Barrio de Xonaca, lugar histórico de Puebla donde se libró la 'Batalla del 5 de Mayo'

EDICIÓN FIN DE SEMANA

Xonaca fue el último de los barrios integrados luego de la fundación de Puebla en 1531.

Barrio de Xonaca, lugar histórico de Puebla | Melanie Torres
Rafael González
Puebla /

En el Barrio de Xonaca fue donde realmente se libró la Batalla del 5 de Mayo de 1862, pues ocurrió “en las faldas del cerro de este lado (...) Eran terrenos sueltos donde los franceses intentaron tomar el Fuerte de Guadalupe; que no insistan mucho en marcar que fue el de Loreto, fue el de Guadalupe”, advirtió Sixto Salazar Álvarez, hijo de los pintores Faustino Salazar García y Rosa Álvarez Golzarri.


En entrevista con MILENIO Puebla, el residente del Barrio de Xonaca indicó que uno de los tesoros que guarda esta localidad en la ciudad de Puebla, la última en ser fundada de las originales, es haber sido el escenario de la batalla contra los franceses de acuerdo con varios investigadores, quienes también han señalado que un factor fundamental para esa victoria fue la lluvia, pues “eso coadyuvó a que se lograra esa gloria nacional”.

Sixto Salazar Álvarez refirió que este hecho inspiró documentales y libros: “En uno de ellos participó el maestro Carlos Fuentes y también don Pedro Ángel Palou, Humberto Morales y personal del Ejército mexicano”.

Nacimiento de Xonaca

La ciudad de Puebla fue fundada en 1531. Por el aumento sustancial de la población indígena, indispensable para la edificación, mantenimiento y actividades productivas de la nueva urbe, en 1550, el ayuntamiento se vio obligado a dar permiso a los “naturales” para que hicieran sus casas en solares apartados de la ciudad de los españoles, lo cual dio inicio a la formación de los barrios indígenas alrededor de la traza española.


Los nuevos asentamientos no tenían un orden urbano específico, más bien eran resultado de la ocupación improvisada del suelo según las necesidades y el crecimiento demográfico.

Al norte del río San Francisco, colindante con las faldas del cerro de Belén, se concentraron grupos cholultecas, tlaxcaltecas y huejotzicapas, lo que provocó la formación de arrabales, el Barrio de Xanenetla y el Pueblo de Xonaca.

Entre la calle Real del Alto y el río de Xonaca se instaló una casa de la comunidad de indios, conocida como Tecpan, por lo que también se le conoció a este lugar como Barrio de Techan. Al norte, al lado de Xanenetla, se estableció el Barrio del Pueblo de Xonaca del Monte, originario de las faldas de La Malinche. A este nuevo poblado se le llamó Xonacatepec.

Xonaca fue el último de los barrios indígenas integrados a la mancha urbana. Su nombre es un apócope que proviene del topónimo náhuatl “xonacatepec”, que en español significa “en el cerro de las cebollas”, debido a la cercanía con el cerro del mismo nombre.

Xonaca en la hazaña más grande de Puebla

Sixto Salazar Álvarez asentó que por todos los datos que se manejan sobre la Batalla de Puebla, algunos sin sustento, su padre culminó un cuadro al que intituló Verdad o mito, en el cual retrató la relación al enfrentamiento entre franceses y el Ejército de Oriente encabezado por el general Ignacio Zaragoza.


De igual forma, comentó que en el Fuerte de Loreto se encuentra un mural que realizó su madre, en el cual se puede apreciar el ambiente que encontraron Maximiliano y Carlota: “Hay un detalle que a mí me significó mucho: está el general Lupin, que venía con Maximiliano, pisando una margarita; es un mensaje y un simbolismo muy claro de las intenciones que tenían”.

Sitios emblemáticos

Ubicado en la avenida 22 Oriente y 18 Norte, se encuentra el Templo de Nuestra Señora de la Candelaria y de Guadalupe, el cual fue edificado durante 24 años (1618-1642) por manos tlaxcaltecas.


Frente al inmueble se localiza el Árbol de Xonaca, un roble de más de 100 años. Otro emblema de la zona es la Fuente de los Muñecos, así como sus calles empedradas y algunas fachadas históricas hoy en deterioro.


Personajes ilustres han tenido sus casonas; pintores como don Delfino Ramírez, así como músicos, compositores, poetas, maestros y artesanos.

Por su parte, Sixto Salazar dijo que sus progenitores vivieron durante muchos años en el barrio, por lo que su padre decidió rendirle homenaje en una de sus obras, la cual realizó en 1947.

