Dicen que cocino mejor que mi papá: Héctor Hugo Dávila Prado, diputado de Coahuila

El diputado local por Coahuila comparte que le apasiona la cocina y la cabalgata “me ayuda a relajarme y desconectarme”.

Héctor Hugo Dávila Prado, diputado local por Coahuila. | Manuel Guadarrama
Brenda Alcalá
Torreón, Coahuila /

Con 40 años de edad, Héctor Hugo Dávila Prado es diputado local por Coahuila, padre de familia y dice que con buen sazón para la cocina. La discada, paella y la carne asada son los platillos que prepara, aunque también come tacos y lonches. Sus equipos deportivos favoritos son el Santos Laguna, Unión Laguna, y el deporte que practicó fue el Futbol Americano.

¿Dónde nació?

Nací en La Laguna y mi infancia la pasé aquí en Torreón, cursé la primaria en un Montessori y la secundaria en un internado en Estados Unidos, regreso por que muere mi madre y continué aquí mis estudios de preparatoria en el colegio Alemán, luego cursé dos años en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) la licenciatura de Ciencias Políticas y Economía y posteriormente me cambio a la Universidad Iberoamericana Plantel Laguna, a la Licenciatura en Administración de Empresas.

¿No cumplía sus expectativas el ITAM?

El ITAM es una escuela muy demandante, la licenciatura me gustaba y mucho pero a esa edad me encontraba en una etapa de inmadurez. Fue una época difícil de mi vida, un periodo de casi diez años. Durante este tiempo asimilé y acepté una realidad dura que era la ausencia de mi madre. Al paso del tiempo veo que sí era un muchacho rebelde, un poco inestable hasta que fui encontrándome a mí mismo, retomé el rumbo de mi vida y hoy puedo decir que estoy contento y feliz con lo que he logrado y lo que soy hasta el día de hoy. Todo lo que he vivido me ha dejado enseñanzas. Entiendo ahora que mi agresividad era por un dolor, por una ausencia no procesada ni superada.

¿Qué trabajos ha desarrollado?

La familia tenía una maquiladora en donde me tocó trabajar; para poder salir, tenía que voltear mezclilla cruda y terminaba con los brazos rojos y pesados, es donde me di cuenta de que había una realidad distinta tras la convivencia con los demás trabajadores que hoy en día me da una empatía con quienes están pasando por situaciones difíciles.

¿Ingresa al partido por sugerencia familiar o porque realmente era algo que le llamaba?

Estaba trabajando en la empresa de transporte, hasta que en el 2018 me digo esto no es lo mío y me voy a pegar calcas y repartir volantes en las campañas del PRI a las diputaciones locales y a las dos semanas de ello, me dicen que seré el responsable de la bodega y yo andaba soñado.

¿El hecho de que su papá Paco Dávila sea una figura conocida en el mundo empresarial y político le trajo beneficios o perjuicios?

En ese entonces mi papá no estaba en activo, había renunciado al Partido y se fue a buscar la alcaldía de Torreón por el PRD y yo estaba afiliado al PRI. Al interior del Partido había muchos a quienes les gustaba la idea que estuviera ahí pero había otros que no y no lo disimulaban. 

Durante mucho tiempo a mí me dijeron “Paquito” en las colonias, amigos de mi papá y ha sido mucho trabajo el que he venido haciendo para que me conocieran ahora como Hugo Dávila. 

En el Partido he ido ascendiendo con trabajo, he pegado calcas pero también fui dirigente del comité directivo municipal y fui coordinador de la campaña de mi papá cuando contendió a una diputación por el tricolor a quien le aprendí muchísimo.

 Me dijeron que no sería candidato muchas veces en varios cargos, luego me voy a trabajar a las colonias en el Distrito XI en donde seguí trabajando, luego se hizo una encuesta y resulta que sí tenía posibilidades y no solo eso, se ganó la diputación.

¿Cuál fue su reacción cuando le dicen que sí va de candidato?

Fueron doce años de estar trabajando, picando piedra para poder lograr ese sueño y cuando me dan la noticia me puse a llorar en la regadera. Es algo así como un comienzo de una nueva etapa. Me decían cuando era candidato que no me emocionara y estaba seguro que sí se ganaba porque en este distrito he trabajado toda mi vida política.

¿Y su familia cómo recibe la noticia?

A mi esposa no le encanta mi trabajo pero ella sabe que es mi gran pasión y le dio un gran orgullo por mí. Mi hija fue la más emocionada cuando la llevé al Congreso cuando rendí protesta. Ella y mi hijo más pequeño, son mis motores para hacer las cosas bien, correctas y transparentes porque los errores que cometamos irremediablemente repercutirán en los hijos.

¿Sus aficiones?

Me apasiona la cocina, incluso tengo un grupo de parrilleros y hemos concursado en Coahuila, Laredo, Gómez Palacio y obtuvimos premios, también derrotas. Hemos vendido discadas con causa, organizamos paellas con causa. Es algo que me relaja y me encanta. 

Los sábados por lo general prendemos el carbón, es una tradición familiar desde mi infancia de ahí lo aprendí aunque el alumno superó al maestro, dicen que cocino mejor que mi papá; otra de las cosas que me apasionan es la cabalgata y sí lo practico me ayuda a relajarme y desconectarme.

¿Comida preferida?

Carne asada sin duda, lonche de carnitas de Don Paco y de adobada de Payo y las gorditas de maíz de chicharrón, me encantan los tacos, comer en la calle y mi hija es mi cómplice, es la que me sigue. Toda la comida me gusta excepto el tomate crudo, de ahí en más todo como y se me nota.

¿Le gusta la lectura?

Tengo que confesarles que retomé la lectura este año sobre todo con libros que me aporten herramientas para el fortalecimiento del alma y lo hice en esta búsqueda de ser una mejor persona. Cuando era niño leía muchísimo y el libro que en este momento tengo en la cabecera es el de Cuatro Acuerdos del Doctor Miguel Ruiz.

¿Qué está leyendo? 

El libro “Los Cuatro Acuerdos”, del doctor Miguel Ruiz.


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