Después de recorrer poco más de 450 kilómetros y soportar temperaturas que superaban los 40 grados, este fin de semana llegó al Istmo de Tehuantepec la caravana denominada "De los Niños Migrantes", compuesta por más de 900 personas migrantes que partieron de Chiapas a principios de mayo.
Mayormente conformada por familias, más de 400 menores acompañaban a sus padres en esta travesía hacia Estados Unidos. Los niños viajaban a pie, cargados en brazos, en carreolas y algunos en carritos de juguete.
A pesar de la dificultad, debían soportar jornadas de hasta ocho horas de caminata, lo que a menudo les causaba lesiones en la piel, deshidratación y quemaduras en la planta de los pies.
Soledad Medina, una migrante hondureña, y una de las muchas madres que se vieron obligadas a dejar todo atrás, compartió con MILENIO la necesidad de llevar a sus hijos en esta aventura, ya que no todos logran alcanzarla.
“No podemos dejar a nuestros hijos en Honduras, además, la gente que ha logrado pasar a Estados Unidos nos ha dicho que hay más posibilidades de pasar si nos registramos como familia, así que, con el dolor de mi corazón, ahí vamos”.
En esta ocasión, ningún municipio les brindó alimento ni atención médica; solo les proporcionaron espacio para pasar la noche y continuar su camino hacia la Ciudad de México.
MO