La caravana de migrantes que partió esta mañana de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con destino al municipio de Arriaga, sigue su trayecto por la carretera panamericana.
Hasta el momento, más de 300 extranjeros han logrado llegar al municipio de Ocozocoautla, caminando alrededor de 29 kilómetros en nueve horas.
Debido a las altas temperaturas registradas durante el día, algunos extranjeros recibieron atención médica por parte del Grupo BETA. Además, una ambulancia de la Secretaría de Protección Civil del Estado llevó a cabo acciones de hidratación, y la Guardia Nacional escoltó a la caravana en parte de la ruta.
En esta caravana, que incluye unos 15 menores de edad pero está mayoritariamente compuesta por familias, descansaron durante un par de horas bajo unos árboles ubicados a escasos 6 kilómetros de la cabecera municipal de Ocozocoautla. Las autoridades les proporcionaron alimentos y bebidas en ese descanso.
Posteriormente, continuaron caminando alrededor de seis kilómetros más hasta llegar a la entrada de la demarcación. Allí se refugiaron bajo un árbol para descansar antes de seguir en busca del sueño americano.
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En búsqueda de oportunidades laborales
Onoria, una mujer de aproximadamente 45 años y originaria de Honduras, comentó que salió de su hogar hace dos meses en busca de oportunidades laborales y mejores condiciones de vida en el país vecino del norte.
Sin embargo, al llegar a México, se enfrentó a situaciones lamentables, como la falta de cumplimiento de los acuerdos firmados con las autoridades de migración.
“Horrible, fatal, pero aquí vamos, porque nos engañaron, que nos iban a dar permisos y no nos dieron nada, nos dejaron botados. En la embajada ahí nos dejaron, nos llevaron y ahí quedamos a buscar a dormir a un parque, donde fuera ahí nos quedamos así que seguimos en la caravana”, manifestó.
Onoria viaja sola debido a la falta de oportunidades de empleo remunerado. A pesar de la negativa de obtener una visa humanitaria, decidió continuar en la caravana y caminar los kilómetros necesarios hasta llegar al centro del país.
“A caminar lo que sea, así como vaya renqueando con calambres, así lo que sea, pero debo de llegar a la Ciudad de México”, expresó para MILENIO.
La historia de María Santana, de nacionalidad venezolana, no difiere mucho. Tuvo que huir de la violencia y amenazas generadas por grupos delincuenciales que asesinaron a dos de sus hijos de 15 y 17 años.
A pesar de su sufrimiento, confía en obtener pronto un trabajo que le permita narrar su historia.
“Ya cansada corazón ya no aguanto. Pues aquí por México ya vamos por varios meses, no son días, sino que meses. Ahora siento que mi presión ya va bajar (…) Con este disparo en mi ojo, llevo mi ojo que me duele demasiado, acá atrás, donde la bala salió, no llevo carriola, no llevo nada, vamos, solo Dios, más sin plata para comer ni para beber solamente Dios con nosotros”, apuntó.
Los migrantes pernoctarán esta noche en un albergue improvisado en una cancha de baloncesto en el municipio de Ocozocoautla.
Luego, continuarán su camino este domingo con rumbo a Arriaga, donde se reunirán con otras caravanas formadas después de la dispersión del Instituto Nacional de Migración. El objetivo es llegar a Oaxaca y posteriormente a la Ciudad de México.
MO