Carrera de la Tortilla

Desde que tiene uso de razón, María Ocotlán Sánchez, de 50 años, se dedica a darle forma al maíz. Es una de las miles de tortilleras tradicionales de Santa María Coapan, comunidad ubicada al sureste de Tehuacán, Puebla.

Con apenas 12 años, Doña Chuy aprendió el oficio de su madre, quien lo heredó de sus antepasados.

Diariamente pasa entre dos y cuatro horas en la pequeña cocina de su patio equipada con una estufa de leña, un metate de piedra, un aplanador y una cubeta con agua, donde remoja sus manos para evitar que la masa se quede en su piel.

Vestida con el traje típico de la región, que consiste en una blusa con flores bordadas, falda, mandil y sus huaraches, comienza su labor con el lavado del nixtamal para las tortillas del día siguiente; mientras el ya seco lo lleva al molino y comienza la preparación de la masa.

“Tenemos que tener bien seco el nixtamal y debemos esperar a que se enfríe, porque si no las tortillas no quedan”, señala, mientras termina de moler la masa en el metate, que recuerda, le regalaron el día de su boda.

Mientras atiza la leña, afirma sentirse orgullosa de preservar las tradiciones que han pasado de generación en generación y que han ayudado a pagar los estudios de sus dos hijas, que están por recibirse en enfermería e ingenierúa industrial.

De lunes a viernes, la mujer de ascendencia náhuatl, hace 60 kilos de tortillas, que comercializa en el mercado La Purísima, en el centro de Tehuacán. Las coloca en su tenate y camina hasta dos horas, ida y vuelta, para antregar el producto. A veces, toma el pecero.

“Este mercado no cierra. He llegado a las 11 de la noche a dejarle la tortilla a mi hija, quien las vende a los comensales de los localitos. Nosotras damos 10 tortillas por 20 pesos, pero son de calidad. No tienen conservadores ni nada de esas cosas”, explica.

Según las autoridades de Santa María Coapan, 90 por ciento de las mujeres del municipio se dedica a trabajar en el maíz, principalmente en la producción de tortilla y atole, aunque en los últimos años añadieron tacos de frijol, papa y memelas.

Dignifica su labor y corre

Con el objetivo de dar a conocer su trabajo y dignificarlo, desde hace 10 años, Doña Chuy participa en la Carrera de la Tortilla, que se lleva a cabo en su comunidad y que es reconocida como Patrimonio Cultural de Tehuacán. Las competidoras hacen un recorrido de 4.5 kilómetros, que inicia en el palacio municipal de Tehuacán y concluye en el de Santa María Coapan, en la carrera participan niñas desde los 7 años de edad hasta mujeres de más de 60 años.

“Participan en cinco categorías distintas, deben traer el traje típico que es la blusa bordada, el delantal, la enagua, la mayoría de ellas corre con huaraches o hay quien prefiere hacerlo descalzas”, destacó Teresa de la Luz, quien funge como regidora de educación y cultura de la comunidad y quien señaló que en su 26 edición duplicaron la cifra del año pasado con 332 corredoras.

Las participantes de la categoría infantil y veterana cargan 3 kilogramos de tortillas en su espalda, apoyándose en su tenate, mientras que las de juvenil y libre, corren con seis kilos; en el caso de las máster, lo hacen con 5 kilos.

Doña Chuy acudió corrió con el múmero 329 y aunque rebasó el peso indicado para su categoría por medio kilo, decidió correr ese extra.

“Ya estamos acostumbradas a recorrer estos kilómetros, diario lo hacemos por gusto, por amor a la tierra y a todo lo que nos deja”, abundó.

Y aunque haya llegado casi al final, detalló que su participación ayuda a que las futuras generaciones se animen a correr para preservar las tradiciones poblanas y para que se reconozca la labor de las tortilleras tradicionales.

“Mañana me levantaré con la misma emoción de hoy, porque me siento orgullosa de hacer lo que amo, lo que sé hacer. Mañana será un buen día para ser de nuevo, artesana de tortillas”, puntualizó.