En Tabasco, paisanos de López Obrador retan al covid-19

Los tabasqueños se obstinan y desobedecen las medidas de permanecer en casa, pese a ser uno de los estados con más casos

Los tabasqueños ignoran las medidas para frenar al covid-19 y no dejan de salir a las calles. Jorge Carballo
Abraham Reza y Mariel Arroyo
Tabasco /

Los habitantes de Villahermosa, Tabasco, parecen vivir en un mundo distinto, uno donde la pandemia por covid-19 no existe. Y no es que ahí no haya contagios o muertes, al contrario, es uno de los estados con más casos de coronavirus con más de 654 casos positivos y poco más de 43 muertes, hasta la noche del miércoles.

Sin embargo, estos datos no asustan a la población que se dice harta del encierro y se obstina en salir a la calle, a pesar de que la muerte ha llegado ya a la casa de vecinos y amigos.

En la tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador, la gente asiste a los centros comerciales acompañada de más de una persona, las principales avenidas están llenas de autos todo el día, en los semáforos el comercio no se detiene, y también hay muchos refrescándose en las hamacas que cuelgan en banquetas afuera de la puerta de su casa.

Un domingo para ellos es como cualquier otro, en el parque Parque Tomás Garrido, uno de los más emblemáticos de esta ciudad, se puede ver a uno que otro padre con jugando con sus hijos, o también a algunos corriendo de lado a lado, eso sí con cubrebocas.

Los tabasqueños ignoran las medidas para frenar al covid-19 / Jorge Carballo

Los tradicionales vendedores de pozol, circulan sin ningún problema en cada esquina y sirven esta tradicional bebida tabasqueña con las mismas manos con que se secan el sudor de la frente, algunos inclusive entablan pláticas con sus compradores, a pesar de que estos no portar cubrebocas y mucho menos toman su sana distancia.

Los paraderos de transporte público se desbordan desde las 7:00 horas con los empleados que viajan todos los días hacía sus empleos en el fraccionamiento Altozano, en el municipio de Macuspana o en Paraiso, Tabasco, lugar donde se construye a toda máquina la refinería de Dos Bocas.

Agustín Álvarez es taquero, vive en el municipio de Centro, en su puesto ubicado en Tabasco 2000 todo el día hay gente, algunos piden los alimentos para llevar, pero para los que quieren comer en el lugar tiene instaladas sus 12 mesas. Asegura que el virus le da miedo, pero también es en esta contingencia donde sus ventas han mejorado hasta un 200 por ciento.

Centros comerciales, paraderos y restaurantes lucen llenos de gente / Jorge Carballo
“No es cosa fácil, porque pasan los policías y nos quieren extorsionar, como no podemos estar vendiendo más que para llevar, de ahí se agarran y nos quieren sacar para su taco”comparte el hombre de 65 años mientras los 35 grados centígrados que se sienten en el estado le provoca una sudoración que termina en un trapo que guarda en su bolsa del mandil.

Las medidas del gobierno tabasqueño

En la Plaza Bicentenario de Tabasco, a un costado del Río Grijalva y frente al Palacio de Gobierno, hace unos días los tabasqueños montaron un paseo dominical, que incluía bebidas refrescantes, conversaciones bajo las copas de los árboles y también compra y venta de pozol. El encuentro duró poco más de dos horas. Ante este panorama los policías municipales exigieron a los vecinos que se retiran a su casa, ninguno hizo caso y frente a la negativa, se tomaron medidas extremas.

Ese día una pipa de agua avanzó sobre la calle independencia y comenzó a rociar con agua a todos los obstinados tabasqueños que minutos antes se habían negado en volver a casa. Uno a uno salió corriendo, mentando madres, gritando y hasta tropezando, pero solo así se marcharon.

El gobierno municipal ha limitado el acceso colocando acordonamientos en las principales vías, cerrando supermercados y tiendas de conveniencia a las 18 horas, pero eso no les impide que de las 6 am a las 17:30 hagan su vida como si el covid-19 no existiera.

Francisco Gutiérrez es uno de estos tabasqueños que no cree en el virus, tiene 35 años y el día que lo encontramos tomaba el fresco en la plaza pública recostado sobre una jardinera al aire libre. “Yo no tengo miedo, si a eso venimos a la tierra, para eso nacimos, para morir”.

​bgpa

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