Dentro de una casa de campaña, Jesús Bañuelos Acevedo fue asesinado la madrugada del lunes, en un plantón instalado en rechazo al Centro Regional de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos de Atitalaquia, en Hidalgo. Este jueves, la viuda del defensor ambiental volvió al plantón, instalado desde el 13 de mayo, para despedirse de su ser querido.
“Un guerrero defensor de la naturaleza, del pueblo y su muerte no fue en vano, porque murió como un guerrero, cómo él quería morir, así murió, luchando por todos”, dijo Marta, la viuda de Chuy, como le llamaban al defensor ambiental.
El movimiento “No al basurero de Atitalaquia” acordó levantar el plantón, instalado hace 40 días frente al basurero, por temor a más agresiones; pero su demanda sigue: el cierre definitivo del basurero y la remediación del terreno, por lo que mantienen tomado el edificio de la Presidencia Municipal desde el 26 de mayo.
“Nosotros decidimos retirarnos porque a las guardias acudían niños, señoras, adultos mayores, a nuestro compañero le hicieron eso, nosotros tememos que nos puedan hacer la misma represión o aún peor que haya más muertos. Se retira el plantón pero nosotros seguimos firmes tocando todas las instancias y dándole seguimiento obtuvimos un primer paso que fue la clausura sin embargo vamos por todo”, dijo Yoselin Martínez, integrante del movimiento.
Esta mañana, los activistas se reunieron para retirar la casa de campaña donde falleció Chuy, como le llamaban, colocaron veladores y se despidieron de él. El profesor Óscar Martínez relató que tres compañeros se encontraban haciendo guardia la madrugada del lunes, cuando fueron sorprendidos por los agresores.
“Yo estaba en esta parte de aquí, sentado, ahí estaba la fogata y nunca me percaté de que llegaban. Sentí una patada en la cara y me tiró hacia allá y ya lo único que hice fue ‘enconcharme’, en eso me dan una patada en los testículos. Ya que pasó todo empecé a gritar a mi compañero: '¿Dónde están?'; me dice: 'Ya lo quebraron'. Se siente (horrible), aunque lo está viendo uno, quisiera despertarlo”, comentó.
Con consignas como “Chuy vive, la lucha sigue, Chuy vive, la lucha sigue”, recogieron sus pertenencias, sólo dejaron las pancartas en rechazo al tiradero, que fue clausurado el pasado martes 21 de junio, por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Un mes antes, la Profepa ya había realizado inspecciones en el basurero, pero fue un día después del asesinato, cuando impuso la clausura temporal, al determinar que incumple con normas ambientales, ya que no cuenta con un sistema que garantice la captación de lixiviados, para evitar el daño al acuífero. Sin embargo, eso no garantiza su cierre total, pues tiene oportunidad de cumplir con las medidas para volver a operar.
“Verificar que la empresa dé cumplimiento a las medidas de urgente aplicación dictadas en el acta de inspección, que garanticen el adecuado manejo de los lixiviados, y con ello retirar la medida de seguridad. La cumplimentación del procedimiento administrativo impondrá las sanciones que correspondan conforme a ley”, dijo la Profepa a MILENIO.
“Es triste y es lamentable porque tocamos todas las instancias correspondientes y hasta que no hubo muertes hasta que no se derramó sangre pues no nos pudieron atender, día siguiente nos atienden de manera inmediata y a primera hora sabemos Qué es un buen pasó pero es triste que fuera causa de la muerte de nuestro compañero”, añadió Yoselín.
EHR