José Burciaga Alcázar tenía la finca y un amigo tuvo la idea de montar una tienda porque durante muchos años se dio a la tarea de coleccionar antigüedades. Así fue como se asociaron desde un año atrás para montar El Zaguán
“Ya tenemos como año y medio asociados aquí, las posibilidades de esto son ilimitadas y estamos avocados a lo que son objetos antiguos, que la gente que gusta de los muebles antiguos vienen, a veces por adorno pero también los compran por utilidad porque dicen que las cosas ya no son como las de antes”.
Entre máquinas de oficinas, muebles, adornos, juguetes, afiches y herramientas, se debe tener un poco de tiempo y mucha paciencia para poder moverse entre las dos habitaciones y el zaguán repleto de objetos, apilados sin aparente orden pero que José sabe perfectamente qué es, dónde está y cuánto cuesta.
“Manejamos prácticamente todo tipo de objeto que pueda tener valor para alguien que le gusten las cosas antiguas, todo lo que se puede imaginar. Por ejemplo ahí tenemos charolas de refrescos y cervezas, cuadros, tenemos incluso envases de refrescos antiguos, marcos, libros, casi prácticamente de todo”.
De acuerdo al entrevistado, los precios que se manejan en la tienda son accesibles porque se han encontrado con clientes potenciales que observan las cosas y luego las rastrean en páginas de internet, mismos que se dan cuenta de que pueden ser coleccionables y en el mercado global tienen un alto costo.
Al ser un negocio que se ideó en medio de la pandemia, José y su socio saben que los precios se deben mantener para que los clientes corran la voz con sus amigos y conocidos. Así desde una caja de latón, una cerámica o incluso un disco de acetato, podrían tener su propia historia y solo espera a que unas manos decidan llevarla a un nuevo espacio donde cobrarán nueva vida.
“Lo que tiene que ver con electrónica o sonido son cosas medio delicadas porque en muchos casos no funcionan y se deben reparar; hay mucha gente que viene y las ve y no les interesa pero otras las toman y las reparan porque las quieren funcionando. Nosotros tenemos apartado con el 20 por ciento y el resto a tres semanas”, dijo José Burciaga quien dijo, este negocio es impredecible porque hay cosas que piensan que podrían vender pronto y se quedan en tanto que otras salen casi de inmediato.
Sin embargo dijo que mucha gente busca las planchas que usaban carbón, quinqués y lámparas pues las recuerdan como parte de un escenario cercano pero que ya obedece al pasado.
“También vendemos arados y cosas por el estilo que la gente colecciona o que compra para adornar jardines grandes o para regalar. Hay objetos que resultan bastante valiosos. Hace poco nos llegaron unas insignias, charreteras del ejército de Maximiliano de Habsburgo y alguien que le gusta este tipo de cosas las descubrió”.
CALE