“En ella guarda el recuerdo del Árbol de Xonaca, el Templo de la Candelaria, la Primera Casa del Arzobispo, que hoy es un Centro Bienestar”. En el lienzo se puede apreciar un autorretrato del artista, quien va caminando y muestra así el ambiente de su terruño. En la pintura frente a la iglesia, se localiza una casa que perteneció o pertenece a quien fungió como directora de la escuela Pedro de Gante, la cual está a las faldas de los Fuertes: “La maestra Leonor (...) que tiene un pórtico precioso”.

Sixto comentó que esto también lo realizó su madre, pero con un mural donde plasmó “todo lo que se encontró en el barrio. En la obra también se puede ver en una composición el Templo de la Candelaria, el Árbol de Xonaca, la Fuente de los Muñecos, la Casa de Maximino Ávila Camacho, los huehues, las procesiones, el padre Froylán Ramírez Espinosa, párroco del citado templo; la esposa de Luis Flores, propietario de varias pulquerías en la ciudad, una de ellas localizada en la 22 Oriente, entre otros”.


Estimó que estas obras se concretaron entre 1947 y 1950, pero “nunca más se volvieron a tocar y ya verán ustedes las condiciones en las que hoy se encuentran”.

Corazón del barrio en sus residentes

Doña María tiene 83 años y recuerda con precisión cuando iniciaron los asentamientos en los terrenos se cobraba cada semana una cuota de tres pesos para regularizar los predios.


En la parte posterior de la excantera donde se localiza el deportivo Francisco González Gatica, se encuentra una capillita que tendrá alrededor de 60 años, ya que cuando arribó con su esposo ya estaba: “Entonces tenía yo 17 años, llegamos en 1956”.

Lorenzo Romero Barranco suma 62 de sus 67 años de residir en Xonaca. Él nació en el barrio de Santiago: “Todo esto era baldío, eran puras veredas, eran barrancos y bajaba mucha agua del cerro”.

Mencionó que cercano a su domicilio todo era cantera y había una piedra enorme, “como de unos 30 metros de profundidad donde se puso una capillita”.

Con nostalgia, evocó que todo estaba arbolado, lo que permitía que estuviera lleno de fauna. Apuntó que durante años las calles estuvieron sin pavimentar hasta que se organizaron y cubrieron el empedrado de las mismas: “El ayuntamiento solo puso la mano de obra”.

Se borró el límite del río

Lorenzo Romero recordó que existieron unos lavaderos, mientras que el arroyo de Xonaca se localizaba en lo que actualmente es la calle 30 Oriente: “Desembocaba hasta el Barrio de La Luz y de ahí al río de San Francisco”.

El río Xonaca se localizaba en el lado sur del barrio. Era uno de los afluentes de aguas pluviales que bajaban de La Malinche. Antes de atravesar Xonaca, ya había pasado por varios pueblos menores fuera de la mancha urbana colonial de Puebla, por lo cual se convirtió rápidamente en un desagüe de desechos urbanos y un drenaje abierto.


La situación continuó hasta 1990, cuando el ayuntamiento decidió entubarlo, lo que provocó que se borrar el límite físico que separaba al Barrio de Xonaca de las colonias más recientes de la ciudad.

En tanto, encima de la antigua barranca se construyó a un amplio bulevar que actualmente conecta el Centro Histórico con la parte este y noreste de Puebla.

Salazar Álvarez aceptó que la paternidad de los primeros carnavales en la ciudad de Puebla se ha disputado entre su barrio y el vecino de El Alto, “que en su época representaban verdaderas trifulcas, terminaban en eso”. Asimismo, dijo que otro punto simbólico de la demarcación es su mercadito, que erróneamente han ligado con el Morelos.


Domingo Sánchez Varillas, representante de los comerciantes de ese centro de abasto, informó que “era una cantera. Era un hoyo. Al fondo había una bomba y con ella suministraban agua. Luego lo rellenaron (...) este es el original mercado de Xonaca”.

En ese sentido, dijo desconocer cuándo inició sus actividades, porque ya fallecieron los fundadores y los que operan actualmente desconocen cuándo se fundó: “Cuando vine ya estaba. Aquí tengo 35 años”.

Cerca de lo que fueron las caballerizas de un cuartel de soldados, se construyó una fuente con dos muñecos. La obra la gestionó Maximino Ávila Camacho. Sixto Salazar mencionó que la historia de la fuente “es del dominio público, que unos chiquillos estaban jugando y se fueron a un pozo; entonces, en conmemoración de ellos (...) Maximino Ávila fue quien mandó la tapa del pozo e hicieron la fuente con los niños, que la gente llamó de los muñecos”.

Añadió que a partir de ella se han hecho historias, cuentos y leyendas, “que en las noches la gente los ve”. Por último, acotó que con el transcurrir de los años se encontraron pasadizos subterráneos, “uno de ellos localizado en el atrio de San Juanito, que está enfrente de la escuela Emperador Cuauhtémoc, un poco antes de la Cruz Roja”.

AFM

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