Así como el escultor tiene la imaginación y el cincel para dar forma a las esculturas, en San Antonio Texcala, municipio de Zapotitlán Salinas, los artesanos cuentan con el disco de diamante, la habilidad y la fuerza para mover los enormes trozos de ónix a los que poco a poco dan forma, pues de ellos nacen bellas figuras que después se ponen a la venta como un ingreso para las familias.
Sin embargo, quienes se dedican a este oficio han advertido que las canteras de donde se obtiene el mineral ya solo cuentan con cinco años de vida útil, es decir, inició la escasez de la materia prima.
En entrevista con MILENIO Puebla, Pablo Roberto Espinosa Pacheco, Julio Nuño Fuentes y otros artesanos del ónix señalan que han dedicado parte de su vida a este oficio, el cual aprendieron desde su infancia. Ahora, los escultores transforman las piedras en delicadas piezas que se exhiben en comercios, hogares, templos, cocinas, comedores, escuelas y otros lugares donde la figura de ónix blanco, matizado con rojo, verde, azul, entre otros colores, hace que resalte y armonice cada espacio.
Pablo Roberto Espinosa afirma ser heredero de esta actividad artesanal de más de 70 años en la Mixteca poblana. Recuerda que sus abuelos y padre fueron artesanos y él sigue con esta actividad que hoy es fuente de empleo de cientos de pobladores, pues algunos son canteros, es decir, bajan a las entrañas de la Tierra con malacates para excavar y definir el tamaño de la piedra de ónix a extraer para después trabajarla en los talleres.
Estos espacios son austeros, pues solo cuentan con el techado, instalación eléctrica e hidráulica, mesa de corte y pulido, con el fin de transformar la piedra en arte.
Los orígenes de la artesanía en Zapotitlán Salinas
El diseñar, cortar y pulir piezas de ónix es una actividad que tiene más de 70 años. Su época de bonanza fue a finales de los años 60 y hasta los 70, pues la migración a Estados Unidos a principios de los 80 ocasionó una caída en esta labor; muchos talleres quedaron abandonados pues sus dueños se fueron en busca del sueño americano.
Sin embargo, a principios de la década del 2000, de nueva cuenta la población recuperó poco a poco esta actividad, ahora con equipos nuevos y capacitaciones para que el tallar ónix diera como resultado bellas artesanías.
De esta forma, los escultores pasaron de las tradicionales familias de elefantes y portalibros a elaborar figuras decorativas de mayor tamaño, así como lámparas, atriles, cantinas, vasijas, animales, frutas, etcétera, a las cuales tratan con resinas de colores para darles tonalidades atractivas a la vista del comprador.
Los canteros
Los canteros son hombres con un temple único para excavar y extraer el ónix, pues este mineral se corta desde los enormes bancos con dinamitas y después se coloca escrupulosamente en barrenados a los lados. Lo anterior requiere de vastos conocimientos, pues se necesita calcular la cantidad de material explosivo a colocar para no pulverizar la piedra. Conforme se extrae el ónix continúa la labor, pues los canteros bajan a más profundidad con malacates acondicionados con el fin de obtener más material. Catalino Ginés Sánchez es uno de los varios canteros de Texcala. Lleva 40 años en este oficio, el cual se divide en dos horarios: de 7:00 a 12:00 horas y de 2:00 a 16:00 o 17:00 horas, según sea la cantidad de ónix que se proponga cortar, pues de esto dependerá su pago semanal que va de los mil a los mil 500 pesos.
“A pesar del poco pago y del peligro, tengo que seguirle, he tenido varios accidentes al interior de las canteras donde hay derrumbes”, señala.
Asimismo, recuerda que durante estas cuatro décadas de trabajo, cuando estaba a 60 metros de profundidad se registró un derrumbe: “Me cubrí con las maderas de un andamio y esperé a que terminara. Es triste, tienes un reducido espacio donde protegerte, porque si te cae una piedra te mueres, uno debe conocer bien el terreno y saber qué hacer”.
Otra experiencia ocurrió cuando se derrumbó un cerro, esta vez estaba al exterior, pero fue sepultado gran parte de su cuerpo con tierra y piedras: “Otro compañero que estaba cerca de mí se murió por la gran cantidad de piedras que cayeron sobre él. Tuve otro accidente, me cayó una piedra en mi cabeza, estuve internado en el Hospital Universitario de Puebla, este sí me afectó, tengo un hueco, me quitaron un pedazo de cráneo y como no tenía dinero para que me curaran bien así me quedé, por eso debo tener cuidado porque no tengo hueso en una pequeña parte de mi cabeza”.
Por lo anterior, el cantero comentó que reunirá sus documentos porque busca obtener ayuda a través del Programa de Discapacitados, en el que espera pronto quedar inscrito.
El abasto de ónix a talleres y su agotamiento
Texcala es la principal población que cuenta con betas de ónix. Julio Nuño Fuentes, artesano e hijo de un ejidatario, comentó que las canteras fueron distribuidas hace más de 50 años. Explicó que mediante un sorteo se entregaron terrenos de 400 metros cuadrados a 53 ejidatarios y de esta forma cada uno comenzó a trabajar para aprovechar el recurso.
No obstante, indicó que en algunos casos se empezó a reportar la escasez del ónix, mientras que en otras canteras -alrededor de 20-, aún cuentan con este tipo de piedra, pero se estima que tendrán una vida útil de aproximadamente cinco años.
Nuño Fuentes dijo que la beta de ónix ha adelgazado, por lo que se deberá buscar un nuevo yacimiento a través del comisariado ejidal, figura que toma decisiones y realiza el reparto de los lugares mediante un sorteo.
A pesar de que inicia la escasez de material, las autoridades ejidales consideran que no es momento de comenzar la búsqueda de esa hermosa piedra; “hay que agotar las canteras que aún se tienen y abastecen a los 30 y 35 talleres de la junta auxiliar”, indicaron.
Colocan el corredor artesanal
Por otra parte, la salida de artesanos para trabajar en Estados Unidos trajo beneficios, porque además de equipar sus talleres, los pobladores que tienen sus domicilios a la orilla de la carretera federal Tehuacán-Huajuapan construyeron locales. De esta manera se creó un corredor artesanal en el cual se exhiben y venden piezas.
Cabe señalar que las artesanías de Texcala se venden en Puerto Vallarta, Guadalajara, Acapulco, y también participan en ferias, lo que ha permitido aumentar su oferta en Puebla, Monterrey, entre otros lugares. Asimismo, escultores señalaron que el ónix en piedra se lleva a Tecali de Herrera, Alseseca y otras poblaciones donde también hay artesanos.
Nuño Fuentes recuerda que hace aproximadamente 20 años, cuando había mucha piedra, ésta se exportaba a Estados Unidos e Italia, “ahora solo vendemos a Tecali. La mejor época fue cuando las betas de ónix aún no estaban explotadas, obteníamos de 6 y hasta 10 toneladas a la semana por cada uno, ahora extraen menos de 30 toneladas al mes”.
Por último, Julio Nuño Fuentes señaló que por la pandemia generada por covid-19 la actividad disminuyó en más de 50 por ciento; además, fallecieron cinco artesanos, la mayoría mujeres.
Comentó que ante las restricciones sanitarias disminuyeron los pedidos, incluso los locales permanecieron cerrados por mucho tiempo, por lo que a más de dos años inicia un trabajo de reactivación y se buscarán nuevos mercados.
AFM