Una hora al día, es suficiente

Agrega que es momento de replantearnos para qué es el preescolar, cuál es su función. 

“En realidad es para que juegue con otros niños, el niño aprende jugando, aprende de la interacción con sus pares y con sus maestros, lamentablemente en una pandemia eso se debe limitar”. 

Si en las familias los papás deciden que podrán destinar una hora al día con sus hijos de preescolar, con ello es suficiente, dice la educadora tras exponer que ese tiempo enriquecido con cuentos, juegos de rimas, actividad física, experimentos, actividades sensoriales, deberían hacer sentir orgullosos a los padres. 

Adivina el siguiente cuestionamiento y adelanta: Sé que es difícil de lograr, hay padres que ante la pandemia viven dificultades de salud o económicas, existen hogares con una solo padre y pasan por periodos de ansiedad, porque por un lado, la escuela es un lugar de aprendizaje pero también de cuidados, donde sus hijos estaban seguros para que ellos pudieran trabajar y estamos perdiendo ambas cosas. 

Resalta que hay familias creativas que han hecho un rinconcito de preescolar en sus casas, otros que se levantan a las 4 de la mañana para trabajar y atender hijos, no todos pueden hacer eso pero la mayoría busca apoyar a los pequeños. 

Por otra parte, hay maestros que se han esforzado por contactar a sus alumnos, han llevado materiales hasta los hogares, han intentado diversas estrategias.

María Castro es también madre de familia y en primera persona puede decir que los chicos más grandes no están aprendiendo álgebra o cálculo, pero están aprendiendo a colaborar con tareas del hogar, han conversado con sus padres, cocinan más, son más empáticos. 

Sabe que con la pandemia en términos de enseñanzas, se pierde algo, pero también se gana. 

“Para los preescolares sus aprendizajes son presenciales, viven el aquí y en el ahora, son sensoriales, podrán tener algo virtual pero limitado. Toca relajarnos, colocar expectativas realistas e ingeniarnos para que los niños tengan un ambiente amoroso y cálido. Con que ellos este ciclo tengan armonía, actividades estimulantes y de juego, nos damos por satisfechos”.

CALE

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