Miguel Barbosa Huerta arrancó de tajo el morenovallismo de Puebla, al anunciar el fin de la prepotencia, la frivolidad y la ostentación que siempre acusó del gobierno de Rafael Moreno Valle, pero advirtió del inicio de auditorías a su administración y la de Tony Gali por el cúmulo de irregularidades detectadas en las obras públicas, que solo dejaron endeudado al estado.
Atrás quedó el color azul en el atuendo de la nueva clase política poblana. Hoy, el color que predomina es el guinda. Pero ese azul también se ha ido borrando poco a poco de las obras emblemáticas, mobiliario urbano, enrejados, puentes, edificios y hospitales públicos. Esa fue una promesa que comenzó a cumplir incluso antes de rendir protesta.
Barbosa Huerta anunció hace unos días que borraría el “Moreno Valle” tatuado en las obras de gobierno. Lo que emergerá con las auditorías anunciadas, es el destino de los 44 mil millones de pesos de deuda pública que dejaron ocho años de administraciones panistas.
“No todo lo que se ve es legal”, dijo en medio del aplauso de muchos que alguna vez también le rindieron a Moreno Valle. Obras monumentales que se construyeron con sobreprecio, mala calidad y corrupción. Todo eso provocó la enorme deuda pública que asfixia las finanzas poblanas, recriminó desde la máxima tribuna legislativa del estado.
Tras rendir protesta como gobernador constitucional de Puebla por los próximos cinco años, el sexto mandatario emanado de Morena se trasladó al Auditorio Metropolitano y ante 7 mil invitados que se dieron cita en la sede de los eventos artísticos multitudinarios de la capital poblana, también envió un mensaje a la nueva clase política, la nacional y la local.
En ninguno de los recintos donde estuvo el nuevo gobernador hizo presencia alguna de las emblemáticas figuras del morenovallismo. Solo se corrieron invitaciones a los ex gobernadores de origen priista. En una de las galeras del Congreso estuvo Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Electricidad, pero no Tony Gali ni Jesús Rodríguez Almeida, quien asumió durante unos días la oficina de la fallecida Martha Érika Alonso, quien duró en el cargo menos de un mes.
Con la misma canción de sus dos campañas políticas, Barbosa dirigió su segundo mensaje político en presencia de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; del canciller Marcelo Ebrard; la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; el titular del IMSS, Zoé Robledo; Santiago Nieto, de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, así como los gobernadores de Hidalgo, Omar Fayad Meneses; Cuitláhuac García, de Veracruz; Marco Mena, de Tlaxcala, y Rutilio Escandón, de Chiapas.
Llegó además media decena de senadores y diputados, entre ellos Alejandro Armenta, su rival en la disputa por la candidatura de Morena.
Posteriormente, en un acto realizado en la explanada del Auditorio Metropolitano, el gobernador de Puebla recibió el bastón de mando de parte de pueblos originarios en una ceremonia prehispánica en la que se pidió para que le vaya bien en su administración.
En ese lugar, integrantes de los pueblos originarios realizaron una “ceremonia de limpia” a Barbosa Huerta.
De acuerdo con los organizadores, el bastón se traduce en el compromiso del gobernador para atender las principales necesidades y defender los derechos de los pueblos indígenas.
El mandatario poblano aseguró que el gobierno impulsará acciones para apoyar a las comunidades con proyectos de desarrollo y respetando las riquezas culturales.
Y ADEMÁS
CAMBIO DE MANDO EN SEGURIDAD
Como muestra de que la seguridad de los poblanos es uno de los principales compromisos del gobierno de Miguel Barbosa, a las cero horas de ayer se realizó el cambio en la Secretaría de Seguridad Pública, garantizando así la gobernabilidad y tranquilidad de sus habitantes. El acto fue encabezado por el vicealmirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez, quien recibió el mando.