Los más de 160 migrantes se niegan a dejar de habitar en la bodega habilitada como albergue prestada al gobierno federal en Tijuana, pese a que las autoridades lo clausuraron porque el lugar pone en riesgo su salud.
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La Secretaría de Salud de Baja California clausuró el refugio, bautizado como Contra Viento y Marea, apoyado por el comisario de la Policía Federal en la entidad, Juan Morán, que llegó con un grupo de agentes para ingresar al albergue y pedirle a los migrantes irse a otros refugios, como El Barretal.
En el lugar no hay agua, ni luz, situación que genera problemas de higiene, expuso el pastor Alberto Rivera Colón, presidente de la Asociación Civil AGAPE, que busca ayudar a los centroamericanos con espacios.
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“No nos vamos de aquí, no nos vamos a mover. No es porque nosotros queramos estar aquí, este espacio lo ganamos nosotros y nos hemos fajado de estar aquí”, sostuvo el migrante hondureño Frank Martínez.
Martínez señaló que quieren estar en el lugar hasta el 24 de enero y que los migrantes no desean ser desalojados hoy por la Policía Federal, que les pidió evacuar el inmueble, por lo que informó que tramitaron ante un juez federal un amparo.
El lugar lo consiguió prestado el gobierno federal, pero hasta el momento, ninguna autoridad migratoria o la Secretaría de Bienestar Social se han presentado en la bodega, como lo hicieron antes para anunciar la habilitación del lugar para los centroamericanos que se negaban a dejar las calles, donde vivieron por más de un mes tras el cierre del albergue Unidad Deportiva Benito Juárez.
RLO