“Acorralados” en un dramático escenario en la Parroquia del Verbo Encarnado en Ciudad Frontera, la vida de 40 migrantes, en su mayoría provenientes de Venezuela, pende de un hilo mientras enfrentan una persecución por parte de las autoridades locales.
Este grupo vulnerable busca resguardo bajo la protección divina mientras las instancias encargadas de salvaguardarlos se convierten en su mayor amenaza.
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'Redadas' los obligan a ocultarse
El acoso de las fuerzas de la Policía Estatal y el Instituto Nacional de Migración (INM), ha llevado a estos migrantes a vivir en un constante estado de inquietud durante las últimas dos semanas. Las llamadas "redadas" implementadas por estas autoridades los obligan a mantenerse ocultos, temerosos de ser repatriados al sur del país.
En este calvario, la parroquia se ha convertido en su único refugio, donde aguardan con angustia una solución a su desesperada situación. La realidad de estos migrantes se torna más crítica al observar cómo las mismas fuerzas encargadas de garantizar su seguridad se convierten en verdugos.
La falta de medidas humanitarias y el desconocimiento de sus derechos básicos los sumen en una vulnerabilidad extrema, poniendo en tela de juicio la actuación del INM y la Policía Estatal, cuya responsabilidad es resguardar a los ciudadanos, independientemente de su origen.
Denuncian presunto maltrato por agentes del INM
Varios testimonios de migrantes, en su viaje de retorno al sur del país, han destacado el presunto maltrato por parte de agentes del INM, describiéndolos como una amenaza constante. Esta situación ha levantado inquietudes sobre posibles abusos y la necesidad de abordar la conducta de los funcionarios de Migración.
El Instituto Nacional de Migración no ha emitido comentarios oficiales sobre las acusaciones hasta el momento. Sin embargo, la sociedad civil y organismos internacionales están presionando para que se aborden estos informes de violaciones a los derechos humanos y se implementen medidas que aseguren la protección y el respeto de los derechos de las personas migrantes en el país.
“Nos tienen aquí en la Iglesia, corremos un peligro, no podemos salir a la calle, porque nos persiguen y nos golpean, solo queremos seguir libremente a Estados Unidos” indicó venezolano.
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