El instinto por sobrevivir a la destrucción que dejó el huracán ‘Otis’ en Acapulco movió a decenas de civiles a ‘saquear’ tiendas de conveniencia y supermercados en busca de alimentos, agua y artículos de limpieza personal. Pero conforme pasó el tiempo, a la lista de artículos se añadieron televisiones, celulares, macetas y hasta impresoras.
En medio de las calles, avenidas y carreteras caminaban las personas cargando, como podían, refrigeradores, calcetas, picos, palas y hasta estufas. Pareciera que los víveres habían pasado a un segundo plano; algunos saciaban su sed con cerveza, refrescos o sueros, pero la prioridad estaba en aquellos productos que en condiciones regulares serían inalcanzables por los precios en el mercado.
López Obrador se negó a implementar un toque de queda, pues consideraba que los actos de saqueo obedecían a la emergencia. Pese a ello, elementos de la Guardia Nacional (GN) fueron desplegados en comercios como Waldos, Farmacias Guadalajara, Coppel, Oxxos y negocios de otros giros para “mantener el orden”, según dijo el presidente.
Sin embargo, la presencia de la autoridad no ha inhibido los casos. Frente a ella se llevan trajes de baño, cajas de vino, cerveza, paquetes de carnes frías, galones de pintura, cigarros y hasta herramientas automotrices.
Arrastran maniquís, carritos de supermercado, estantes, cajas y charolas de plástico entre el lodo, los destrozos y cables de luz y telefonía que aún tapizan las vialidades del Puerto de Acapulco. Las distancias, ni el cansancio son problema, pues soportan las temperaturas extremas del día y la noche sin soltar lo saqueado.
Una mujer de 70 años, de nombre Ofelia, empuja como pude el carrito azul que sustrajo de Walmart. El agotamiento es tal que pide apoyo para mover las seis macetas, los dos galones de cloralex y los 24 ganchos de ropa que busca llevar hasta su hogar en Tres Palos, pueblo de la zona rural de Acapulco.
- Te recomendamos Concanaco pide evitar obstaculización a ayuda para habitantes de Guerrero por Otis Comunidad
Los otros ‘zombis del saqueo’
El huracán de categoría 5 entró a la bahía central a las 00:25 horas del 25 de octubre. Sus vientos superiores a los 250 km/h arrasaron con edificaciones,embarcaciones y árboles que se extendían desde la playa de Caleta, hasta la exclusiva Zona Diamante.
Los camionetas de lujo que se estacionaban en el Boulevard de las Naciones (de la Zona Diamante) vuelven a sus cajones — enterrados en cascajo y lodo —, pero para saquear casas de campañas o llantas para sus vehículos.
Las unidades BMW, Mercedes Benz, Suburban, Tahoe y Toyota trasladan de todo menos víveres: cerveza, vodka, vino tinto, así como asientos de platos, colchones de escaleras y mangueras. Son los otros zombis del saqueo.
Entre una cremería y una farmacia, quedó tirado el cadáver de un indigente que lleva ya tres días abandonado en la vía pública, ante la mirada indiferente de los zombis del saqueo y la ausencia de las autoridades.
La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) exhortó a las autoridades federales y estatales a coadyuvar con las municipales para frenar los actos de rapiña. Asimismo, solicitó seguridad para el traslado de víveres donados por la ciudadanía.
Aún con los retenes, MILENIO pudo constatar que policías de Guerrero protagonizan operativos en las carreteras para confiscar artículos que no fuesen de primera necesidad; quedándose con cervezas y hasta juguetes.
Los uniformados se identificaron como parte de la Unidad de Fuerzas Especiales, ubicada en Chilpancingo y enviados a Acapulco para apoyar.
“Necesitamos que lleven aguas, frijol, arroz, artículos de primera necesidad para comer. Es lo primordial ahorita y llevan otras cosas que de verdad ahorita no funcionan y no nos sirven”, externó uno de los efectivos.
ASG