Cierran Centro de Movilidad Migratoria en San Sebastián Tutla, Oaxaca, por presunta xenofobia

Cerraron el Centro de Movilidad Migratoria en San Sebastián Tutla, Oaxaca, debido a la percepción que los migrantes representan un peligro para la sociedad.

Migrantes varados: Vecinos oaxaqueños cierran Centro por percepción de peligro | Óscar Ávila
Óscar Rodríguez
Oaxaca, México /

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sostenido que en México no hay xenofobia, que esas son conductas de la derecha, pero en el pueblo oaxaqueño de San Sebastián Tutla ha sido cerrado el Centro de Movilidad Migratoria porque los vecinos y los comerciantes locales conciben al migrante como un peligro para la sociedad.

“Me vale lo que digan, pero el gobierno no puede disponer de nuestro espacio de convivencia para meter a esa gente; están profanando nuestra libertad”, se queja Roberto, vendedor de refacciones y uno de los comerciantes que votó en asamblea para que cerraran el centro.

Dicho centro fue abierto por el gobierno estatal el 25 de septiembre después de varios accidentes en la autopista Oaxaca-México donde murieron más de 30 migrantes. 

Ubicado en un solar de dos hectáreas, el centro tenía baños públicos, un campamento médico y, en el mes que dio servicio, más de 15 mil migrantes fueron atendidos y trasladados a Ciudad de México. 

El 30 de octubre, sin embargo, Jesús Romero López, el secretario de gobierno del estado, avisó que se cerraba por las expresiones de intolerancia de vecinos. Ello ha provocado que miles de migrantes estén varados en la región del Istmo de Tehuantepec.

Los colonos, principalmente comerciantes, fueron los primeros en aplaudir la decisión de su asamblea, la cual resolvió que los migrantes generaban, además de suciedad, problemas de inseguridad

“Nos afectaba mucho porque las personas se acostaban acá, dejaban su basura, sus cartones, su ropa sucia, sus pañales, toallas sanitarias, se hacían del baño en la esquina, andaban desnudos en la calle, ocupaban el rincón de mi puerta para bañarse. Teníamos que pedirles permiso para ingresar a nuestras casas y los señores se molestaban”, dice Natividad Martínez, vendedora de tortas, quien agrega: “Y no, no es xenofobia”.

Ana Betzabé Ruiz, quien tiene una tienda de ropa, cuenta que a ella le robaban mercancía que tenía en su aparador. 

“Se la llevaban y nadie hacía caso. Al gobierno no le importó y sólo nos pedía tolerancia. ¿Por qué no se llevan a los migrantes cerca de la casa del gobernador?”.

Humberto Parrazales, alcalde de San Pedro Tapanatepec, cuenta a MILENIO que él lanzó un llamado a la población para que no brindaran alojamiento a migrantes porque muchos cometen delitos y tienen mal comportamiento. 

“Tenemos que reconocerlo: no todos los hermanos migrantes llegan con las mejores intenciones”, dice y cuenta que en año y medio han pasado más de dos millones de migrantes por su municipio.

En mayo de 2022, el Conapred publicó un documento para medios de comunicación donde explica cómo este tipo de mensajes xenofóbicos se basan y se perpetúan en imaginarios y estereotipos negativos de las personas migrantes.

“En la mayoría de los discursos xenófobos y antinmigrantes, la movilidad humana se concibe como un problema que hay que combatir y detener, en los que las personas en movilidad son estigmatizadas y presentadas, sin ninguna evidencia, como un peligro para la sociedad, delincuentes, una carga para las economías de los países de destino, una amenaza para la cultura y la identidad nacional, competencia por los empleos o depresión de los salarios y, más recientemente, incluso como portadoras de enfermedades”, dice el texto del Conapred. 

En este mismo texto se recuperan algunas encuestas de los últimos cuatro años y se leen datos como:

  • 64% de la población considera que las personas migrantes son una carga para el país.
  • 55% prefiere que las personas migrantes indocumentadas sean deportadas a sus países de origen y sólo 7% que se les ofrezca residencia en el país.
  • 51% está a favor de utilizar a la Guardia Nacional para combatir la migración de personas centroamericanas.
  • 79.6% considera que es mejor ayudar a las personas migrantes a regresar a sus países para que no ocupen empleos o aumente la inseguridad.
  • 46.4% aprueba que la Guardia Nacional realice detenciones de migrantes en la frontera con Guatemala.
  • Y 56.1% considera que México debe presionar a las personas migrantes que llegan a la frontera sur para que regresen a sus países.

Graziano López, otro vecino de Tutla, es de ese 56.1 por ciento. 

“Yo presenté varias denuncias ante la policía municipal porque los migrantes saltaban la barda de mi casa para robarme. Por eso es mejor que los regresen”. Para Graciano su actitud no es de xenofobia. “Yo sólo quiero que aprendan a respetar el lugar a donde llegan”.

Alcaldes de la zona del Istmo de Tehuantepec aceptan que la crisis migratoria los rebasa. 

Ningún municipio tiene la capacidad de resolver un problema que ni a nivel país tiene solución”, dice Miguel Sánchez, presidente municipal de Juchitán, y cuenta que mucho de su trabajo se ha centrado en evitar roces y confrontaciones que surgen con los migrantes. “Los roces son permanentes, la intolerancia es cotidiana”, se queja.

Francisco Martínez, alcalde de Oaxaca capital, también reconoce que los altercados que se han reportado son porque los migrantes ocupan parques, camellones, calles y banquetas, como ocurrió en la colonia Libertad, donde la gente corrió a los migrantes que dormían frente a sus casas.

“Los migrantes no saben que rompen la tranquilidad de la gente cuando deambulan, cuando vagan en las calles, cuando piden limosna, cuando duermen a la intemperie, cuando hacen sus necesidades por doquier”, dice Martínez.

MO

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