María Elena Álvarez - Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), propuso la integración de un Proyecto Nacional para la Investigación e Incidencia (PRONAII) para el manejo sustentable de la apicultura y meliponicultura, en apoyo a las comunidades que viven de esa actividad en la Península de Yucatán.
“La conservación de las abejas nativas es fundamental para la conservación de las selvas y de la flora nativa de la Península de Yucatán: deforestación, fumigaciones en agricultura industrial y sobre todo, cultivos transgénicos, amenazan el sustento fundamental de la apicultura”, escribió la funcionaria en su cuenta de Twitter.
En el Primer Diálogo con Apicultores y Meliponicultores de la Península de Yucatán, realizado en la Universidad Intercultural Maya, en Quintana Roo, María Elena Álvarez – Buylla aseguró que el Conacyt está comprometido con la sociedad y el cuidado de la naturaleza y la riqueza biocultural.
“La apicultura y la meliponicultura son actividades compatibles con estos principios. Es importante apoyar a las comunidades, universidades y tecnológicos locales para un Proyecto Nacional de Investigación e Incidencia, en favor de la producción de miel mexicana y su distribución nacional”, dijo.
Se prevé que el PRONAII incluya el equipamiento del Centro de Investigación para el Desarrollo Apícola Sustentable con la participación de las comunidades y organizaciones, además de las instancias de investigación de los estados de Quintana Roo y Yucatán.
“¡No habrá miel si se destruye la selva! Es posible recuperar el primer lugar en producción de la mejor miel del mundo”, indicó en el mismo encuentro el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Toledo.
Dijo que el Conacyt trabaja en la consulta a las comunidades sobre la siembra de transgénicos y el uso asociado con agrotóxicos, con el propósito de lograr que se prohíba la liberación al ambiente de ese tipo de cultivos.
“Los cultivos transgénicos, incluida la soya, que implican el uso de tóxicos dañinos para la salud humana también destruyen la apicultura. Otras formas industriales de producción de alimentos también destruyen los territorios y la naturaleza, y así eso a la apicultura”, apuntó.
En abril de 2016, MILENIO documentó el primer caso de despoblamiento de abejas debido al uso de plaguicidas neonicotonoides, que se encuentran prohibidos en Estados Unidos y la Unión Europea, pero que en nuestro país se siguen utilizando por los agricultores de forrajes. Se trató de la pérdida del 60 por ciento de abejas melíferas en la Comarca Lagunera.
“Nunca las vimos muertas, nunca las vimos evadirse, nomas se desaparecían, se desaparecían hasta quedar sin abejas, entonces empezamos a recoger colmenas sin abejas.
–¿Encontraron los cadáveres en otro lugar?
"No, no, no. Eso es lo más raro, o sea las abejas nunca las vimos”, declaró Francisco Salazar, presiente del Comité Sistema Producto Apícola Región Laguna.
En otros casos más reciente, documentados por MILENIO, la afectación se dio en la comunidad maya de Dzonot Carretero, en Yucatán, donde en 2018 murieron 180 colonias de abejas debido a fumigaciones aéreas de cultivos de maíz y soya en medio de la selva.
Entonces, la Secretaría de Agricultura no atendió la problemática y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente tampoco sancionó a los responsables.
En septiembre pasado, apicultores del municipio de Tizimín, Yucatán, denunciaron nuevamente la muerte masiva de abejas en apiarios de la localidad Yoactún de Hidalgo, debido a la fumigación aérea de cultivos, lo que provocó la pérdida de al menos el 50 por ciento de sus colmenas.
“Tuvimos problemas con las abejitas debido al rocío que hicieron hace una semana.
"Cuando llegué a mi apiario me encuentro con la sorpresa de que se me fueron 15 colmenas, las abejas estaban muertas en la piquera. Nos afecta bastante los tipos de rocíos que hacen por medio de avionetas porque nos pasan a perjudicar a nosotros que estamos trabajando honestamente, no se nos hace justo”, reprochó el apicultor Joel Ramírez Francisco.
FLC