Cuatro Ciénegas es un oasis que agoniza. De las bastas pozas donde antes brotaban manantiales de agua profunda, sólo quedan cauces vacíos y secos en el humedal más importante enclavado en el desierto de Chihuahua.
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Hace cien años, el sistema llegó a extenderse a lo largo de 2 mil 500 hectáreas, de las que solo subsisten menos del 10 por ciento –unas 250 hectáreas–, debido a la sobreexplotación del agua en los últimos 20 años para cultivar alfalfa.
Por ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de las comisiones nacionales del Agua y de Áreas Naturales Protegidas, junto con el gobierno del estado pedirán al presidente Andrés Manuel López Obrador, emprender la restauración de las pozas como una estrategia de carácter nacional.
Debido a que cerrar de tajo el suministro de agua provocaría una crisis social, prevén arrancar una serie de consultas para que los habitantes del valle, productores de alfalfa, investigadores y gobierno analizan la manera de frenar el deterioro del humedal.
“El Valle de Cuatro Ciénegas está en una situación de estrés extremo, porque se ha disminuido más del 90 por ciento su área y es un tema que ya preocupa porque está a punto de desaparecer, el problema es muy complejo, no es nada más que la Conagua retenga el agua, se tiene que lograr un desarrollo económico y la recuperación biológica entre las dependencias de gobierno de forma integral, solos no podríamos”, admitió Blanca Jiménez Cisneros, directora de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En un hecho sin precedentes, la funcionaria y el titular de la Comisión Nacional de ÁreasNaturales Protegidas (Conanp), Roberto Aviña, realizaron un recorrido por algunas pozas del valle para conocer la problemática, acompañados por la secretaria de Medio Ambiente de Coahuila, Eglantina Canales y la presidenta municipal de Cuatro Ciénegas, Yolanda Cantú. También coincidieron con el equipo de la investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Valeria Souza, quién desde hace veinte años ha demostrado la desecación paulatina de las pozas, y una vez más llamó a cerrar de inmediato los canales, en especial el conocido como Saca Salada.
Por separado, Souza recorrió con MILENIO dicho canal construido en 1900 y por donde se extraen entren mil 300 a 2 mil metros litros de agua por segundo, procedentes del centro del valle que son enviados 80 kilómetros fuera, al ejido 8 de enero en inmediaciones del municipio Frontera, por lo que entre la mala planeación del canal a cielo abierto y la evaporación, apenas reciben el 10 por ciento del caudal.
“Esto es pura estupidez, se pensó hace cien años, cuando se empezaron a poner parcelas agrícolas y el humedal se encontraba en buen estado. Antes de Venustiano Carranza ya habían hecho esto, pero era mucho más somero, es con Echeverría donde hacen el tajo más profundo y hay partes que tienen 5 metros de profundidad. Esto es la sangría de Cuatro Ciénegas”, exclamó.
De acuerdo con la Conanp, los primeros dragados en el valle se realizaron en el año de 1900 para conducir el agua al municipio de Frontera; mientras que en los años 60, se incrementó el dragado de los cuerpos de agua para conducir el líquido a ejidos y comunidades vecinas, lo que provocó la fragmentación del sistema de humedales y su desecación.
En la década de los 80 se realizaron perforaciones al norte del municipio de Cuatro Ciénegas, provocando la desecación del río el Cañón, que durante años fue la fuente principal de agua potable.
A principios del año 2000, se abrieron nuevas perforaciones al sur del municipio en el Valle del Hundido, lo que desencadenó la desecación de la poza de Nuevo Atayala y posteriormente la Laguna de Churince, la más grande hasta entonces, con más de un kilómetro de largo.
También desde el año 2000, el equipo de Souza comenzó a estudiar la Laguna Intermedia del complejo Churince, alertando sobre su desecación. Fue en octubre de 2016 cuando la poza quedó completamente seca.
“Por 10 años alcanzamos a estudiar esta laguna, en 2016 comenzamos a ver que prácticamente ya no quedaba agua. El daño es irreversible, había peces, tortugas endémicas. Si cerramos compuertas nos tardamos 5 años en restaurar el sitio, es posible recuperarlo, hay que hacerlo todo muy rápido, lo que no podemos permitir es que seseque el manantial, porque ya no habría nada que hacer”, explicó Patricia Olmedo, titular del departamento de Ingeniería Genética del Cinvestav Irapuato.
Las pozas de Cuatro Ciénegas son en realidad manantiales donde brota agua de las profundidades, son el único lugar en el planeta donde habita la mayor diversidad de bacterias de más de 3 mil 800 millones de años de antigüedad, que forman estromatolitos, estructuras que al endurecerse adquieren el aspecto de piedra y que encierran el misterio del origen de la vida. Además, se han identificado más de 80 especies endémicas asociadas al humedal, principalmente peces, reptiles y algunos anfibios.
Como medidas inmediatas, la Conagua y Conanp diseñaron una obra para conducir el agua sobrante del canal El Garabatal hacia el humedal seco, que fue realizada con arcilla por productores de alfalfa del ejido Cuatro Ciénegas. Con estrategias como esa en diversos puntos, buscan recuperar al menos 10 hectáreas de humedal en todo el valle en dos años.
“Por su puesto que no es suficiente, es una manera de probar su efectividad, esperamos que nos permita un proyecto de más plazo que nos permita inundar un área mucho más grande y evitar las perdidas innecesarias. Ese canal conduce agua que se va perdiendo en el tránsito, así que en lugar de perderse la vamos a dejar en el humedal”, dijo Eglantina Canales, secretaria de Medio Ambiente de Coahuila.
El Plan Estratégico de la Conanp para frenar la desecación de las pozas, propone que los productores dejen de cultivar alfalfa y opten por otros cultivos resistentes a la sequía y salinidad, como el nopal forrajero. A pesar de que se trata de un cultivo de alta demanda de agua, el desierto de Cuatro Ciénegas es el mayor productor de alfalfa en Coahuila: en 2018 se sembraron 2 mil 804 hectáreas con una producción de 145 mil 527 toneladas, su valor es de apenas de 866 pesos por tonelada.
RLO