Desde hace casi dos meses, Lidia y Luis Carlos, un matrimonio de enfermeros de Chihuahua, tomaron la difícil decisión de apartarse de sus hijos por temor a contagiarlos de coronavirus.
Carlos, de nueve años, y Alejandra, de tres, quedaron al cuidado de sus abuelos y tía. Rara vez son visitados por sus padres porque se ponen necios y si llegan a verse, es con la respectiva sana distancia, a través de una reja o por videollamada.
“Hay semanas que ni hablamos para que no sea más difícil para mi suegra. Hay muchos sentimientos encontrados, muchos sentimientos de tristeza, pero todo lo hacemos para no ponerlos en riesgo porque son lo que más amamos”, cuenta Lidia, de 33 años.
Mientras ella trabaja en el Hospital General de la Ciudad de Chihuahua y Luis Carlos brinda cuidados particulares a adultos mayores, su abuela Paty y su Tía Yeimy, hacen lo posible por mantenerlos felices y ocupados.
“Quiero protegerlos lo más que se pueda... en ratos armamos rompecabezas en el suelo, hay un área de guardería con los bebés de la niña. Le puse un súper con todo lo que estaba desechando de cajitas del mandado, como una mesita, la cocina. Tratamos de que el encierro sea un poco más llevadero para ellos que son niños y que no comprender la situación de sus papás” comenta la abuela.
Pero Lidia y Luis Carlos no solamente se alejaron de sus hijos. Después de 10 años de estar juntos el sábado pasado tuvieron que cancelar su boda por la Iglesia. Simplemente se olvidaron del festejo y pusieron como prioridad su trabajo.
“Nos íbamos a casar el 16 de mayo y desgraciadamente se suspendió todo. Perdimos el dinero de la renta de la granja para nuestro festejo, también teníamos planeada una comida para mi hija que cumplió 3 años el mero 10 de mayo”, confiesa el padre de familia y enfermero.
“Fue un día donde no tuve la dicha de festejar el día de las madres me tocó trabajar. Aunado a eso al llegar aquí a la casa sin los niños. Es difícil y doloroso”, añadió Lidia.
No obstante, la unida pareja se muestra optimista, al asegurar que lo más valioso es que todos se encuentran sanos y salvos y esperan que para julio sus hijos puedan regresar con ellos.
Para ello, Luis Carlos aprovecha su tiempo libre para adecuar una sala de desinfección en la entrada de su casa e incluso dijo que instalará una regadera para que la casa se encuentre libre del virus que les arruinó sus planes.
La paranoia no es para menos, toda vez que en el estado de Chihuahua han fallecido al menos seis trabajadores de la salud y más de 270 empleados de este gremio se han contagiado de coronavirus.
“Es muy pesado estar sin ellos, hemos llorado mucho, pero de ahora en adelante vamos a convivir más en familia, esto nos ha traído valorar a las personas que tenemos”, agregó el enfermero.
RLO