A un mes de que se determinó en Puebla el regreso de todos los estudiantes a la modalidad presencial en más de 14 mil planteles, entre los menores de edad y, en particular, entre los adolescentes, se detectan casos de ansiedad generalizada que se traduce en problemas de salud y de comportamiento, fobia social y rechazo a la autoridad.
Dulce María Pérez Torres, investigadora en psicología social de la Facultad de Psicología de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), destacó que, en general, el mayor problema en el regreso a las aulas tras más de dos años de confinamiento, es la ansiedad.
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“Lo primero que tenemos es la ansiedad. Hay varios tipos de ansiedad y, obviamente, en esos tipos van cayendo los chicos de acuerdo con los dichos, hechos y acciones que ellos realizan”, destacó la especialista.
Dentro de la ansiedad, los estudiantes están padeciendo fobia social y no quieren asistir a la escuela, situación que se traduce en casos de menores que llegan a presentar vómito, diarrea, y temperatura.
“Se presenta ansiedad por separación de sus padres, ansiedad por separación de su casa a la escuela, una ansiedad social que hoy se le conoce como fobia social. Hay gente que no quiere asistir a la escuela. Llega a la escuela, presenta vómito, diarrea, temperatura y se regresa a su casa y no quiere salir y, entonces, presenta mutismo selectivo. Puede ser que la persona no hable, esté ahí y no hable, no habla en su casa, no habla con nadie y esto está generando mucho en los adolescentes”, apuntó.
Entre las complicaciones que están mostrando los estudiantes se encuentra el denominado “mutismo selectivo”, ante lo cual, los adolescentes platican con las personas por redes sociales como WhatsApp, pero no quieren dialogar con sus padres ni con sus maestros.
“Con esta comunicación en dispositivos móviles, los niños están presentando un mutismo selectivo. Les hablan a sus amigos por medio de WhatsApp, pero no les hablan a sus padres ni a sus maestros (…) Ahora, los jóvenes tienen muchos problemas con la palabra autoridad porque parece que les hace poco empático y ellos comienzan a tener mucho temor y mucha contraposición con los adultos”, añadió.
En el regreso a la presencialidad, en algunos estudiantes se está detectando el problema de ansiedad generalizada, lo cual, se traduce en casos de menores que se rascan hasta el sangrado, se cortan las pestañas o se paralizan y no quieren ir al baño.
“De la misma forma, se presenta un trastorno de ansiedad generalizada. Se comienzan a rascar, se rascan la cabeza, se sacan sangre, se muerden las uñas, se cortan las pestañas. Hay una ansiedad generalizada, mucha diarrea, contención de micción y, de pronto, se encuentran ya mojándose porque no pueden asistir al baño por miedo a contagiarse”, añadió.
El más complejo de todos los problemas es el denominado trastorno de pánico que se relaciona con que el menor tiene miedo a todo lo que le rodea y no se mueve porque siente que será atacado hasta por los insectos.
AFM