Cerca de las 11:00 horas de este martes, avanzó el tren que había quedado varado desde el pasado domingo con cerca de mil 200 migrantes de diferentes nacionalidades en la comunidad de Nazareno, del municipio de Lerdo, Durango.
Esta situación tomó por sorpresa al poblado que suele apoyar con alimento al paso de los migrantes, pero que al final lograron ayudar a los que decidieron quedarse.
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José Isabel Cruz, integrante del grupo Ángeles de Nazareno, familias que se reúnen desde hace un año para entregar bolsas de comida al paso del tren por la comunidad, compartió que aunque llegaron más de mil migrantes, muchos de ellos decidieron seguir su camino mientras otros, menos de la mitad, se esperaron hasta que avanzara el tren.
“Por lo menos no se fueron con el estómago vacío. Eran más de mil personas pero la misma comunidad salió de sus casas y se acercó para llevarles algo de comida o ropa, les abrieron las puertas para bañarse o para cargar sus teléfonos. Muchos de ellos decidieron seguir su camino pero otros se esperaron hasta que avanzara el tren”, dijo.
Desde viajeros solitarios, grupos de amigos o parientes y hasta familias enteras con niños, tuvieron que bajar de los vagones desde las 15:00 horas del domingo, dado que les informaron las autoridades que la máquina no avanzaría más.
“El tren se detuvo, se fueron las máquinas y dejaron los vagones, solo abrieron paso al cruce a los carros y a la gente. Este tren según esto tiene muchos destinos pero primero llega a los patios de Ferromex en Torreón”, comentó José Isabel, quien asegura que desde inicios del presente año han notado el incremento de movilidad migrante por Nazareno.
“Aquí entre los vecinos nos organizamos y otros contactos nos avisan cuando viene el tren con gente, les preparamos bolsitas con comida y agua para los que van arriba en los vagones. Antes pasaban en menor cantidad y venían de Honduras o Guatemala, pero a partir de este año ya vienen muchos más y de otras nacionalidades, muchos de Venezuela”, indicó.
A decir de los pobladores, de los viajeros que llegaron el domingo, en su mayoría optaron por trasladarse en autobuses locales hacia Torreón, otros tantos siguieron caminando por la vía del tren. Ya para la mañana de este martes partió en el tren alrededor del 20 por ciento del grupo que había llegado.
“Que Dios los bendiga. Cuídense mucho”, frases repetidas por algunos habitantes de Nazareno que despidieron a los cerca de 300 extranjeros que habían esperado que se moviera la máquina luego de casi dos días varados. Las palabras de agradecimiento eran recíprocas entre los migrantes y los pobladores.
Ya más tarde, Ferromex emitió un comunicado este martes en el que informaba que ante la ola de migrantes que se han detectado del centro hacia el norte del país, hasta 60 trenes con capacidad de mil 800 camiones suspendieron sus rutas de manera temporal, esto ante el riesgo que representa para la integridad de los migrantes viajar en los trenes de carga.
Ferromex informó que en los patios de operaciones en Torreón, Coahuila, han detectado un aproximado de mil 500 migrantes, mismos que buscarán seguir con su camino por otras vías, por lo pronto, ahora permanecerán durante las próximas horas a la espera que se renueve el movimiento
Muertos y abandono de adultos mayores, lo más crudo de la travesía
Ángel, joven venezolano de 19 años, dejó su natal Carabobo para cruzar seis países y la selva peligrosa Darién, entre Colombia y Panamá, junto a su primo Josep y dos tíos emprendieron el mismo camino y decidieron esperar a que se calme la situación con la empresa ferroviaria.
“Ya no tenemos mucho dinero para seguir. Decidimos quedarnos unos días y trabajar en lo que se pueda para juntar dinero para llegar a Monterrey y de ahí a buscar que aprobemos la cita para lograr cruzar a Estados Unidos”, refirió.
Han sido testigos de sucesos que han marcado su viaje rumbo al sueño americano, algunos impactantes como cadáveres en su paso por la selva, niños sufriendo frío, sol y lluvia, personas mayores que su paso ya no da para más y tienen que ser rescatados por los mismos migrantes.
“Tardamos en cruzar la selva tres días, veíamos personas con una sola pierna avanzando, a personas mayores que eran abandonadas y casi muriendo, vimos varios muertos en el camino por la selva, ahí no llega nadie, por las noches es algo muy misterioso, son miles de personas que cruzan por esa selva”, comentó Ángel.
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