Candelilleros por generaciones, Raúl Gaitán de 49 años, sus hijos Ventura de 19 y Ulises de 18 años, han pasado gran parte de sus vidas en los campos candelilleros del Valle de las Delicias, en San Pedro, Coahuila. Ir todas las mañanas en la recolección de decenas o cientos de kilos de candelilla.
Planta cuya cera se utiliza en la elaboración de cosméticos; sirve para dar barniz o recubrimiento a diversos productos, como lo hace la industria naval. Es un producto que en los últimos dos años, se les está comprando de 45 a 50 pesos, cuando casi llegó a alcanzar precios 90 pesos.
Sus rostros curtidos por el sol y las altas temperaturas a las que se han expuesto por este oficio, no ha mermado sus ganas de continuar en esta actividad, que aunque en comparación con la complejidad, no es tan bien remunerada, han logrado sobrevivir al igual que muchas familias. La escuela para los jóvenes está suspendida, la tecnología y el covid-19 no les quita hasta este momento el sueño.
Sol cae y quema. Ellos descansan en un montón de ramas de candelilla seca bajo un gran mezquite: “Desde que nací andan diciendo que se va a acabar, que se va a extinguir. Tengo más de cuarenta y primero nos acabamos los candelilleros que la Candelilla. A nivel de carretera si va ve muy rala (pareja), y parece que no hay: Pero ya donde no entran las camionetas, (por el lo agreste del terreno en zona serrana), hay muchísima Candelilla”.
A la semana en este campo de Candelilla en Nuevo Delicias o Las Delicias, llegan a extraer de cinco a seis kilos de cera en once pailas (depósitos de metal), lo que les da alrededor de 60 kilos que se les paga a 40 pesos, les pagan 2 mil 400 pesos. Pero de este dinero tienen que pagar 50 litros de gasolina que utilizan a la semana, de tal manera que les quedan a la semana mil 500 pesos que tienen que repartirse como sueldo a las tres personas que participaron en el proceso.
En Nuevo Delicias, es una de las comunidades que integra el Valle de las Delicias, se localiza a una distancia de ochenta kilómetros del municipio de San Pedro de las Colonias. Tiene en su haber entre 70 y 80 familias que se dedican a esta actividad, alrededor de 300 personas.
“Sabemos de la pandemia, todos los días sale en las noticias, pero por aquí nadie se ha enfermado; no ha venido nadie de fuera. Se dice que en el hospital de Monclova han habido muchos enfermos, pero no, en esta zona no hay nada. Si nos cuidamos, pero nosotros nos dedicamos a trabajar, la Candelilla es nuestro oficio de siempre”, dijo orgulloso.
La supervivencia económica pese al coronavirus
Los habitantes de las comunidades tienen cierto los cuidados que deben implementar en sus familias ante la pandemia. Cientos o quizás miles de familias que generación tras generación han heredado el oficio de la producción de cera de candelilla, hoy viven angustia no por temas de la contingencia sanitaria.
Su principal preocupación es que se levante esa veda a la explotación de esta planta desértica, y cuyo aprovechamiento ha logrado que Coahuila sea el primer lugar al generar el 80% de la producción nacional, misma que se exporta a países como Japón.
Pero además de esta problemática la situación de complica aún más: “Los candelilleros siguen haciendo el mismo trabajo de calidad. Hay una restricción internacional porque quienes compran este producto en Estados Unidos, Japón y Alemania tienen la creencia que se está extinguiendo esta planta, la Candelilla, por un tema de sobre explotación”, explicó José Natividad Navarro Morales, dirigente estatal de la Confederación Nacional Campesina (CNC).
EGO