En tan solo un día se extraen 30 camiones llenos de lodo, piedras y basura del drenaje sanitario y pluvial ubicado bajo el Bulevar Las Carmelitas, producto de la operación de los tiraderos clandestinos, principalmente localizados en las colonias del sur de la ciudad de Puebla.
Es decir, al día son 224 toneladas de residuos las que se extraen de los túneles pluviales, que están sufriendo los estragos de la contaminación. Este ducto subterráneo donde pasan los desechos en una longitud de 1.3 kilómetros, tiene una profundidad de 30 metros a nivel del suelo, donde día y noche 60 trabajadores laboran para el desazolve de este sitio.
El equipo de Grupo Multimedios se aventuró en este túnel que además de guardar aguas negras, basura y escombro, refleja una total omisión de los poblanos en el cuidado de este líquido vital. Durante el recorrido se encontró parte de una techumbre, piedras, blocks, ladrillos, escombro, basura de preservativos, botellas, envolturas y plásticos, lo anterior, proveniente del río Atoyac.
Las 24 horas del día laboran 60 trabajadores que se encargan de extraer este lodo que provoca el colapso de los muros que sostienen la estructura por diversos factores; el principal, por el exceso de residuos y la falta de rehabilitación desde su construcción que data de 1820, cuando fungía como parte de una hidroeléctrica.
El trayecto va desde el Bulevar Las Carmelitas hasta el Periférico Ecológico, que cinco trascabos especializados recorren diariamente. En uno de ellos viajan dos jóvenes, ambos llamados Juan, quienes hacen esta ardua labor y sólo tienen dos salidas al día de este túnel para comer. Los trabajadores comentaron que es una actividad muy pesada pero aporta para salvar al medio ambiente.
Señalaron que el desgaste que tienen los muros son el reflejo de lo hemos hecho los seres humanos, ya que estos túneles específicamente son para la corriente de agua, y con todos estos contaminantes, químicos, colorantes, escombro y basura, le restan una vida útil a la infraestructura y podrían desatar el colapso del drenaje.
Inicialmente se tenía programado un periodo de trabajo de cuatro meses, es decir, comenzar en enero y culminar en abril, pero debido a la gravedad del problema por la alta concentración de residuos se alargaría hasta agosto; además, el clima podría ser un factor de retraso y podrían ampliarse hasta finales de año.
El ambiente es un tanto tenso, el camino a pie es resbaloso, únicamente pueden bajar personas especializadas y con un equipo para estas actividades. Los conductos de aguas negras, guardan humedad, un olor desagradable y un ambiente de tristeza.
CHM